La última exposición, que podrá verse en la galería Juana de Aizpuru, del centro de Madrid, hasta el 1 de diciembre, es un testimonio "tanto de fe como de generosidad". Al menos es lo que dice la crítica sobre el trabajo del joven californiano Chase Wilson, en cuya obra "lo mundano está en conversación directa con lo profundo". Y sí. Basta ver sus versiones del Angelus Novus de Klee en diálogo con un personaje de los Teleñecos. Un curioso, pero consecuente, punto final para una galería de arte que lleva 40 años exhibiendo arte de primer nivel en Madrid. Y en Sevilla, donde en realidad empezó todo en 1970. Y todo gracias a la visión singular de Juana Domínguez Manso, mejor conocida como Juana de Aizpuru, una auténtica pionera del coleccionismo de arte en nuestro país, que acaba de anunciar su retiro.
Aizpuru nació en Valladolid y se formó en Filosofía y Letras en Madrid, pero no fue hasta su llegada a Sevilla a mediados de los 60, que empezaría su andadura como coleccionista. En 1970, se dice pronto, abrió su primera galería en la calle Canalejas de la capital hispalense (espacio que estaría en funcionamiento hasta 2004) y en 1983 volvió a Madrid donde instalaría su galería en el conocido emplazamiento de la calle Barquillo. Por allí han sido habituales artistas como Jordi Colomer o Alberto García Alix, de quienes Aizpuru conserva auténticos tesoros. Tal es el espacio que echa el cierre este fin de mes. 90 años parecen muchos, 50 años en el mundo del arte también, pero no para Aizpuru, que de hecho, solo se retira por un malestar muy puntual: unos "ruido extraños dentro de la cabeza" y "una fuerte opresión en los oídos”.
“Estoy fastidiada y ya no tengo que seguir luchando para sacar la galería adelante -le decía esta semana a Luisa espina en El Español-. Antes pensaba que mi hija iba a heredarla y que yo cada vez vendría menos, pero Concha se prejubiló hace un año, después de trabajar conmigo 27 años, y vive ahora en Estepona. Ha sido una decisión muy difícil que he meditado mucho. Mis hijas también me han animado mucho. Siempre he dicho que nunca me iba a retirar, pero todo tiene su final”.
Tal vez su creación más importante, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid (ARCO) inició su andadura en 1982, cuando España salía del franquismo sin apenas instituciones culturales y con una incipiente conexión con esa modernidad que ya se respiraba en otros lugares de Europa. La primera edición de ARCO, siempre en el Palacio de Exposiciones del IFEMA, -entonces se encontraba en La Castellana- se celebró en febrero de ese año de Naranjito y la Movida y reunió a un total de 264 artistas de 14 países a quienes convocó personalmente la galerista vallisoletana.
Cuarenta años después ARCO no solo es la Feria de Arte más importante de España sino que es una de las líderes a nivel internacional. En su última edición fueron 211 galerías participantes de 36 países, lo que supone un 66% de galerías extranjeras. Además se recuperó el nivel de asistencia pre pandémico con más de 90.000 visitantes.
En el 'Imprescindibles' que le dedicó RTVE: "De los artistas no sólo aprendes de arte, sino también de la vida". Como la define en el documental el pintor Luis Gordillo, “Juana no es una mujer, es una fuerza de la naturaleza”. Así la recuerdan en Sevilla también, donde fue mecenas de diferentes artistas y donde, a pesar de que tener una política muy estricta de no donar arte, hizo una excepción con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) a la que concedió 26 obras. La creación de Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Sevilla (BIACS), creada en 2004, fue otro de sus grandes 'ajustes de cuentas' con Sevilla, a la que siempre estuvo agradecida.
¿Qué pasará con el archivo de la Galería? Pues de momento, como ha contado la propia Aizpuru, nada más enterarse del cierre la llamó el propio director del Museo Reina Sofía para arreglar la compra del archivo por 96.800 euros. Unas 100 cajas que incluyen cartas con los artistas, folletos de todas las exposiciones desde los años setenta, las críticas de arte de las exposiciones, información sobre los proyectos que llevaba a las ferias, etc. Queda pendiente arreglar lo de la propia colección de arte -la mitad de ella son obras de artistas españoles-, que como dijo en El Español, "la galerista tiene muy claro que quiere vender (y no donar)".