El precio de las entradas a conciertos en nuestro país es hoy un 37% más caro que el año pasado. No es una 'sensación' es una ley como la de la gravedad. En ese aumento tienen mucho que ver los intermediarios: en este caso, las empresas de gestión cuyos 'gastos', en algunos, casos, han llegado a superar el propio precio de las propias entradas. Como cada semana en 'Money talks' analiza las acciones que ya ha tomado el Gobierno Central para mantener a raya a los especuladores y las, muchas, que aún quedan por ejecutar.
Es absolutamente disparatado. El año pasado cada entrada costaba de media 58 euros, ahora son 80, pero si alguien encuentra una entrada por ese precio, que me lo cuente. Y ya no es solo que sean más caras, es que son más caras que nunca. Nunca habíamos tenido un espectáculo en vivo cuyo precio subiera tanto. Hay toda una defensa por parte de los organizadores: que hay muchísima demanda. Y es cierto que después de la pandemia la gente pasó de preferir comprar el coche o la never, a preferir ahora e vivir. Todos vamos de concierto, todos queremos tocar a Bruce. Entonces hay una demanda brutal pero también un precio brutal. Otros ejemplos en la escala de excusas es que los artistas están cobrando más, y es verdad, porque están vendiendo más y mucho más caro. Los espacios también están cobrando más: los espacios han pasado de ser Palau Sant Jordi y Winzink a Camp Nous y Bernabeus, y eso también es más caro. Pero lo que hay sobre todo es un tercer eslabón que es el de la intermediación, que es dónde tenemos el escándalo.
Los intermediarios han descubierto un eufemismo que habla de 'precios dinámicos' es decir: "sabemos que hay mucha demanda, nosotros subimos el precio y vamos a maximizar los beneficios". Exactamente igual que ocurre, por ejemplo, con el precio de los billetes de avión. Pero ¿qué es lo que ocurre? Que muchas veces esa demanda es forzada. Porque a diferencia de lo que ocurre con un vuelo, que salen todos los billetes a la venta al mismo tiempo. Los intermediarios en la venta de entradas no ponen a la venta las 20,000, 30,000, o 65,000 entradas a la vez, sino que se retienen para maximizar el beneficio. Nadie con cabeza puede creerse que en los primeros 20 minutos se han vendido las 65,000 entradas y que, por cierto, dos semanas después, siga habiendo entradas a la venta.
Entonces ¿quién se lleva este dinero? Los artistas, porque están cobrando más, los locales porque están cobrando más, pero sobre todo los que más están facturando son los intermediarios.
Hay casos de 'resistencia' de artistas como Robe, en nuestro país, que vende las entradas en su propia web. Pero eso no siempre es posible. Por ejemplo los Pearl Jam se pelearon con Ticketmaster en EE. UU pero ¿qué ocurre? Que Ticketmaster no solo vende las entradas sino que es dueño de las salas y es el dueño de la organización. Entonces Pearl Jam acaba tocando en un resort de ski. Es decir, hay gente que está echando un pulso a esto, sí, pero parece que incluso los propios artistas llevan las de perder. Otro caso en España es el de Joaquín Sabina, que también protestó por el precio de algunas entradas, o el propio Bruce Springsteen, artistas que se reivindican clase obrera. Pero lo que dice Ticketmaster es que estos artistas lo dicen en público pero en privado les piden que maximicen los los beneficios y cobren todo lo que puedan.
Hay muchas operaciones de ventas que son extraordinariamente extrañas, como las colas virtuales, o las ventas de paquetes de entradas. Ticketmaster fue llamado al Congreso de Estados Unidos y lo que respondió fue que ellos eran el 'monstruo' que recibía las bofetadas por todos los que, como ellos mismos, quieren lucrar.
En España es un poco diferente, pero lo cierto es que es la única compañía que vende. Y la última vez que la Comisión Nacional de Mercados y Competencias miró, fue en el pleistoceno, cuando el Corte Inglés todavía era una competencia para Ticketmaster, cuando hace mucho que El Corte Inglés es nada en comparación a los otros. Y no hay una inspección por parte de la CMC. Y mientras tanto la facturación por venta de entradas ha aumentado a 578 millones de Euros. Nunca había costado tanto comprar una entrada. Y ahora hemos pasado de hacer cola en los 40 Principales a hacer colas virtuales en las que hay 10,000 personas antes que tú. Hay, también lo que se llama 'turismo musical', con lo cual la 'competencia' es con gente de todo el mundo.
Hay, por otro lado, una 'burbuja de Festivales', con algunos que no están vendiendo todas las entradas. Los que funcionan más son los de Barcelona, que ha facturado 132 de eso 578 millones de los que hablábamos. Le siguen Andalucía, Málaga y en tercer lugar, Madrid.
Muchas veces me habéis oído ser muy crítico con la falta de actuación por parte del Gobierno o del Ministerio de Consumo, hoy vamos a dar un aplauso. Se ha aplicado una campaña de inspección a los intermediarios, que hablando sin eufemismos, es la inspección a Ticketmaster. ¿Como que 10, 14, 17 euros extras por la gestión de una entrada? Eso es lo que el Ministerio de Consumo a puesto en el punto de mira y lo he hecho de una manera muy inteligente porque lo que ha dicho es "señores de Ticketmaster, y algunos otros intermediarios, les estamos vigilando de aquí al 1 de enero. Y el 1 de enero, con todas las evidencias que recojamos de los Festivales de verano, les vamos a llevar a sanción". O sea que lo que se ha hecho es advertirles. Es una advertencia pública. Lo ha hecho el gobierno central, pero también lo están haciendo desde comunidades como Baleares, Comunidad Valenciana o Andalucía. Se está empezando a vigilar cosas como que ahora se cobre un porcentaje fijo en los gastos de gestión, porque lo que se dices es "nosotros cobramos el 15%" y entonces si las entrada vale 100 euros, los gastos de gestión son 15 pavos. Y no puede ser porque los gastos son los mismos valga lo que valgan las entradas, me imprima usted la entrada premium o me imprima usted la entrada lateral detrás del altavoz.
El lado negativo es la falta de acción de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia, cuyo último análisis es de cuanto estaban Teleentrada y El Corte Inglés. No es que lo estén haciendo mal, es que n están haciendo nada.