Rosita nació en el Balneario de Cofrentes (Valencia). Tiene apenas un año de vida y no es humana. Rosita es el nombre de una aplicación móvil enfocada a ser lo que antes de la pandemia era el Balneario: una universidad para aprender a envejecer bien. Por ahí pasaban más de 15.000 mayores todos los años, y salían con una idea clara de cómo vivir más años con salud y energía. Ahora, Clara Fernández, profesora de la escuela, ha decidido concentrar todo aquel conocimiento en una app sencilla, intuitiva y accesible a todo el mundo. En Uppers hemos hablado con ella antes de la semifinal europea de los Premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social.
En el Balneario de Cofrentes, Clara y su equipo crearon una metodología propia con expertos de la salud para dar a sus visitantes los conocimientos para mejorar su vida. Pero llegó la pandemia y hubo que reinventarse. "En 2020 decidimos convertir esta metodología en una app móvil, para en vez de llegar a 15.000 mayores, hacerlo a 100 millones de europeos que están envejeciendo", nos cuenta.
"Una de las metáforas que ponemos es que hay que visualizar el envejecimiento casi como si fuera el embarazo, donde nadie asume que es una enfermedad pero está claro que en función de tu estilo de vida y qué diagnósticos te hagas vas a poder detectar problemas a tiempo para evitar consecuencias graves. La figura de la matrona en el embarazo, que te dice si coges mucho peso, riesgos, consejos, estilo de vida, y un seguimiento activo es lo que nosotros proponemos hacer durante la longevidad, y es asegurarte que tienes una estrategia y un equipo detrás que vela no por tratar tus enfermedades, sino que no aparezcan", explica Fernández.
Por eso, Rosita es mucho más que una entrenadora virtual. Está diseñada para personas de entre 60 y 75 años que entienden que la mejor manera de vivir felices los próximos 20 años es aprendiendo a mantenerse saludables y adoptando un enfoque proactivo hacia su salud. La app crea itinerarios personalizados teniendo en cuenta las patologías y características de cada usuario e incluye ejercicios, desafíos mentales, psicología, sexualidad, trastornos del sueño y nutrición.
"Todo lo que Rosita proporciona podría ser proporcionado por un gerontólogo, un fisioterapeuta, un psicólogo privado... pero, ¿cuántas personas pueden permitirse un fisioterapeuta todos los días o un gerontólogo en casa? Vamos a ayudar a millones de personas a acceder a la última educación y metodologías para que puedan reducir su propio riesgo de dependencia", reflexiona Fernández.
Lo primero que tiene que hacer el usuario cuando se descarga la app gratuita es dar el número de teléfono, que servirá como acceso a la aplicación y también por si el usuario tiene algún problema relacionado con las rutinas de ejercicios físicos y mentales que le van a proponer.
Una vez dentro, Rosita te pide algunos datos para configurar tu cuenta, como la edad, la altura, el peso, la condición física y mental o los hábitos de ejercicio que ya haces. Después, puedes acceder a la zona donde se encuentran los planes que te proponen tanto para el día en curso como para días posteriores. Además, cada jornada hay algunas actividades en directo y online, muy útiles para generar nuevas rutinas y de paso, hacer compañía si se está solo.
Al iniciar un entrenamiento, primero te explican en qué consiste, qué materiales vas a necesitar y qué nivel de dificultad tiene. El vídeo del entrenamiento, aunque se puede poner en horizontal para facilitar su visualización, no permite avanzar o retroceder para volver a ver el ejercicio y, en posición vertical, los comentarios de otros usuarios, que aparecen en pantalla, pueden resultar algo molestos. No obstante, la calidad de los vídeos es muy buena y está todo salpicado de una gran sencillez.
De hecho, hasta el nombre sigue esa premisa: "Era una cuestión de actitud, porque queríamos huir de todos los nombres tradicionales de apps médicas que son complicadas, están en inglés y no te vas a enterar. La primera impresión que tienen es de ser complicado. Estábamos buscando un nombre muy sencillo y que se viera que desde el nombre ya iba a ser algo fácil de hacer", explica Clara.
Por el momento, el proyecto de Rosita ha logrado obtener 430.000 euros en una ronda de inversión en 2020 y ahora están centrados en continuar probando que la metodología que un día nació en el Balneario de Cofrentes es totalmente válida para trasladarla a una app móvil que ayude a mejorar la calidad de millones de personas que ven en su jubilación una segunda juventud dorada.