En una situación en la que el mercado inmobiliario se está frenando, pese a que el precio de la vivienda aún sigue subiendo por encima del 6%, la fórmula de las hipotecas inversas puede ser una solución para complementar la pensión de muchos jubilados y hacer frente a sus gastos. Pero, ¿realmente son un producto atractivo? Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz nos explica en qué consisten, qué tipos hay y qué ventajas e inconvenientes tienen.
La hipoteca inversa es un crédito o préstamo garantizado que recae sobre una vivienda habitual y que se suele abonar en mensualidades periódicas. Normalmente eres tú quien pides la hipoteca al banco, la vas pagando y cuando terminas te conviertes en el dueño. Esto funciona al revés. Es el banco el que te paga la hipoteca a ti poco a poco para al final quedarse con tu casa.
Para aspirar a este producto los requisitos son ser personas mayores de 65 años, poder acreditar un grado de discapacidad igual o superior al 33% o padecer una dependencia severa o gran dependencia. ¿Cómo funciona? Pactas con el banco una serie de mensualidades fijas durante los próximos 15-20 años. Cuando falleces, el banco asume las deudas y se queda con la casa. Si hay herederos son ellos quienes tienen que asumir las deudas.
Dentro de las hipotecas inversas hay tres tipos. La renta vitalicia inmobiliaria, que es una cuantía variable que se prolonga hasta el fallecimiento como una pensión; la hipoteca inversa simple, en la que se determina un pago fijo; y la hipoteca inversa con seguro, por si la entidad bancaria no puede capitalizarlo todo. La más común es la segunda.
La gran ventaja de estos productos es que estos pagos suelen estar exentos de impuestos, pero tiene varias desventajas muy severas. Ya hemos dicho que hay que tener más de 65 años para entrar en una hipoteca inversa, pero muchas no empiezan a pagar hasta los 75 años. Además, implica la pérdida del inmueble, quedarse sin casa. Y si es hipoteca con seguro el que paga el seguro a favor del banco eres tú.
Hay una fórmula alternativa que es la venta de la nuda propiedad. Esto es, el casero o inmobiliaria paga lo que vale la casa, tú te quedas viviendo en ella, cobras todo de un golpe en un pago único, y cuando falleces ellos se quedan con la casa. La gran desventaja es que los precios a los que se vende son entre un 20 y 50% inferiores a los del mercado.
En realidad, tanto la hipoteca inversa como la venta de la nuda propiedad suelen resultar en pérdidas de valor para quien vende. Son una manera de malvender la vivienda, una fórmula muy dudosamente rentable. Por ello son también operaciones muy residuales en España, muy poco frecuentes. Quien quiere vender una casa se va directamente al mercado de la venta. Tampoco son productos que los bancos suelan comercializar o publicitar extraordinariamente. Si quieres saber más sobre las hipotecas inversas, puedes ver el vídeo con la charla completa con Javier Ruiz.