El presidente ruso, Vladimir Putin, lleva semanas acaparando el foco informativo, especialmente desde que iniciara la ofensiva para invadir Ucrania. Su figura está siendo analizada desde todos los ángulos, desde el político hasta el psicológico, pero un tupido velo de misterio se cierne sobre su poder económico. Poco se sabe sobre la magnitud de su fortuna personal, y si las sanciones económicas que ha impuesto Occidente pueden hacerle alguna mella o poner en riesgo sus inversiones.
Sí se conoce oficialmente su sueldo como presidente de Rusia: En principio, percibe 118.000 euros al año. Además, el Kremlin acredita que posee un piso de 77 metros cuadrados en Moscú con garaje y tres coches, dos de ellos de época soviética. Y también cuenta con la propia residencia oficial por ser el presidente del país.
Pero esa realidad oficial es solo la punta del iceberg. Su nombre aparecía en los denominados papeles de Panamá, que dejaban claro que Putin no deja rastro en documentos de sus activos pero que tendría unos 40.000 millones de dólares repartidos entre distintos testaferros, personas de su total confianza como su amigo de infancia el violonchelista Sergey Roldugin.
Esos documentos vinculan a Putin con una vida de auténtico lujo ya que contaría con varias aeronaves, barcos y mansiones repartidos por todo el mundo. Entre ellos, se citan específicamente un yate valorado en 100 millones de dólares y un palacio en el Mar Negro supuestamente construido para su propio uso personal, según la CNN. Bill Browder, inversor en Rusia y una de las voces más críticas contra Putin, apuntaba a este medio que "la colección visible de relojes de Putin vale muchas veces más su salario".
El analista político ruso Stanislav Belkovsky asegura que el presidente ruso también posee acciones de las compañías Gazprom, Surgutneftegas. Por su parte, Browder va más allá y cifra su fortuna personal en en 200.000 millones de dólares, lo que le convertiría en el segundo hombre más rico del mundo, solo por detrás de Elon Musk, con casi 240.000 millones de activos, según 'Forbes', medio que ha reconocido que el patrimonio neto de Putin es "el acertijo más difícil de alcanzar".