Javier Ruiz, sobre la opa hostil del BBVA: "Bueno para el banco, malo para el cliente y el empleado"

La opa hostil lanzada por el BBVA para absorber el Banco Sabadell, tras el rechazo a una fusión amistosa, ha llenado de incógnitas el mercado. La operación adquiere un tono más agresivo que no cuenta con el visto bueno del Ejecutivo. Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz analiza los detalles de esta oferta de compra, cómo influiría en la competencia bancaria en España y cómo afectaría al empleo.

La situación actual tiene su origen en el año 2020. Entonces el BBVA ya intentó comerse al Sabadell, pero se rechazó porque no ofrecía el dinero suficiente. Ahora vuele a la carga ofreciendo una cantidad que supondría valorar a la entidad catalana en algo más de 11.530 millones de euros, cifra que en el Sabadell siguen considerando muy alejada de los 14.000 millones que verían con mejores ojos. Ahí entramos ya en terreno hostil, porque BBVA ha decidido que no hay más dinero y, por tanto, tampoco una mejora de la oferta.

¿Puede salir adelante la opa de BBVA? En el banco vasco confían en entenderse con los fondos de inversión dueños del 53% del Sabadell, aunque a parte de estos, que también tienen participación en el BBVA, puede interesarles más seguir diversificados. Más difícil sería conseguir el apoyo de los pequeños accionistas y clientes (el 47%), a los que no les hace mucha gracia que un banco grande cierre sus oficinas y despida empleados. Así que sí, puede salir adelante, pero no a este precio.

El riesgo sistémico que ve el Gobierno

Vienen entre seis y ocho meses de pelea que va a ser hostil. El BBVA también necesita la luz verde de diversos reguladores, como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y el Banco Central Europeo (BCE).

Es posible que todos ellos terminen dando su visto bueno a la operación, pero el Gobierno ve un claro riesgo sistémico en la misma. El banco resultante sería más grande que el PIB español, lo que significa que no habría dinero suficiente en España para salvar esta entidad en caso de ser necesario. Tampoco habría suficiente en el Fondo de Garantías de Depósitos para cubrirlo.

El problema es que el Gobierno tiene la capacidad legal que tiene. Es muy probable que la operación destruya mercado y sea negativa para el país, pero poder pararla, con las herramientas legales que hay disponibles, es muy difícil.

Las consecuencias para los ciudadanos

¿Cómo nos afecta todo esto a nosotros? Hemos pasado de un sistema bancario que tenía 88 entidades antes de la crisis inmobiliaria de 2008 a otro con solo diez, que ahora pueden ser nueve. Y que en realidad son tres. Tenemos un claro problema de oligopolio bancario. Hemos pasado de un sistema muy plural a una concentración brutal.

Como consecuencia de esto, la competencia se reduce, las hipotecas y los créditos se encarecen y las sucursales desaparecen. En algunas zonas de España el paisaje es desolador. Teníamos 46.000 oficinas antes de la crisis inmobiliaria y hoy quedan 20.000. Una de cada dos han desaparecido. Y uno de cada tres empleados de banca se han ido a la calle.

Cuando tienes menos trabajadores en cada oficina, cada uno tiene más trabajo, y el servicio es peor. En España, cada empleado de banca atiende a 268 clientes, muy por encima de países como Alemania (143), Francia (168) o Reino Unido (194). En nuestro país, la media de trabajadores por sucursal es de 7,4. En Alemania es de 21. Y en Reino Unido asciende hasta los 45. Para el cliente es desastroso, nunca se había tenido tan mal servicio, ni tan poco.

Cuando el tamaño te blinda

Los bancos, por su parte, buscan ser más grandes porque el tamaño te blinda y te permite competir. el problema es que estas fusiones dentro de un país siguen jibarizando la banca y convirtiéndola en el negocio de tres lobbies que se reparten la mayor parte de los beneficios. Serían necesarias fusiones transfronterizas, entre bancos de distintos países, pero todos los gobiernos se dedican a defender sus pequeños imperios.

Si quieres bancos grandes que jueguen en pequeñas peceras lo que al final tienes son unas enormes carpas que se comen todo. En realidad lo que está pasando es muy fácil de explicar: es muy bueno para los bancos y muy malo para el cliente y el empleado. Para saber más sobre la operación que tiene en vilo al sistema bancario español, puedes ver el vídeo completo de la charla con Javier Ruiz.