El 14 de enero se celebra en el Wizink Center un concierto homenaje a María Dolores Pradera, una de las artistas más singulares e importantes de la historia de la música en español. En el se reunirán intérpretes que, a decir de su hijo, Fernando, fruto de su relación con el recordado Fernando Fernán-Gómez, "son muy queridos por toda la familia". Entre ellos, Sole Giménez, Raphael, Pasión Vega, Víctor Manuel o Amancio Prada. Todos ellos se reunirán en el recinto madrileño conmemorar los 100 años del nacimiento de la artista.
Pradera, como se sabe, tuvo una dilatada carrera que la llevó a convertirse en estrella tanto en España como en Latinoamérica, continente que recorrió asiduamente -fueron enormemente populares sus versiones del repertorio de Chabuca Granda, Atahualpa Yupanqui o Violeta Parra- hasta que su miedo a los aeropuertos, que no a los aviones, la hizo mantenerse en España.
"Quizá nos precipitamos al distanciarnos. Siempre pensé que envejeceríamos juntos, pero no fue así". Apenas 12 años duró el matrimonio entre la cantante y Fernando-Fernán Gómez. "A ellos los unió la proximidad de su trabajo -recuerda su hijo-. Se conocieron haciendo una película en los años 50 y luego hicieron cinco o seis películas juntos, hasta que cada uno siguió su camino". Más difícil es, para él, identificar los motivos por los que esa unión de la que nacieron él y su hermana Helena, fue tan breve como intensa. "En realidad son rarísimos los matrimonios que duran muchísimos años, los motivos por los que se separaron son insondables y cada matrimonio es un caso muy particular", sostiene.
Aunque Fernán-Gómez hijo no recuerda su infancia con nostalgia -"no creo que un niño tenga muchos recuerdos de ese tiempo, yo no los tengo"- sí recuerda vívidamente dos cuadros de Benjamín Palencia "comprados por mi padre y mi madre con mucho esfuerzo" que alimentaron su imaginación durante su niñez y adolescencia. "En mi casa siempre hubo pinturas -recuerda-, siempre había cuadros en las paredes, siempre habían artistas que eran amigos de mis padres".
No es de extrañarse que se dedicara a lo largo de su vida al Arte, como marchante. "Mis padres no eran coleccionistas, pero dentro de sus posibilidades siempre compraban cuadros de artistas amigos. Los dos cuadros de Benjamín Palencia grandes que habían comprado mi padre y mi madre con mucho esfuerzo. Esos los recuerdo con mucho cariño: uno de ellos era un paisaje con unos desnudos tumbados en el suelo, y el otro era una mujer desnuda semi de espaldas. Toda mi infancia y juventud es lo que veía en las paredes de mi casa".
Si uno le pregunta por María Dolores Pradera, su hijo solo tiene un adjetivo para ella: "inigualable". "Cuando cantaba hacía pequeñas obras de teatro, ella interpretaba las canciones escenificándolas, por eso nadie ha sabido hacer lo que ella hacía, no era una cantante normal". Y así le gustaría que se la recordara, como "una gran cantante, una gran artista y una gran amiga".
Sobre su padre, por otro lado, asegura que "ha sido un intelectual de los más importantes que ha habido en España en el siglo pasado y principios de este. Era un actor completo, y al mismo tiempo era escritor, director, guionista, ha sido todo dentro del mundo de la escena, tanto en el cine como en el teatro y la literatura, fue incluso Académico de la Lengua, hizo todo, un hombre renacentista".
Para Fernán-Gómez hijo, a fama de 'temperamental' del recordado actor y director no tiene nada que ver con la realidad". "Era la persona más cariñosa y más amable del mundo. Lo que ocurre cuando una persona, por muy cariñosa que sea le hinchan las narices, tiene que saltar. Y al ser una persona tan conocida esa imagen la aprovechó la prensa, aunque él no fuera así en absoluto. Era una persona muy amable, querida por todos sus amigos, todo lo contrario a esa imagen", recuerda.