Ir al gimnasio y encontrarte con que te digan que "te pareces a Drew Barrymore, excepto porque pareces tener bienestar mental y porque además, ella odia el sexo”, tiene que ser cuanto menos chocante. Pero más si eres la propia Barrymore. Eso es lo que le ha pasado a la actriz hollywoodiense y lo que le ha llevado a escribir una gran reflexión en su propio blog explicando por qué ha estado sin sexo durante seis años. Nada tiene que ver con odiarlo, según cuenta. Además pide respeto para ella y otras personas en la misma situación. "¡No odio el sexo!", ha clamado.
Cada vez son más los hombres y mujeres de cierta fama que se abren en cuerpo y alma para hablar de cómo han transformado sus relaciones y normalizan lo que antes quedaba reservado de alcoba para dentro. Toda la polémica surgió hace unos meses. La que fuera una niña díscola en su niñez y juventud porque, como ella misma ha explicado, sus padres "no fueron modelos a seguir" (con nueve años le dejaban consumir drogas pero no azúcar), dijo que no le parecía "complicado" estar seis meses sin sexo, al ser preguntada sobre el actor Andrew Garfield, quien estuvo seis meses sin relaciones para interpretar un papel.
Barrymore ha vuelto a incidir en esta reflexión en su propia página, 'Welcome to my blog'. Es decir, que su decisión es consciente y madurada. Además, la relaciona con el estilo de vida de sus padres, que no le hizo bien y que ha pretendido cambiar a medida que ha ido madurando. “A mis casi 48 años tengo sentimientos muy distintos sobre la intimidad de los que tenía antes. Me relacioné con la gente de manera adulta desde muy pronto. Buscaba compañía, validación, emoción, placer, hedonismo, diversión y aventuras”, ha dicho.
Esta actitud coincide con el tiempo que lleva divorciada del padre de sus hijas, Will Kopelman. Con ella lo de terminar una relación y comenzar porque considera que "no funciona". De hecho, a raíz de ser hija de unos progenitores con una vida desestructurada, ha anhelado "una familia". Al más puro estilo Escarlata O'hara, se hizo una promesa que no ha podido cumplir: "Juré que tendría una familia para mis hijas".
Su ruptura fue como una apisonadora y ha querido compartir como se sintió: "Cuando creces y estás en un matrimonio con hijos, piensas que solo estarás con esa persona el resto de tu vida y eso no sucede. Me sacudió hasta la médula, por decirlo suavemente". Por eso, ha creído que lo mejor era tener un momento "célibe" y por qué no, "de luto". Tener pareja y sexo no es su prioridad ni lo necesita, ha comentado ella misma.
Este “necesito tiempo" le ha llevado simplemente a que su "punto de vista sobre el sexo realmente ha cambiado”. Y más, después de las noches locas que vivió siendo una tierna adolescente. Sin rechazar una relación y con las cicatrices del pasado, reconoce que su punto de inflexión ha sido: "Soy alguien que está profundamente comprometida con fomentar cómo se supone que las niñas, mis hijas, y yo misma como mujer debemos funcionar en este mundo”.
“Desde que entré en la vida de madre soltera no he podido tener una relación íntima. He tenido el honor y el placer de trabajar en mí misma y aprender qué es criar a unos hijos, algo nuevo que no tenía muy claro al crecer. He vivido muchas curvas en el camino con las que he aprendido”, ha reflexionado.
Haciendo un balance, su recompensa ha sido mayor: "Tengo la suerte de que mi taza se desborda en el departamento de amor: tengo a mis dos hijas y, por primera vez en mi vida, también incluyo el amor propio".Del mismo modo deja un mensaje para navegantes: “la epifanía del amor y el sexo, simplemente, no son lo mismo”.