Un 33% de los estudiantes de ESO están empezando a desarrollar un problema real con el uso de Internet y las redes sociales, según un estudio realizado por UNICEF España. El mismo informe subraya que los jóvenes españoles acceden al teléfono móvil a los 10,9 años. Demasiada exposición y demasiado pronto a las pantallas de smartphones y tabletas. El efecto que esto puede ejercer sobre niños y adolescentes es negativo para su salud mental, capacidad cognoscitiva y rendimiento académico, según muchos especialistas.
Entonces, si las pantallas son tan perjudiciales para la salud física y emocional de los jóvenes, ¿qué podemos hacer para protegerlos? El psicólogo infantojuvenil y experto en suicidio y pantallas Francisco Villar lo tiene muy claro: "La única forma de vivir, de encender la vida, es apagar la pantalla". Esa es la tesis que defiende en 'Sin pantallas siento y pienso mejor' (Montena), un libro en el que se vale de las enseñanzas de la neurociencia y la psicología y de la demolición de los mitos del marketing para explicar por qué sin pantallas nuestro jóvenes vivirán mucho mejor.
¿Qué consecuencias tiene sobre el cerebro de los jóvenes tanta exposición a las pantallas?
Las pantallas generan un efecto competitivo con los aspectos que nutren el desarrollo del ser humano. Ni el cerebro ni los órganos sensoriales está preparados para ese tipo de estimulación. Son múltiples los efectos observados, como el deterioro del proceso de mielinización, y otros que se traducen en observaciones conductuales, entre ellos, mayor impulsividad, menor empatía, retraso en la adquisición de hitos del desarrollo, especialmente áreas del lenguaje, pero también de la psicomotricidad, deterioro de la concentración, de la espera, de la tolerancia a la frustración. A nivel de los órganos sensoriales, el más impactante y preocupante son las consecuencias oftalmológicas, con una pérdida visual generalizada e irreversible, que en los casos más extremos acaba en el descrito incremento de la miopía magna, una patología que se ha multiplicado por seis en los últimos cinco años.
Algunos de los aspectos mencionados arriba pueden ser parcialmente recuperables, pero la pérdida de visión es irreversible, a partir de entonces los tratamientos van orientados a frenar el avance de la problemática. De modo que recordad, cuando veáis un ciudadano de un año sentado en un carrito de bebé, o en un restaurante, delante de una pantalla, estáis delante de un ciudadano que no puede defender su salud visual, y que la está perdiendo porque unos padres que lo adoran y quieren lo mejor para él no están informados ¿Qué vas a hacer?
¿Qué señales nos pueden advertir de que nuestro hijo está abusando de las pantallas?
El mero hecho de que nuestro hijo esté usando las pantallas es el mejor indicador de que está abusando de pantallas. Porque los diseños están hechos para doblegar la voluntad del adulto. Si un adulto tiene una pantalla, ese adulto abusará de la pantalla; si tu hijo tiene acceso a pantalla, abusará de la pantalla. La idea es justamente la contraria, hace años las pantallas tenían herramientas útiles cuyo uso nos podía ayudar en algún momento, como en parte siguen siendo ahora. Pero ahora, las pantallas tienen la capacidad de usarnos a nosotros.
Una pantalla en las manos de nuestros hijos no son una ventana para ellos al mundo, es una ventana al mundo, para que cualquiera pueda usar a nuestros hijos, acceder a ellos para manipularlos, para abusar de ellos, para tomar su tiempo de vida y comercializar con él. El objetivo último de las tecnológicas más relevantes es incrementar el tiempo que una persona pasa delante de una pantalla. En ocasiones incluso lo hacen ofreciendo algo útil en algún momento, la mayor parte del tiempo, solo distracción vacía, solo fuegos artificiales.
¿El uso de pantallas tanto para el ocio como para la educación es un problema?
El uso de pantallas es un beneficio para el trabajo. Los niños y los adolescentes no trabajan, ellos aprenden y juegan. Para el aprendizaje y el juego, las pantallas son un problema inequívoco.
¿A qué edad se les debería permitir empezar a usar el móvil?
Tipo no Smartphone, solo llamadas sin whatsapp ni datos, se podría valorar antes de los 16 años. Tipo Smartphone libre a partir de los 18 años. Tipo Smartphone con unos controles reales que hasta el momento no están establecidos, se podría valorar entre los 16 y 18 años, nunca antes.
