El descalabro de las criptomonedas de los últimos días ha vuelto a poner de manifiesto la volátil y frágil realidad de un mercado del que participan no solo grandes inversores ávidos de ganancias, sino también muchos adolescentes atraídos por su engañoso componente lúdico, que lo emparentan con las apuestas deportivas o el póker virtual. Las consecuencias, sin embargo, pueden ser ruinosas.
Un 12% de la población adulta en España posee criptodivisas, y, según el Índice de Adopción de Criptoactivos de Finder, el rango de edad entre 18 y 24 años es en el que tiene el mayor porcentaje de adopción de estos activos. No es extraño que los millenials y la generación Z, educados en lo digital y la hiperconectividad de las nuevas tecnologías, se sientan atraídos por las monedas virtuales, creadas además como alternativa moderna y 'rebelde' contra el sistema financiero actual.
Para nuestro experto económico Javier Ruiz, la atracción hacia el mundo cripto se explica por lo que tiene de especulativo: "Mucha gente ha creído que se podía entrar y, teóricamente, salir rápidamente y ganar mucho dinero fácil". Otro estudio de 'The Tokenist' señala que los millenials confían más en las criptodivisas que en el mercado de valores, en el sector inmobiliario o en el oro.
"Se está buscando a la gente joven, gente que tiene más o menos dinero, pero sobre todo cierta devoción por el riesgo". Efectivamente, muchos jóvenes se toman la alta volatilidad de este mercado como un valor añadido, como si se tratara de un monopoly virtual que puede generar grandes ganancias muy rápidamente pero también grandes pérdidas, que es 'jugable' las 24 horas del día y los 7 días de la semana y que no requiere un capital inicial demasiado elevado.
Invertir en bitcoins o cualquier otra criptomoneda es tan fácil como registrarse en una plataforma de gestión y comprar, pero la gran mayoría de quienes se meten ignoran los riesgos asociados y no entienden los conceptos básicos, mucho menos su funcionamiento. "Cada vez que alguien dice que esto es muy arriesgado, te señalan como ateo en un mundo de fervor religioso", explica Ruiz, que recomienda no invertir si no se entiende el lenguaje, y advierte: "Cuidado con los fanáticos" que venden estos activos en redes sociales como si fueran una bicoca porque puede "llevar a la ruina".
Las criptomonedas no están controladas por ningún Estado ni mecanismo regulador. Son un medio digital que no está respaldado por ninguna institución, pública o privada, ni ningún individuo. ¿Hay algo más contestario que creerse fuera del sistema?. "Mucha gente ha interpretado esto como el Salvaje Oeste, un dinero en el que no hay ni gobiernos, ni vigilantes ni regulación. Y es así. Esto tiene la parte liberal de 'me he librado del gobierno', pero cuando esto se rompe no hay mecanismos de salvaguarda", advierte Ruiz. Y añade: "Hemos popularizado esto diciendo que no hay reglas, pero no que el riesgo es enorme".
La adicción a las criptodivisas tiene puntos en común con la adicción a los juegos de azar pero de forma amplificada. De hecho, casi un 2% del total de los inversores en bitcoins tienen problemas o antecedentes de juego patológico o ludopatía. Engancharse a los bitcoins conlleva lo mismo que otras adicciones: repentinos ataques de ansiedad, insomnio, cambios en el estado de ánimo, descuido en los hábitos alimentarios, la higiene personal, el trabajo o los estudios. Puede conducir a la depresión e incluso al riesgo de suicidio.
El descalabro de la criptomoneda Luna, que cayó más del 99 por ciento prácticamente de la noche a la mañana acabando con la fortuna de muchos inversores, es un buen ejemplo del drama en el que puede acabar esta adicción. Muchos foros de Reddit facilitaron un pin con los números de teléfono para la prevención del suicidio. "Perdí más de 450.000 dólares, no puedo pagarle al banco. Perderé mi hogar pronto. Me quedaré sin hogar. El suicidio es la única salida para mí", escribió un usuario del foro Terra.
"Ha habido una fascinación, mitad política mitad económica, y ahora cuando esto colapsa caen los de siempre, los más débiles", explica Ruiz, quien recomienda a quien quiera asumir riesgos que al menos ponga en juego dinero superfluo, no imprescindible y que no sea significativo en la renta personal: "No hay un manual de entrada y salida de las criptomonedas, más allá de que sí debería haber una enorme advertencia: quien juegue en esto, que sepa que puede perder hasta la camisa".