En la charla de 'La edad por el tejado' de esta semana, Paz Martín nos habla del baño, un espacio que ha ido dejando atrás su relevancia puramente higiénica para entrar en la dimensión del bienestar. El baño es el nuevo espacio para descansar en casa y las rutinas de belleza cobran otro sentido en estos interiores elegantes, generosos y calmantes. Todos los amamos, pero la realidad de los baños con los que muchas personas cuentan es otra muy distinta, debido al año de construcción, especulación inmobiliaria, etc.
Según la Encuesta de Empleo del Tiempo 2009-2010 del INE, un adulto en España dedica una media (incluyendo sábados y domingos, donde la dedicación aumenta) de 1,28 horas al día a sus cuidados personales (aseo, vestido, etc.), lo que supone un total de 469,26 horas al año, que, traducido a días, son diecinueve días y medio por año. Este tiempo de autocuidado aumenta en la adolescencia y en la edad adulta.
No es de extrañar que una conocida revista de decoración estableciera antes de la pandemia lo siguiente: 'La tendencia deco de 2020: el baño es el nuevo salón'. Aunque como hemos visto otras semanas, las reformas llevadas a cabo después de la pandemia según los portales del sector se han centrado en los salones y terrazas principalmente, espacios donde hemos visto más carencias durante el confinamiento.
También hay que decir que en las búsquedas de nuevas viviendas en los portales inmobiliarios sí que ha aparecido un nuevo factor añadido de búsqueda: la de viviendas con más de un baño, porque no podemos dejar de imaginar lo difícil que puede haber sido una cuarentena de una persona infectada por la covid en una vivienda con un solo baño. Sin olvidar también la demanda del aseo de cortesía cerca de la entrada para poder practicar la obligada costumbre de lavarse las manos siempre después de volver de la calle.
Problemas en el baño cuando nos hacemos mayores
Por otra parte, si analizamos lo que ya era tendencia y que retrata lo que sucede cuando nos hacemos mayores, según el análisis de encuesta a personas mayores realizado por el Ceapat (entidad dependiente del Imserso), en relación con las cuestiones vinculadas al entorno físico construido de la vivienda, se llegó a la conclusión de que el baño es la asignatura pendiente del diseño de las viviendas, para que estas puedan servir para toda la vida.
El cuarto de baño es la dependencia en la que más reformas realizan las personas mayores y es uno de los lugares donde se producen más accidentes. Se pone de manifiesto el hecho de que los cuartos de baño son, en general, de reducidas dimensiones, lo que no permite hacer adaptaciones adecuadas, y sufren una ausencia generalizada de barras y asideros, así como de griferías cómodas. Al igual que en el caso de los armarios roperos y altillos, existen dificultades para alcanzar toalleros y estantes.
En el caso concreto de los aparatos sanitarios, la sustitución de bañera por ducha es la reforma estrella, aunque muchos acaban colocando un asiento para poder ducharse. La eliminación del bidet por falta de espacio hace que se mantengan exclusivamente los aparatos sanitarios básicos: lavabo, inodoro y bañera o ducha.
Si todavía no has renovado tu baño y estás pensando en hacerlo, aquí van algunos consejos:
¿Qué hacemos si contamos con pocos metros y nos resulta imposible sacar donde no hay? Si lo que la tendencia y los deseos marcan es más metros, mi consejo es aplicar algo que en las viviendas francesas se lleva aplicando de serie: pensar en el baño como diferentes zonas. Tocador y belleza, agua y relajación e inodoro.
Esto puede permitir que reubiquemos dichas zonas en diferentes espacios de la vivienda. Es decir, podemos imaginar diferentes combinaciones; inodoro por una lado, que podría convertirse en aseo de cortesía, y ducha y tocador por otro. O también tres espacios diferenciados integrados en distintas habitaciones, todo con materiales de primera calidad y tecnologías nuevas. Eso sí, consulta antes con un técnico, porque la fontanería y saneamiento son determinantes para la ubicación de los cuartos húmedos.
Esto nos permitiría mayor flexibilidad y, por supuesto, ganar en iluminación natural en zonas tan necesarias como la parte de tocador o de agua.
Si tenemos espacio suficiente o nos sobra una habitación, otra opción muy interesante sería declararla salón o salle du bains, un espacio dedicado al cuidado personal, con relación con el exterior al que no nos importaría hasta recibir visitas.
Esta es una idea que viene de antaño, y que los arquitectos llevamos luchando muchas décadas porque entendemos que esto le da calidad a las viviendas, aunque el invento del baño en la vivienda es relativamente reciente. No fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se empezaron a reservar espacios exclusivos en la vivienda para el alojamiento de aparatos vinculados al aseo y el baño, principalmente en viviendas burguesas y ambientes económicamente acomodados, inicialmente en Inglaterra y Estados Unidos.
Podríamos acabar preguntándonos: "¿Es la bañera el nuevo sofá?" Yo añadiría que la ducha también podría serlo. Hoy existen ejemplos maravillosos de ello y, si tenemos en algún momento dificultades de movimiento, una enrasada con el pavimento podría ser la solución. Eso sí, con un banco para sentarse y sentir esa ansiada agua.