En plena escalada militar en Ucrania, Alemania ha decidido suspender la aprobación del certificado del gasoducto Nord Stream 2, operado por la compañía rusa Gazprom, un elemento clave en la lucha geoestratégica entre Estados Unidos y Rusia. Sin esta certificación, la infraestructura no puede entrar en funcionamiento. ¿Por qué este gasoducto juega un papel tan importante en esta crisis? El Nord Stream 2 tiene previsto unir la costa rusa cerca de San Petersburgo con Lubmin, en Alemania, a través del Mar Báltico a lo largo de unos 1.200 kilómetros y esquivando el paso por Ucrania.
En paralelo al Nord Stream 1, operativo desde 2011, el nuevo gasoducto tiene la capacidad de suministrar suficiente gas natural de Rusia a 26 millones de hogares en Europa. En conjunto, ambos podrían despachar 110.000 millones de metros cúbicos de gas a Europa cada año, lo que equivale a más de un cuarto de todo el gas que la Unión Europea consume anualmente.
Por supuesto, un instrumento de esta envergadura supone "una peligrosa arma política", en palabras del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. Estados Unidos y Reino Unido, junto Polonia y la propia Ucrania, vecinos de Rusia, se oponen enérgicamente al Nord Stream 2. Una vez operativo, Rusia tendría aún más control dominante sobre el suministro de gas a Europa y Ucrania quedaría en una situación de mayor vulnerabilidad.
Además, que el proyecto no arrancase sería beneficioso para Estados Unidos porque podría ocupar ese nicho para exportar su gas a los alemanes por vía marítima. El propio Joe Biden aseguró recientemente que "no habrá Nord Stream 2" en caso de que Rusia incrementase su escalada militar en Ucrania.
Moscú, en cambio, tendría bastante que perder si Nord Stream 2 no se pone en marcha. Su interés está en aumentar el suministro de gas a Europa de sus vastos yacimientos en el oeste del país. Al fin y al cabo, todo el gas que Rusia no exporta no lo cobra, y prefiere un gasoducto submarino en lugar de depender de sus gasoductos terrestres que atraviesan Polonia y Ucrania, redes envejecidas por cuyo paso sus vecinos cobran tarifas altas.
Dada la situación, Alemania se encuentra en una encrucijada. Su economía está fuertemente supeditada a este combustible fósil y consume un 55% de gas de origen ruso. En ese sentido, esta infraestructura es clave para abaratar costes y garantizar un suministro más directo y estable. Es cierto que su abastecimiento de origen ruso no estaría comprometido, ya que hasta ahora llega a través de Nord Stream I, pero la decisión de suspender el nuevo gasoducto podría provocar que Putin se decidiera a cortar el grifo, lo que pondría en peligro parte del funcionamiento energético del país.
En realidad, el origen del problema hay que buscarlo en el pasado mes de noviembre, después que de la construcción de la infraestructura hubiese finalizado. Entonces Alemania suspendió temporalmente la puesta en marcha del gasoducto y le dio a Gazprom un plazo de tres meses para adaptar la infraestructura a la legislación alemana. La firma rusa es dueña del 50% de las acciones de Nord Stream 2 y de todo el gas que bombearía, lo otorgaría demasiado control a Rusia sobre los suministros. Por ello, la Agencia Federal de Redes teutona requería que las tuberías de transporte fuesen operadas por una compañía alemana.
Para España la paralización del Nord Stream II no tiene una relevancia vital. La dependencia exterior de nuestro país se ubica más en el norte de África que en Rusia, ya que la mayor parte de nuestra importación llega desde Argelia. El resto llega, en su mayor parte desde plantas de grupos estadounidenses, japoneses y chinos transportado por barcos.
La decisión alemana sí tiene más implicaciones en el caso de Europa, por la cercanía geográfica y por el papel clave como suministrador que juega Rusia. La UE lleva años queriendo impulsar una transición clave para reducir emisiones ante la emergencia climática y buscando alternativas de importación a través de otros mercados y de otros gasoductos, pero la realidad es que más del 40% del gas natural que importa regularmente proviene de Rusia.