¿Se debería prohibir tener un móvil propio hasta los 16 años?
Totalmente, sería un alivio para todas aquellas familias que se sentirían amparadas por una normativa clara, que les permitiera responder: “lo siento hijo, cuando seas más grande, ahora está prohibido”. Exactamente igual que ha sido un descanso para los profesores en las escuelas, que la prohibición de los móviles les ha ahorrado muchísimos enfrentamientos, se han sentido acompañados con una normativa clara y externa a ellos.
De hecho, es mucho más que eso, es la única forma en la que muchos menores puedan estar protegidos. No es justo que siempre tengan más beneficios los hijos con padres informados, la obligación de la sociedad es protegerlos a todos. No justificar que unos no están protegidos porque tienen unos padres sin competencias digitales. Si hay algo que hagan o tengan tus hijos que precise de una supervisión continuada por tu parte, no puede ser bueno para ellos.
Por último y no menos importante, no podemos obviar el elemento educativo que tienen las prohibiciones de este tipo, que justamente desmonta argumentos falaces, pero demasiado generalizados como: “si no está prohibido, tan malo no será”.
¿Horarios de uso sí o no?
No queremos más peleas entre padres e hijos, tenemos suficientes con las cotidianas propias de la convivencia, las inevitables. Ya tenemos que defender las horas de comer, de ducharse, de hacer los deberes, de levantarse, son todos los horarios que necesitamos. La pregunta es ¿Uso para qué? ¿Qué le aporta el uso? Si la respuesta solo es distracción y diversión, eso también lo tienen las drogas y no por eso se las damos. Hay muchas cosas divertidas, especialmente en la infancia y la adolescencia, que como mucho tienen alguna lesión física menor como consecuencias. Para muchas de ellas tienen que mantener una posición activa y usar el cerebro y sus productos como la imaginación, de ese modo, en la búsqueda de la distracción, también encuentras aprendizaje, actitud proactiva y creativa.
¿Castigarles o quitarles el móvil no puede tener el efecto contrario a lo que buscamos?
Quitarles el móvil no es castigarles, es liberarles, es regalarles vida, es regalarles oportunidades de desarrollo de habilidades imprescindibles para afrontar el futuro, para hacer de la vida un lugar habitable. Es recuperar la empatía, la lectura, el conocimiento, el sentido crítico, la libertad, el descanso nocturno y la salud, tanto física como mental, es recuperar el vínculo.
Dicen que hay menores que cuando sus padres les quitan el móvil se ponen agresivos ¿Qué más información necesitas para saber que eso les hace daño? ¿No es esa reacción de tu hijo el inequívoco indicador de que eso le sienta mal, que has de retirarlo?
¿Es realmente posible para ellos vivir sin pantallas?
Parece que para ellos lo que no es posible es vivir con ellas, al menos vivir bien, ni la buena vida ni la vida buena. Y esto es algo a lo que deberíamos aspirar para nuestros hijos, al menos mientras estén a nuestro cargo. Vivir con privación de sueño, vivir con 7 u 8 horas de visualización de una pantalla, vivir de forma sedentaria, incorpórea, asincrónica, prefiriendo conexión que vinculación, vivir sin vida familiar compartida... No, no es posible vivir con pantallas, la única forma de vivir, de encender la vida, es apagar la pantalla. La vida no hay que mirarla, hay que vivirla.
¿Qué papel que deben jugar padres y familiares en la educación en el uso de pantallas? ¿Qué importancia tiene el ejemplo que les dan?
La misma que tiene que tener un conductor cuando sus hijos lo ven conducir, el mejor ejemplo es conducir bien. De ese modo, cuando sean mayores, usarán bien las herramientas para mayores. La digitalización es un recurso muy útil para los adultos, los niños tienen que ver a los adultos usarlas, porque cuando ellos sean mayores las usarán también. El niño tiene que ver que el adulto la usa para trabajar, que con eso consigue liberar tiempo para poder compartir con la familia. Un padre no puede dejar de escuchar a un hijo para mirar una pantalla, el daño es demasiado profundo. Pero las casas en las que los niños no tienen pantallas, los adultos las usan mejor, porque los hijos los ponen continuamente delante de ese espejo tan duro: “¿de verdad me ignoras, a tu hijo, para mirar el móvil?”. Los niños educan a los adultos, eso ha sido siempre así, y esto tiene algo de romántico, porque salvando al niño también salvas al adulto.
