Sabor agridulce para la química española. La Academia Sueca ha fallado esta mañana el Premio Nobel de Químicas y este ha recaído en las investigadoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna por "desarrollar un método para la edición genética". Sin embargo, no han reconocido la labor del español Francis Mojica (57), quien está considerado, precisamente, como el "padre" de la edición genética.
Mojica comenzó a desarrollar los fundamentos teóricos de la modificación genética en 1993, en 2002 bautizó sus descubrimientos en este terreno como CRISPR ('Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats') y en 2005, él y su equipo de la Universidad de Alicante publicaron cómo las bacterias tenían una secuencia de ADN en la que se quedaba registrada la información de los ataques de virus que esa bacteria había recibido. Con esos datos que guardaba le servía para protegerse de otros ataques de otros virus y le generaba inmunidad.
Sin embargo, hasta 2012 nadie supo cómo poder trabajar con el descubrimiento de Mojica. Fue entonces cuando Charpentier y Doudna, ahora premiadas con el Nobel, publicaron la forma en la que unas "tijeras genéticas" podían cambiar el mundo. Con ellas se podía cortar, pegar y modificar partes de una cadena de ADN en otra. Hacer pequeños 'Frankenstein' de ADN con múltiples aplicaciones para el ser humano. Habían bajado a la tierra todo el trabajo previo de Mojica y lo habían llevado a un terreno práctico.
Esto supuso que, en 2015, su trabajo fuera reconocido por los Premios Princesa de Asturias por "suponer una revolución biotecnológica" y, hoy en día, por ejemplo, se han podido crear cultivos resistentes al moho, las plagas y la sequía gracias a esta modificación genética tan exhaustiva. Además, se están realizando ensayos clínicos de nuevas terapias contra el cáncer, y el sueño de poder curar enfermedades hereditarias está a punto de hacerse realidad.
Ahora, la Academia Sueca ha hecho lo propio con el Premio Nobel de Química, dejando de lado a todos los otros grandes investigadores que han formado parte de todo el recorrido de CRISPR hasta la actualidad, como a Mojica. Y esto ha generado polémica entre la ciencia española.