En poco más de una semana el mundo del cómic ha despedido a dos de sus mayores leyendas del siglo XX, los dibujantes Neal Adams y George Pérez, quizás los artistas visuales más representativos de los años 70 y 80, aquella época en la que las viñetas de superhéroes alcanzaron la mayoría de edad enganchando a miles de lectores. El fallecimiento de dos de los referentes más influyentes del medio simboliza también el principio del fin de la época dorada del cómic, una generación mágica destinada a desaparecer pero que afortunadamente tiene relevo.
Neal Adams, neoyorquino de nacimiento, falleció el pasado 28 de abril con 80 años de edad, a consecuencia de un paro cardiorespiratorio. Su llegada a DC Comics en los años 70 supuso toda una revolución en el cómic de superhéroes. Junto a Denny O’Neil, devolvió la gloria a Batman en un momento en el que caballero oscuro andaba de capa caída. Adams deslumbró mezclando un clasicismo anatómicamente perfecto y estilizado con un rompedor diseño de página en el que abundaban las composiciones atrevidas y los escorzos imposibles. Para muchos, la suya sigue siendo la representación gráfica definitiva de Batman.
En Marvel trabajó menos, pero sus cortas etapas en La patrulla X y Los vengadores supusieron tal salto en la evolución estética y narrativa del género superhéroes que a partir de entonces su estilo se convertiría en el nuevo canon, dejando atrás la épica fantástica de Jack Kirby, y todos los dibujantes tratarían de imitarle. Convertido en una estrella, Adams también destacaría por su lucha incesante por los derechos de los artistas, la devolución de los originales a sus autores y la mejora de los royalties.
En las últimas décadas, el nivel que exhibió en sus colaboraciones puntuales con Marvel y DC ya no era el mismo que en su época dorada, pero su impronta ha sido reconocida por autores posteriores a él tan importantes como Frank Miller, Bill Sienkiewicz, Alan Davis o Bryan Hitch.
George Pérez, también neoyorquino y de ascendencia portorriqueña, falleció este 6 de mayo a los 67 años de edad, tras sufrir una grave enfermedad oncológica. Si los 70 fueron de Adams, los 80 quedaron marcados a fuego por el trazo barroco de Pérez. Especialista en atiborrar la página de detalles y en coreografiar escenas pobladas con decenas de personajes, para muchos se trata del dibujante definitivo de Los Vengadores, y su espectacularidad multitudinaria se deja sentir en la concepción de la acción del Universo Cinematográfico de Marvel.
En DC también dejó huella, sobre todo haciendo tándem con el guionista Marv Wolfman en Los nuevos titanes y el macroevento Crisis en tierras infinitas. Además, se encargó de renovar a Wonder Woman en una aclamada etapa como artista completo. Aguantó con dignidad en los años 90 el viraje en los gustos del público hacia estilos más agresivos, aportando obras tan recordadas como El guantelete del infinito o Hulk: futuro imperfecto, y ya en el nuevo siglo se encargaría de dibujar el crossover total entre editoriales de La Liga de la Justicia/Vengadores.
Al igual que Adams, también se involucró en la lucha por la mejora de la condiciones laborales del sector, a través de la organización The Hero Iniciative. Y en sus últimos años se dedicó a trabajos más personales y a encargos para editoriales más pequeñas como BOOM! Studios o Malibu.
En una época en la que Hollywood factura miles de millones de dólares gracias a la explotación de personajes que Adams y Pérez llevaron a su máxima expresión, no conviene olvidarse de aquellos que con su trabajo y talento contribuyeron a forjar una industria del entretenimiento que ha crecido mucho más allá de lo que ellos pudieron llegar a imaginar en su época de esplendor.
Con Adams y Pérez empieza a irse una forma de entender el cómic que también incluye a John Byrne, Brian Bolland, Walter Simonson o el propio Frank Miller, pero no su influencia en las generaciones posteriores. Afortunadamente, artistas como Greg Capullo, Steve McMillen, John Cassaday, Sara Pichelli o Sean Phillips mantienen viva la llama del género superheroico en la actualidad.
También hay una generación de dibujantes españoles que lleva ya años asombrando en el mercado internacional con su talento y que han conseguido una importante relevancia tanto en Marvel como en DC. El gaditano Carlos Pacheco quizás sea el más destacado, con décadas a sus espaldas responsabilizándose del dibujo de series como X-Men, Los Vengadores, Los 4 Fantásticos, Green Lantern, Liga de la Justicia o Superman.
Entre estos artistas patrios sobresalen nombres como los del valenciano Salvador Larroca, dibujante estrella de Iron Man en una de sus etapas más celebradas y de la aclamada serie de Darth Vader; el barcelonés Marcos Martín, ganador del Premio Eisner por su trabajo en 'Daredevil' con Mark Waid y también aplaudido por sus contribuciones a 'The Amazing Spiderman'; el también barcelonés Pasqual Ferry, que ha llegado a dibujar la serie regular de Superman; o el vallisoletano David Aja, multipremiado por su excelente trabajo y portadas para 'Ojo del Halcón'. Todos ellos dignos herederos de los grandes maestros que les precedieron.