Manuel Rivas (Coruña, 1957) tiene muchas zonas a defender: la posibilidad, el feminismo, la imaginación, las librerías… El escritor acaba de publicar "Zona a defender" (Alfaguara), toda una declaración de intenciones de una madurez existencial. Un libro comprometido sobre el mundo en el que vivimos y que plantea un cambio de perspectiva, desde la esperanza y la literatura.
Para hablar de todo ello ha estado en 'Uppersgam', nuestro espacio de entrevistas y charlas en directo en nuestra cuenta de Instagram. Lo ha hecho en 'Palabra de Boomer', la sección en la que la periodista Joana Bonet charla con hombres maduros que tienen mucho que contar. [Dale al play al vídeo de arriba para ver la charla completa]
"Zona a defender" es un espacio de reflexión, de sensibilidad y de compromiso. Manuel Rivas grita al mundo una señal de socorro ("Mayday" llama a la era en la que vivimos) y lo explica así en su libro:
En el mundo deberían multiplicarse las zonas a defender. Aquello que tendría que estar más defendido es lo más vulnerable. Lo más inseguro. ¡Mayday!
Defiendo una internacional de las conciencias indóciles que ya no dejará dormir a las conciencias tranquilas.
Defiendo la posibilidad. El primer paso es decir: «Es posible».
Defiendo la posibilidad de ser humanos.
Defiendo una república de iguales, una ruptura con la corrupción.
Defiendo un nuevo contrato de la sociedad con la naturaleza.
Defiendo una austeridad fértil, una abundancia creativa. Defiendo una soledad solidaria.
Defiendo un nuevo lenguaje imaginativo contra la política del daño.
Defiendo un humor amoratado, sabotear el dogmatismo con ironía.
Defiendo un feminismo que emancipe a las mujeres y libere a los hombres del «histerismo masculino».
Defiendo descolonizar la imaginación, contar historias para sostener el cielo.
Defiendo una nueva lucha por la libertad.
Defiendo la prohibición en la posesión de armas, con una excepción: la risa.
Defiendo el acuerdo entre generaciones
Defiendo el arte de la escucha, defiendo ver lo que no está «bien visto».
Defiendo la democracia afectiva.
Defiendo los libros demasiado largos, las películas demasiado lentas. Defiendo el arte de caer. Defiendo pensar lo impensable.
Hago boxeo de sombras. Camino por el horizonte enfermo.
El pesimismo rebelde va de la mano de una esperanza indócil.
"La primera zona a defender es el poder del deseo, el saber que simplemente pensar que algo puede ser diferente es el primer paso para que eso pueda ser posible", ha comentado Manuel para introducir su acicate. "Hay creatividad mientras existe esa pulsión del deseo, que está muy asociada al inconformismo, a la rebeldía".
Otra gran zona a defender para Rivas es el feminismo. "El machismo es una tara para todos. Lo es para quien sufre el maltrato, pero también es una tara para las personas machistas", ha opinado.
"Es un problema transversal, común a todas las civilizaciones y religiones. Es un mal planetario. Es el gran problema y también sería la gran revolución. No podemos pensar en una transformación del mundo sin ese componente feminista. Creo que es el eje fundamental. Tiene que ver con toda la concepción del mundo, la concepción del poder: hay que cambiar las relaciones jerárquicas por unas relaciones colaborativas".
"Cuestionar el mundo patriarcal jerárquico de dominación, de imposición sobre las otras personas, significaría un cambio para todo el mundo e incluso de relación con la naturaleza", ha apostillado.
Manuel es padre. Tiene dos hijos ya adultos: Sol y el conocido actor Martiño Rivas. Para él, su relación con ellos es "una cuestión fundamental". En su opinión, "uno de los desequilibrios que vivimos en esta época ('Mayday') es la ruptura entre generaciones".
"Forzada por las circunstancias, pero más allá de las circunstancias concretas, es un trazo inquietante del sistema, del mundo que vivimos: la ruptura de ese hilo de seguridad que había entre generaciones".
¿Contra qué imposibles ha luchado Manuel Rivas? "Tengo días de optimismo y pesimismo, pero sí se mantiene esa pulsión del deseo. Vives en un permanente desequilibrio y es esa sensación de avergonzarte ante injusticias que te parecen tan irracionales y que te duelen. Pero, realmente, los imposibles que yo veo tienen que ver con lo colectivo, con la comunidad".
"Amo mucho la soledad. Hay una soledad amiga y hay una soledad muda, cuando estás realmente paralizado, tocado. Creo que hay que defender esa soledad creativa que no te impide pensar en los demás, te permite descubrir esa necesidad de compartir espacios", ha concluido.