Las últimas palabras de Alejandro Magno, Napoleón o el Che Guevara (por si te inspiran para las tuyas)

  • Breves, poéticas, delirantes o, nunca mejor dicho, lapidarias, las últimas palabras de algunos personajes han pasado con ellos a la historia

  • Muchas han sido distorsionadas o tienen versiones incluso contradictorias, otras se pierden para siempre en el misterio

  • Lo cierto es que no todos los grandes pudieron irse dejando alegatos memorables, pero incluso las expresiones más aparentemente intrascendentes tienen su encanto

Los que van a morir no siempre pueden articular frases memorables. Así, un genio como John Lennon solo pudo irse de este mundo diciendo 'Me dispararon'. Y un pensador de la talla de Emerson pronunció las palabras 'Alce' e 'Indio', sin que hasta el momento se sepa qué diantres estaba queriendo decir. Se dice que las últimas palabras del poeta Dylan Thomas fueron "He bebido 18 vasos de whisky, creo que es todo un récord”, etílica despedida similar a la que habría tenido Humphrey Bogart, quien mirando a los ojos a Lauren Bacall, le dijo "nunca debí cambiarme del scotch a los martinis". Y se murió.

Hay, sin embargo, personajes históricos que han dejado unas últimas frases que ni el mejor guionista podría haber redactado tan bien. En ellas se vive la tragedia de la muerte ('¿También tú, hijo mío?' fueron las últimas palabras de Julio César al contar entre sus apuñaladores a Bruto, a quien consideraba su protegido), el encuentro con lo divino ("¡Qué maravilla! ¡Qué maravilla!" habrían sido las del cerebral Carl Jung) o la sensación de irremediable desperdicio ("Lástima, demasiado tarde" habría dicho Beethoven antes de morir y al ver que le llegaban 12 botellas de vino de regalo).

Napoléon

Sin ánimo de hacer spoiler, tampoco es del todo preciso el final de Napoleón en la película de Ridley Scott. La verdad histórica es que sus últimas palabras (bueno, en realidad hay varias versiones) fueron: “Francia, el ejército, líder del ejército, Josefina”. Tiene todo el sentido que el Gran Corso se acordara de las cosas que más le importaban en el mundo: su país, su ejército, él mismo y su gran amor.

Sócrates

Uno de los padres de la filosofía, tuvo una muerte trágica (fue condenado a envenenarse a sí mismo con cicuta) que no hizo que se olvidara, en su agonía, de su compromiso con los dioses: “Critón -le dijo a uno de sus discípulos- le debemos un gallo a Asclepio. No olvides pagárselo.” Esperamos que el buen Critón haya hecho el sacrificio al Dios de la Medicina para la tranquilidad eterna del ateniense.

El Che Guevara

Para frases solemnes, la del guerrillero argentino, héroe de la Revolución Cubana, ejecutado mientras intentaba replicar la gesta en Bolivia. "Dispara, vas a matar a un hombre", es la clásica frase abreviada. Los testimonios del agente de la CIA Félix Rodríguez y del sargento ejecutor, Mario Terán, aclaran que en realidad dijo, ante el nerviosismo del verdugo: "Póngase sereno y apunte bien, va usted a matar un hombre".

Alejandro Magno

He aquí como unas últimas palabras la pueden liar realmente parda. Se supone que en su lecho de muerte le preguntaron al rey de Macedonia, hegemón de Grecia, faraón de Egipto  y Gran rey de Media y Persia -es decir, al amo del más vasto imperio de la época- que, ya puestos, dejara dicho a quién le dejaría semejante herencia. Su respuesta fue "'Al más fuerte" (krat'eroi), con lo que los interesados se habrían empezado a mirar con una suspicacia que transmutaría prontamente en una serie de guerras intestinas que arrojaron como resultado la desintegración del Imperio. Vamos, que se mataron entre ellos. Muchos aseguran que lo que en realidad quiso decir Alejandro fue "Krater'oi", es decir Crátero, uno de sus generales, que no estaba presente en el momento en que exhalaba su último aliento.