La historia de los Wohlfahrt nos la puede contar Lucía (52 años), una cirujana granadina de padres catalanes que convenció hace algo más de un año a su marido, Juan Carlos, un empresario sevillano de 57, para entrar en una peculiar tienda en su visita al barrio Gótico de Barcelona. En el número 15 de la calle dels Banys se sitúa uno de los escaparates más navideños del mundo. Lo curioso es que era el mes de julio y desde el exterior el marido intuyó que algo no encajaba. Hasta ese momento, Juan Carlos estaba convencidísimo de que en él habitaba algo así como el fantasma de Ebenezer Scrooge, el antipático personaje de Charles Dickens que odiaba la Navidad. "La Navidad me amorataba los labios", bromea.
Cuando Lucía le insistió en acceder al interior de la tienda de adornos navideños de los Wohlfahrt, tiró de nuevo del humor: "¿Navidad en junio? ¡Bah, paparruchas!" Finalmente, acabaron entrando y aquello fue, como diría Robert Luis Stevenson, un auténtico revolcón en lo sentimental. Hombrecillos de los bosques, impresionantes cascanueces, árboles, entrañables escenas de Navidad, galletas, panecillos o pasteles con motivos navideños... Así hasta más de 6.000 artículos diferentes. Y en pleno verano, porque esta es precisamente la gran peculiaridad de esta tienda, que está abierta todo el año y vive la Navidad los 365 días, trascendiendo estaciones y temporadas.
Lucía trabajó varios veranos en Alemania durante su etapa de estudiante y conocía bien la historia de los Wohlfahrt, sus propietarios, que se han ganado a pulso la fama de ser la familia más navideña del mundo y allí donde están presentes -Alemania, Francia, Bélgica, Reino Unido, Estados Unidos y España-, la visita es obligada.
La historia arranca con Wilhelm y Käthe Wohlfahrt, un matrimonio de Sajonia, un estado de la antigua Alemania Oriental, que decidió mudarse a Stuttgart, en la Alemania Occidental, en 1956. Aunque no llevaron consigo demasiadas pertenencias, no se olvidaron de una caja de música de madera genuinamente sajona. Un día, en 1963, celebrando la Navidad con unos amigos estadounidenses, estos quedaron fascinados con la caja. Los Wohlfahrt quisieron comprarles una similar y, después de mucho buscar, dedujeron que, una vez pasadas las fiestas, era difícil encontrar un artículo navideño. Más complicado aún era intentar cruzar de nuevo hacia su ciudad natal, una zona de ocupación soviética, que era de donde procedía su caja de música de madera.
Por fin encontraron un almacén mayorista con excedente. Como no podían adquirir una sola, compraron diez cajas de música. Stuttgart no era entonces el centro político, comercial y cultural que es hoy y el problema era cómo vender las nueve que les sobrarían después de regalar a los amigos. Alguien aconsejó al matrimonio acercarse a la base militar próxima a esta ciudad y ofrecer a sus empleados y familiares las cajas sobrantes. Era una venta directa, sin permiso de ningún tipo y de puerta en puerta, por lo que la policía militar enseguida les frenó. Al ver aquello, la esposa de uno de los militares ideó otro modo de dar salida a su inventario: los eventos de caridad que organizaban habitualmente las esposas de los oficiales estadounidenses. Todo un acierto. Tal fue la aceptación de las cajas de música que los Wohlfahrt se animaron a adquirir más objetos decorativos y a venderlos también en mercadillos de fin de semana. Un año después, en 1964, el sótano de su casa era ya un gran almacén mágico con área destinada a ventas.
Poco después abrieron su propia tienda en la ciudad de Herrenberg, cerca de Stuttgart, con la idea clara de que funcionase todo el año. Les sorprendió que, igual que les ocurrió a ellos, la gente se interesase por los artículos navideños en cualquier época. En 1977 dieron el siguiente paso mudándose a Rothenburg ob der Tauber (Alemania), una joya medieval que ha inspirado algunos clásicos infantiles de Disney, como 'Chitty Chitty Bang Bang' o 'Pinocho'.
Todavía hoy sigue siendo su tienda principal y se ha convertido en uno de los puntos de mayor atracción para los turistas. Por su diseño, la fachada de Wohlfahrt se funde en paisaje de esta ciudad amurallada de calles adoquinadas y casas de madera con techos de tejas rojas. Son mil metros cuadros llenos de imponentes pesebres en forma de pirámide de madera, árboles de Navidad, bolas de cristal y figuras de madera exquisitamente pintadas, entre otros muchos artículos. Un auténtico museo navideño.
De su taller artesano salen las creaciones que acaban en los establecimientos que Wholfahrt tiene repartidos por todo el mundo. Artesanos y artistas trabajan los 365 días del año y, por sus detalles y la delicada pintura a mano, cada pieza acaba siendo una gran obra de arte en miniatura.
La tienda de Barcelona se inauguró en noviembre de 2019 y hoy, como nos confirma el matrimonio formado por Lucía y Juan Carlos, es un atractivo más para el barrio gótico donde se ubica. En su interior se puede encontrar todo lo que la imaginación navideña pueda dar de sí. Desde árboles clásicos y tradicionales de madera hasta piezas de cristal o adornos de corte minimalista para aquellos a quienes no les acaba de convencer tanto boato en el hogar.
Uno de los más aclamados es Santa's Office, una figura de Papá Noel en su escritorio ultimando la lista de los niños a quienes llevará sus regalos. En el catálogo está también el relato de esta familia de emprendedores y algunos de sus acontecimientos más importantes, como el nacimiento de los bebés del clan, con cochecitos que llevan sus nombres. Según contó en el podcast Zero Hour su gerente actual, Takuma Wohlfahrt, que pertenece ya a la tercera generación, uno de los momentos más complicados para la empresa fue la pandemia. Debido al encierro y al desánimo de la gente, estuvieron a punto de echar el cierre. Una vez que las medidas se relajaron y el Covid-19 se controló, los ciudadanos revivieron el espíritu navideño y las tiendas volvieron a lucir como siempre.
Michael Jackson disfrutó de su propia caja de música con la canción 'We are the world'. Es el tema que compuso junto a Lionel Richie en 1986, con motivo de la grabación de 'USA for Africa'. Cuando se enteró de su existencia, el cantante le pidió a un amigo que se pasase por una de las tiendas para hacerse con una. Eso sí, de incógnito. Desde su lanzamiento, han sido muchas las celebridades que han comprado esta caja de música con el globo terráqueo giratorio y niños de diferentes nacionalidades.