El 16 de abril de 1973 es una fecha marcada en el calendario de muchos españoles amantes de la música nacional, pues es el día en el que José Manuel Ferri Llopis, nombre real de Nino Bravo, perdía la vida en un accidente de coche cuando volvía de Valencia a Madrid. España entera quedo conmocionada con la tragedia que dejaba una viuda, María Amparo Gil, una hija de apenas un año y otra niña en camino a la que nunca llegó a conocer.
Nino Bravo y María Amparo Martínez Gil se conocieron en una discoteca, gracias al periodista Guillermo Ortigueira, quien fue el encargado de presentarles. Lo suyo fue amor a primera vista. El hecho de que él fuera cantante marco su historia de amor, pues en la funda del single de 'Te quiero, te quiero', él le pidió a su novia que se casara con él. "Para Mari, mi único y verdadero amor con propuesta de matrimonio, ¿sí o no?", escribió el artista, como se puede ver en el documental 'Nino Bravo: Vivir'. María Amparo le escribió inmediatamente la respuesta: "Sí".
La pareja se casaba el 20 de abril de 1971 en una ceremonia secreta y discreta, como ellos querían. El cantante trató por todos los medios de mantener el enlace a salvo de las cámaras, orquestando un plan para escapar de la prensa. "Lo de la boda fue una odisea tremenda porque nos tocó a nosotros ir haciendo de cebo para llevárselo a los periodistas de un sitio a otro", recuerda Pepe Juesas.
Llegó a contactar con dos iglesias, pero el periodista Guillermo Ortigueira le pilló. "Un amigo común me enseño un papel diciendo qué día, dónde y a qué hora se casaban. Cuando yo voy a su casa el día en que se iba a casar, me ven. Pasaron por la terraza de un piso a otro, se cambiaron de iglesia a una próxima que había", cuenta en el documental. Al final, Nino Bravo y Mari se dieron por vencidos y se dejaron fotografiar.
Tan solo nueve meses después de su boda llegaba al mundo su primera hija, María Amparo. Meses después del nacimiento de la primogénita, la cigüeña encargaba otro bebe que lamentablemente Nino Bravo, no llegó a conocer. El 16 de abril de 1973, María Amparo, quedaba viuda, siendo tan solo una veinteañera y con dos hijas muy pequeñas.
Su vida, tal y como ella la había pensado, se desvanecía en cuestión de segundos. A pesar del dolor y sufrimiento que marco su vida para siempre, la joven supo recomponerse, e intento no quedarse estancada en el dolor y en lo que podía haber sido, por el bien propio y de sus hijas. Uno de los objetivos de la viuda de María Amparo, era mantener vivo el legado de su marido y padre de sus hijas.
Nino Bravo siempre quiso mantener su vida personal al margen de la prensa a pesar de que era siempre de interés público. La discreción en la que la pareja mantuvo su relación fue la tónica que llevó María Amparo una vez quedó viuda.
A Mari no le gustaba nada acudir a los homenajes que le hacían al fallecido cantante. No obstante, tuvo muy claro, desde el minuto uno en el que su vida cambió para siempre, que quería que sus hijas conocieran hasta más mínimo detalle de la vida del cantante y que, aunque no estuviera presente, tuvieran muy claro quién era su padre.
A pesar de la herida tan difícil que tenía que sanar, siguió adelante por sus hijas. Amparo y Eva, las hijas de la pareja son la viva imagen de su padre. Las dos hermanas están muy implicadas en la tarea de participar en homenajes y actos dedicados a recordar la herencia musical que este dejó; y la pequeña hasta ha hecho sus pinitos en el mundo de la canción, haciendo sus propias versiones de algunos de los temas que popularizó su padre.
Nino Bravo sería abuelo de tres estupendos nietos, Sergio, Marta y Luis; que también conocen sus temas y admiran con locura a su abuelo. Y es que, como dice Eva, su padre "murió hace medio siglo, pero su presencia se siente en casa, siempre ha estado con nosotras".