No son solo siete, son ocho. Sí, existe un octavo continente, uno que lleva millones de años oculto bajo las profundidades del océano Pacífico del que forman parte Nueva Zelanda o Nueva Caledonia, algunas de las zonas que sí han llegado a emerger a la superficie. Se trata de Zelandia, una masa de tierra que se desprendió de la Antártida hace 100 millones de años. ¿Qué misterios oculta el octavo continente?
Un nuevo estudio publicado en la última semana ha conseguido despejar algunas dudas sobre Zelandia, que actualmente tiene el 94% de su territorio sumergido en las profundidades del Pacífico, mientras que el 6% que sí está sobre el mar son Nueva Zelanda, Nueva Caledonia y las islas que rodean a estos territorios.
Los investigadores han logrado “la cartografía geológica de reconocimiento en alta mar de todo el continente” que se ha utilizado para crear el mapa de la geología submarina construido tras haber “dragado basaltos y areniscas de guijarros a guijarros”. Todo ello ha permitido saber que el adelgazamiento del Cretácico Tardío fue lo que provocó su hundimiento bajo el mar. No obstante, también apuntan a que una deformación interna terminó provocando grietas que dieron paso al agua que hoy forma el mar de Tasmania.
Este nuevo estudio viene a confirmar lo que habían apuntado otros anteriores, dándole a Zelandia la calificación de continente “en lugar de una colección de islas continentales, fragmentos y rebanadas representa más correctamente la geología de esta parte de la tierra”. Debido a su gran tamaño, cubre una superficie de casi 5 millones de kilómetros, y estar aislada de Australia son otras de las cuestiones que le dan mayor fuerza a su concepción de continente.
No obstante, Zelandia sería el continente más pequeño de todos los que existen, más incluso que la Antártida u Oceanía, que aún quitándole la superficie que ocupa Nueva Zelanda continuaría superando los 8 millones de kilómetros cuadrados. Y no solo eso, también sería el continente más delgado, pues su corteza mide entre 10 y 30 kilómetros de ancho, frente a los 35 kilómetros de espesor del resto de la corteza terrestre.
Zelandia supone un amplio abanico para futuras investigaciones, ya que es una zona rica en yacimientos minerales y de gas, además de que puede dar grandes pistas sobre cómo eran las antiguas formas de vida que existieron en el pasado o los cambios geológicos que sufrió el planeta en el pasado.