Rubén Doblas Gundersen, más conocido como El Rubius, es el youtuber más famoso de España. Probablemente sepas quién es incluso si nunca has visto uno de sus vídeos. Seguramente tu hijo sí los ha visto. Y también sabrás que es millonario, que se mudó a Andorra para pagar menos impuestos y que estaba inmerso en una batalla legal con Hacienda. Ahora el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha dado la razón a la Agencia Tributaria al considerar probado que el popular creador de contenido tributó todos sus ingresos del año 2013 a través del impuesto de sociedades (IS) y no a través del IRPF como hubiera tocado.
A El Rubius le toca ponerse al corriente con sus obligaciones fiscales. La sentencia, que puede recurrirse ante el Tribunal Supremo, recoge que durante ese año el youtuber facturó sus beneficios a través de la sociedad Snofokk SL, que gestionaba él mismo y que no tenía ni empleados, ni más actividad que la suya.
Esta sociedad ingresó algo más de 230.000 euros por los contenidos que fue creando El Rubius. "A su vez, Snofokk SL pagó casi 99.000 euros a El Rubius por la prestación de sus servicios", un cobro que no es ilegal, pero Hacienda considera que "valorar sus propios servicios por debajo del precio de mercado se tradujo en pagar menos impuestos".
La decisión de Hacienda, ahora ratificada, implica que a la sociedad se le devuelve el IS y que el Rubius paga el IRPF. Según la resolución, los servicios por los que recibió 99.000 euros estaban "realmente valorados en casi 197.000 euros y por los que él debe pagar, pero según los tipos de IRPF. Un total de 14.700 euros de cuota y casi 1.300 más en concepto de intereses".
En 2013, el año de la inspección, El Rubius tenía ya un millón de suscriptores, aunque funcionaba a través de una sociedad sin trabajadores y sin más medios que un ordenador, unos auriculares y una cámara. Desde entonces su canal ha multiplicado por 40 su volumen de suscripciones, ha volcado parte de su actividad en Twitch y sus ingresos también han aumentado. De hecho, en 2020 Snofokk SL había facturado 2,6 millones de euros, registrado unos beneficios de más de 250.000 euros y gastado más de 100.000 en personal, con dos trabajadores en plantilla.
La facturación a través de sociedades de los trabajos de artistas y famosos se viene practicando en España desde hace mucho tiempo debido a que el Impuesto de Sociedades tiene tipos más bajos que el impuesto sobre las personas físicas. Hace años que Hacienda persigue esta práctica. Por ejemplo, Joaquín Sabina fue condenado hace unos meses a pagar 2,5 millones de euros a Hacienda en concepto de IRPF.