Es quizás el crítico de cine más importante de nuestro país. Lo más gracioso es que nunca quiso serlo y que, cómo él reconoce, no le gusta que le califiquen como tal. Desde su tribuna en 'El País' (antes fue 'El Mundo') todos esperan su columna, especialmente directores y actores a pesar de que su pluma afiliada haga 'touché': "Pido calidad", ha reconocido en la presentación en el Festival de San Sebastián de su propio documental, 'El crítico', un biopic que no ha dejado impasible a nadie. "Hacía mucho que no me emocionaba de esta manera con una película”, ha comentado con el sarcasmo que le caracteriza.
"El protagonista principal es magnético, interesante y es muy fácil empatizar con él”, ha añadido. “Es un guion redondo, de esos que funciona como un reloj suizo”, ha dicho sobre la cinta, dirigida por Juan Zavala y Javier Morales Pérez. Sin duda, Boyero en estado puro.
“Boyero enamora en esta cinta que es ya un clásico instantáneo (...). Le doy cinco estrellas”, ha insistido el crítico, que quería que la película se hubiera titulado 'Ciudadano Boyero'. El salmantino, que vio como Pedro Almodóvar llegó a escribir una carta a su periódico para que le despidieran, ha tenido que ver las cosas desde el otro lado en esta ocasión. ¿La crítica que le ha hecho el director manchego? “Llana, previsible y que no aporta nada nuevo”.
Sin pelos en la lengua, Boyero relata como ha sido su vida e incluye testimonios de compañeros de facultad, como Fernando Trueba y Antonio Resines, actores como Antonio de la Torre, directores y productores como Icíar Bollaín, Álex de la Iglesia, Enrique Lavigne, Manuel Martín Cuenca, Nacho Vigalondo, y periodistas y críticos como María Guerra, Pepa Blanes, Beatriz Martínez, Marta Medina, Oti Marchante, Borja Hermoso, Pedro Vallín, y hasta Javier Moreno, exdirector de 'El País'. "Prefiero un insulto de Boyero a una alabanza de alguien a quien considera mediocre", resumió de la Iglesia.
Pero de la misma forma que sus críticas son afiladas, su vida también lo ha sido. Abriendo las puertas de su yo más íntimo, relata sus capítulos más oscuros. Eliminó su primer apellido, y no porque sea Sánchez, sino por no congeniar para con su padre.
Díscolo desde pequeño, le echaron del colegio y a su padre le advirtieron de que acabaría en la cárcel. A los 9 años le ingresaron en un internado religioso en el que hubo "todo tipo de abusos". Una parte de su infancia que no olvidará. "Hasta el día que me muera recordaré a esa gente, a los ensotanados, como una panda de cuervos crueles", ha afirmado Boyero.
También le expulsaron del colegio mayor que compartía con Fernando Trueba. El director de 'Belle Epoque' revela: "Le echaron por ganarle el sueldo al cocinero jugando al póker". Carlos Boyero ha tocado todos los palos: "Fui bebedor, fumador y visitante de burdeles". Y reconoce: "Estoy vivo porque siempre pedí ayuda".
"El alcohol, el tabaco y la cocaína me han acorralado varias veces", ha confesado sobre sus diferentes pasos por clínicas de desintoxicación, algunas de ellas con "brutales métodos", como él mismo las califica. "Me lo he pasado muy bien y muy mal con mis adicciones", explica Boyero. "Pueden transformar a la gente y al mismo tiempo dar cosas muy gratas".
Sin pensar en la jubilación, anuncia que hay Boyero para rato: "Si no me vuelvo estúpido y me pegan por seguir dando mis opiniones, ahí estaré". Boyero ha hecho de la crítica cinematográfica su arte y eso que no entraba en sus planes. En realidad no tenía ningún plan, según Trueba: "Todos queríamos ser directores. Él no quería hacer nada". El autor de 'La niña de tus ojos' fue quien le propuso escribir por primera vez en la 'Guía del Ocio', sustituyéndole.
En cuanto a sus últimos días, tira de ese sarcasmo con el que ve la realidad: "A ver si me admiten en una residencia de viejecitos o a ver si tengo el valor de tirarme por la ventana".