ChatGPT está en boca de todo el mundo. El bot conversacional capaz de responder a todo tipo de preguntas y generar toda clase de textos se ha convertido en todo un fenómeno en el sector tecnológico en apenas un par de meses y ha avivado el furor por la inteligencia artificial (IA). Microsoft va a incorporarlo a su buscador Bing, ya en pruebas, y Google ha puesto en marcha el suyo, Bard. Como cada semana en 'Moneytalks', Javier Ruiz analiza esta carrera por dominar una tecnología que viene para cambiar las reglas del juego.
Detrás de ChatGPT está OpenAI, una compañía hasta ahora poco conocida pero formada por algunas de las mentes más lúcidas de Silicon Valley. Suyo es el mérito de haber popularizado algo tan complejo y tan determinante como la IA con su revolucionario bot. Su logro tiene el potencial para amenazar el oligopolio digital formado por Microsoft, Google, Amazon y Apple, motivo por el que se ha activado una carrera entre ellas para ser los primeros en capitalizar un mercado millonario.
Pero la IA tiene también sus peligros. ChatGPT (Generative Pre-trained Transformer) es una máquina que barre todo Internet y es capaz de generar contenidos propios con toda la información que recoge. Siri queda ya muy atrás, porque esta IA tiene un margen de creatividad enorme. Pueden escribir una novela, un ensayo, un memorándum.
Pero cuidado, porque en la Red hay mucha buena información, pero también mucha basura. Y estos 'transformers' no discriminan. Pueden publicar información errónea o falsa dándola por buena. En ese sentido son como cuñados digitales, que tienen gran autoridad pero no necesariamente están diciendo algo cierto. Además, perpetúan todos los prejuicios y estereotipos que aprenden en su recogida de información. Indudablemente es una herramienta potentísima que va a cambiar el futuro y cómo nos relacionamos con Google y las búsquedas en Internet, pero contiene todos los peligros del planeta.
La gran pregunta ahora es si OpenAI va a ser la compañía capaz de tumbar el oligopolio digital o si este la terminará devorando, como devora todo aquello que percibe como una amenaza. Lo cierto es que la IA es la herramienta perfecta para nutrir de formas de control a las grandes tecnológicas. A través de la autoretención (mantener al usuario dentro de un ecosistema para que no lo abandone nunca, como hace Google con sus Google Weather, Google Trips, etc), la autopreferencia (induciendo siempre hacia los productos de la empresa que paga, véase Microsoft) o canibalizando la competencia. Con esas tres técnicas la IA puede hacer que estos oligopolios sigan ganando dinero sin necesidad ya de la publicidad. Para saber más sobre cómo todo esto puede cambiar el modelo de negocio y cómo estos sistemas pueden comprometer muchos puestos de trabajo, dale al play.