Jaume Plensa y su 'Cielo' en el Teatro Real: “Será la transición entre el ruido de la vida real y el ensueño”

  • El Teatro Real se abre al cielo de Madrid con una enorme proyección que iluminará la cúpula de su Sala Principal

  • El artista Jaume Plensa ha creado una obra "viva y pintada con luz", que permite que la ciudad entre al Teatro Real y el Teatro Real salga a la calle

  • El proyecto será inaugurado este 19 de septiembre por los Reyes, antes de la primera función de Medea, que inaugura la temporada 2023-2024

Nubes que avanzan. El techo ya no pesa. Azul. Pasan los minutos. Nubes que cogen carga y evolucionan. Jaume Plensa ha abierto la cúpula del Teatro Real al cielo madrileño. Un juego entre lo de dentro y lo de fuera, lo real y lo onírico, que podrá verse a partir de este martes, con el gran estreno de Medea. El artista de los grandes volúmenes y las cabezas gigantes se vuelve ahora hacia la simplicidad más evocadora: “Quiero regalar un estado de ánimo. A veces se nos olvida que cuando entramos en una ópera lo hacemos con toda la carga emocional de nuestra vida, los problemas, el ruido de la calle… Y es necesaria una transición. Este Cielo nos abre a un silencio, a permitirnos vibrar con todo lo que vamos a contemplar en el escenario”, ha explicado.

El proyecto estuvo a punto de nacer en el 2007, pero la crisis no lo hizo posible. Quince años después, apenas ha tenido que cambiar una coma del planteamiento inicial, si bien la parte técnica le ha sido mucho más fácil ejecutarla gracias a cuatro sofisticados proyectores de 20.000 lúmenes, que cubren los 17 metros de diámetro. “El Teatro Real tiene esta falsa cúpula baja y pesada y me parecía importante en el siglo XXI poder pintarla, no con pintura sino con luz, y rescatar algo tan clásico como los grandes cielos que decoraban los palacios. Solo nos faltaban los ángeles, pero están en nuestras cabezas entre estas nubes maravillosas”, ha bromeado Plensa.

Una obra que permite además que la ciudad entre y el Teatro salga a la calle. Un puente, al fin y al cabo, entre lo de fuera y lo de dentro. “A veces creamos castillos que protegen cosas más que puertas que se abren. Me gusta pensar que con este Cielo el Teatro Real abre sus puertas y sus ventanas a la comunidad, a la gente que vive alrededor pero que a veces parece que no puedan formar parte. Quería darle una porosidad al edificio para romper su opacidad. Ya sé que todo esto es un ensueño, pero la ópera también lo es”, ha añadido.

¿Cómo se hizo?

Todas las imágenes han sido grabadas desde la propia azotea del Teatro, el pasado junio, un reto meteorológico para encontrar el volumen y variedad de nubes que quería el artista catalán. Tres días rodando durante toda la jornada para que Plensa hiciese después una selección de momentos únicos. Pero no está manipulado, no hay edición ni cambio de velocidades. La idea era ser lo más fiel posible a la realidad para, paradójicamente, favorecer desde lo sencillo lo onírico. ¿El resultado? Siete vídeos de veinte minutos que irán cambiando y que se irán actualizando con el tiempo. El Cielo, como la vida, irá pasando sobre la ópera. 

“De niños mirábamos a ver a qué se parecía una nube, descubríamos que puede representar todo un mundo onírico que es, tal vez, más real del que vivimos normalmente”, ha explicado. “Miramos demasiado hacia abajo y muy poco hacia arriba. Nos hemos acostumbrado tanto a que el cielo nos arrope y nos proteja que ya no lo miramos. Y sería bonito que la gente al salir del Teatro quisiera comprobar que el cielo de fuera se parece al de dentro que acaba de ver”.

Lo invisible y la memoria

Esta performance celeste podrá disfrutarse a partir de este 19 de septiembre al principio y en los descansos de todas las representaciones del Real. También podrán verlo en sus visitas guiadas las cerca de 100.000 personas que recorren las instalaciones a lo largo del año. La intención es que esta obra de luz sea ya parte permanente del conjunto, pero que aparezca y desaparezca. “Siempre en mi vida he defendido que las cosas más importantes son invisibles. Incluso cuando este cielo desaparezca, la voluntad es que mantendremos esta visión, pero ya en nuestra memoria: es una metáfora muy bella de nuestra vida y nuestros recuerdos”, ha añadido.

Rescatada el pasado año por Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real, esta obra de arte lumínica ha sido posible gracias al mecenazgo del empresario asturiano-mexicano Juan Antonio Pérez Simón, de la Fundación Amigos del Teatro Real, que cuenta con una de las mayores colecciones de pinturas del mundo, según Paris Match.

Lo que más me gusta del proyecto es que es de una simplicidad pasmosa, por eso me parece tan interesante y tan fuerte. Porque parece que mi intervención haya sido ninguna. Por eso me gusta, no hay trazo del artista o gesto de ego, simplemente quiero dar a entender que existen cosas que están fuera de nosotros y que escapan a nuestro control. Lo que más me gusta es su belleza como mensaje, que sea así como un suspiro. No hay voluntad monumentalista de permanencia, es como si entrara un susurro dentro de la sala”, ha finalizado el artista.