Tres consejos para regular y equilibrar el tiempo de pantalla los jóvenes
A estas alturas ya hemos aprendido que no hay nada tan divertido ni tan atractivo como las pantallas, los diseños son increíblemente adictivos y atractivos, tocan los aspectos más humanos y los ponen a trabajar al servicio de consumir todas las horas de tus hijos. El Vaper no es una forma de dejar de fumar, es una puerta para el tabaquismo. Las tecnológicas se conforman con que tu expongas a tu hijo 20 minutos a sus contenidos, sus diseños se encargan de transformar esos 20 minutos en 8 horas.
Tres consejos no, tres palabras: Juega, piensa, lee.
¿Qué vinculo hay entre el tiempo de pantalla y trastornos como la ansiedad y la depresión en los adolescentes?
La relación entre tiempo de pantallas y trastornos de ansiedad y depresión es de causalidad. Autores como Twenge y Haidt han analizado amplias bases de datos para llegar a estas conclusiones. La afectación viene por dos vías, la primera es la exposición a contenidos estresantes, a la comparación continuada, a la exposición a las nuevas formas de violencia y acoso online, entre ellas las sexuales. La segunda es por la competición con las actividades protectoras. Todos los factores protectores se cimentan y se forjan en la vida real, son universales y no hacen diferencias ni de edad ni de sexo, todas las horas que un menor vierte en una pantalla, son oportunidades perdidas.
¿Qué pueden decirles los padres a los hijos para que hagan un uso responsable de las redes sociales?
Que las usarán cuando sean mayores. Allí puede que tampoco hagan un uso responsable de ellas, solo hay que ver los fenómenos de radicalización, de cancelación, los comportamientos ridículos que muestran muchos adultos. Pero si tienen alguna oportunidad de manejarlas, sin duda dependerá de sus habilidades fuera de ellas, previas a ellas. Como nos recuerda Catherine L’Ecuyer, la mejor forma de entrenarse para la vida online es desarrollarse en la vida offline.
¿Qué rol deberían jugar las instituciones educativas en la regulación del uso de pantallas?
Dependiendo del tipo de pantallas al que hagamos referencia. Por ejemplo, respecto al móvil, el papel de las instituciones educativas ha sido sorprendente y esperanzador. Han transmitido con el ejemplo aquella lección tan importante para el ámbito educativo: reconocer el error y rectificar. Pasaron de mensajes lamentables como “no se pueden poner puertas al campo”, o “el uso de los móviles en las escuelas no se debate, los niños tienen que aprender a usar los dispositivos y los profesores tienen que enseñarles a usarlos”, a la admirable prohibición de los mismos en las escuelas. Consiguieron de este modo hacer de la escuela un espacio de equidad, consiguieron que todos los niños tuvieran interacción cara a cara con otros niños y adolescentes, especialmente aquellos que cuando salen del colegio llegan a una casa sola, cuyos padres están trabajando hasta altas horas para cubrir las necesidades más básicas.
Ahora ya sabemos que aquello de la brecha digital no era mas que otra de las muchas mentiras que hemos asumido como reales, y que las horas de exposición a pantallas incrementan en las familias más vulnerables. Las instituciones educativas pueden estar orgullosas, su papel aquí ha sido de liderazgo y ejemplo, además su valentía ha sido avalada, los primeros resultados derivados de esta prohibición nos hablan de incrementos del rendimiento, de la calidad de las relaciones y la convivencia y reducción de las violencias. Si, cuando quitas las pantallas la vida brota, en todas las edades.
Otra cosa diferente es la actitud que están teniendo respecto a tabletas y chromebooks. Aquí les está costando más, y cada vez es más difícil de entender la demora en su decisión. Aquí también esperamos un reconocimiento del error y una rectificación, especialmente a la luz de la evidencia científica. Es la primera oportunidad que tenemos de que nuestros hijos vivan como los hijos de los ricos, vidas libres de pantallas. Además, no dependemos de partidas presupuestarias, la propuesta es gratis, incluso un ahorro en muchos aspectos, así que es incomprensible que estén desaprovechándola.