Más allá de sus facetas musicales y televisivas, Alaska y Mario Vaquerizo han sido diversificar sus negocios fuera del mundo artístico con su patrimonio inmobiliario que les permita tener una jubilación tranquila cuando quieran bajarse de los escenarios o tener una carrera musical más pausada. Y ejemplo de ello son las casas donde residen en pleno centro de Madrid y que tras enseñarlas en redes sociales o en televisión se han ganado mucha fama. ¿Qué esconden la casa rosa y la casa azul?
Probablemente la más conocida será la casa rosa, la vivienda habitual de la pareja en la que pasan su día a día cuando no están trabajando o de vacaciones. Es una vivienda funcional como cualquier otra donde hacen su vida, pero con ese punto excéntrico que les caracteriza, pues está pintada completamente de rosa, llena de cuados y un suelo con estampado de leopardo.
Una casa donde se hace gala de eso del ‘más es más’ con elementos, obras de arte y cualquier objeto por todos lados que hacen de la casa de Alaska y Mario un lugar único, no cabe duda.
La pareja aprovecha cada rincón, por eso en una de sus esquinas tienen una especie de altar dedicado a Lola Flores en el que dejan el rosa a un lado para pintar las paredes de amarillo. Allí la Faraona es homenajeada con una zona llena de fotos de ella, figuras e incluso estampillas.
El rosa también se rompe en el dormitorio de la pareja, decorado en azul eléctrico y rojo. La casa cuenta con su propia cocina y salón, además de dos baños, uno para cada uno. Mientras que el de Alaska es de un rojo intenso con algunos detalles en dorado, el de Mario cuenta con figuras de Elvis y una bola de discoteca.
En el mismo edificio, pero en la cuarta planta, tienen la casa azul, donde reciben a sus amigos y familiares. Cuenta con una estética kitsch muy similar, pero aquí el rosa no es color dominante, sino que lo es el azul.
Ahí es donde hacen sus grandes fiestas o cualquier tipo de reunión en los diferentes espacios que hay. Desde la gran biblioteca hasta un comedor con capacidad para 12 comensales o su espectacular salón que están inspirado en Las Vegas. Eso sí, ni un solo dormitorio, así evitan que los invitados quieran quedarse más de la cuenta.