En el mundo de la crítica de cine conviven perfiles de prescriptores muy variopintos. Está el tibio que parece conformarse con seguir la corriente y no levantar ampollas, el youtuber excesivamente entusiasta y extrovertido pero con poco que decir, el elitista que desprecia casi todo lo que se proyecte en centros comerciales, el desencantado de vuelta de todo al que ya nada entusiasma, y el que chorrea amor y pasión por las películas y sabe transmitírselo a su público. Alejandro G. Calvo (Barcelona, 1978) pertenece a esta última categoría. Lleva más de 30 años escribiendo y hablando sobre el séptimo arte en publicaciones como ‘Dirigido por’, ‘El Cultural’, ‘Rockdelux’ o la web especializada ‘SensaCine’, y nunca ha perdido la emoción del cosquilleo previo cada vez que se mete en una sala.
Acudimos a la cita con él en una cafetería de la Gran Vía con la convicción de que en las distancias cortas tiene que ser tan buena persona como aparenta en esas videocríticas de Youtube que le han convertido en uno de los comunicadores de cine más cercanos, didácticos y populares, con más de 400.000 seguidores. Y no defrauda. Lo que vemos en la pantalla es lo que hay. El motivo de nuestro encuentro es la publicación de ‘Una película para cada año de tu vida’ (Temas de hoy), un libro que escribió por encargo en apenas cuatro meses, en el tiempo que le quedaba entre cubrir festivales, realizar sus programas y reseñas semanales y sus monográficos de ‘Cine a quemarropa’. “Nadie sabe lo poco que duermo”, reconoce con un ademán de resignación.
El sugerente planteamiento del proyecto es recomendar una película para cada año de la existencia, desde la cuna hasta la tumba, “aunque lo que de verdad habría querido es una para cada día”, nos dice G. Calvo con gesto travieso. En realidad, un mcguffin hitchcockiano para deleitarnos con su profundo conocimiento de la historia del cine, del de autor al más comercial, del más clásico al más rabiosamente contemporáneo, sin barreras, pero esta vez ligándolo a sus propias vivencias, a su experiencia personal. Decía Oscar Wilde que toda forma de crítica es hasta cierto punto una biografía de quien la emite, y eso es lo que termina siendo un recorrido a través de todos esos fotogramas que te marcan de por vida.
¿Cómo fue el proceso de elegir estos 101 títulos? ¿Diste muchas vueltas filtrando, dudando, equilibrando y rectificando?
Un amigo me acaba de reñir por todo lo que no ha entrado, acusándome de 'italianofobia'. ¡Pero si están Corbucci, Argento, Leone, Rosellini y Monicelli! Pero claro, no está Fellini, ni Pasolini, ni Visconti. Yo habría hecho una película para cada día, porque no creo que haya que ver una peli al año, sino una peli todos los días, pero no podía ser. Y me sabe muy mal, porque Fellini y Pasolini estaban en la lista. Me ha dado mucha pena dejar fuera películas muy importantes en mi educación cinematográfica y, por tanto, muy importantes en mi vida.
¿Por qué pelis fundamentales como ‘El padrino’ o ‘ Blade Runner’ han caído en años upperos como los 50 o los 70?
Tiene truco. Son películas que puedes ver a los 20 y a los 70 y siguen siendo obras maestras. Eso me ha ayudado a colocarlas en un lugar donde la condición generacional que he intentado hilar en el libro no esté tan marcada. Por ejemplo, 'La red social' entra en la edad universitaria, 'Adventureland' en la postadolescencia, la edad del primer amor de verano… 'El Padrino' podía estar en cualquier año.
Tenía una cosa muy clara, que era no repetir película de un director excepto con John Ford, que tiene tres ('La diligencia', 'Centauros del desierto' y 'El hombre que mató a Liberty Balance') para que quedara clara la importancia que le doy a Ford sobre los demás. Pero hay dos de Coppola. Sobre todo, porque 'El padrino II' es mejor que la primera.
¿Cómo deberíamos leer este libro?
Siempre que he leído libros de este tipo, como 'Las 1.000 películas que ver antes de morir', yo lo he hecho de principio a fin, aunque tienen un formato de herramienta de consulta, que es clave. Cuando ves una película ir a leer después sobre ella es algo muy sano y bonito. También te puede servir para organizarte los visionados. Sí creo que he buscado equilibrar lo literario con lo crítico, lo que permite que sea lea todo seguido, siempre que no te importen muchos los spoilers. Pero que la gente lo lea como le dé la gana. Solo con que lo hagan ya me parece un milagro.
Lo que sí hace la gente es abrirlo por su año, y según qué película sea eso va a marcar si el libro le mola o no (risas). No tiene índice, por cierto, y no fue algo consciente. Pero cuando me lo advirtió mi editora me dije, mejor. Que la gente bucee en el libro.
Lo mejor del libro son esos apuntes que se van filtrando sobre ti mismo. ¿En qué momento decidiste que esto iba a ser una autobiografía encubierta?
No lo decidí. El libro es un encargo que recibo en agosto del año pasado. Lo hemos escrito en familia. Me senté con mi mujer y mis dos hijos, que tenían 8 y 10 años, y les dije 'chicos, tengo que escribir un libro y necesito que me ayudéis. Los fines de semana en vez de elegir vosotros las películas, las elegiré yo". Mi mujer, Penélope, ha corregido todos los textos. Porque esto era capítulo acabado, capítulo a maquetar. Un proceso super rápido. Mientras acudía a Venecia, a Sigtes, a Gijón a estrenar el último ‘A quemarropa, el programa cada semana… Ha sido una locura.
Ahora, cuando ojeo el libro, noto esa urgencia. Si llego a tener el doble del tiempo y calma igual sería totalmente distinto. Es muy fresco, muy emocional, muy pasional. Y sí, es una autobiografía encubierta porque se ha escrito así. Es una cosa visceral. Yo empezaba a escribir y no tenía ni idea de dónde iba a acabar. La forma de avanzar era esa. No tener que documentarme y coger cuatro libros para escribir sobre una peli. Por eso hay tanto de mí mismo. Y también porque hablo de edades, emociones y cosas muy particulares que solo puedo ligar a mi experiencia personal. Era muy suicida, no sabía si me estaba exponiendo mucho, o si iba a gustar a la gente.
El aficionado medio de una cierta edad, ¿va perdiendo la pasión cinéfila con los años o hay algo de cierto en el 'ranciofact' de que ya no se hacen películas como las de antes?
Ya, uno cuando crece va perdiendo ilusión, la música de antes era mejor, las películas de antes sí que eran buenas... pues no. Lo que pasa es que cuando eras joven eras más poroso, tenías una sensibilidad más afilada, las películas entraban mejor, la música entraba mejor. Pero las películas eran buenas hace 100 años y son buenas ahora. Yo siempre estoy defendiendo el cine contemporáneo. No te dedicas a la crítica de cine por lo que te pagan (créeme, eso no pasa). Te dedicas a esto porque es una pasión brutal que tienes. Es un estilo de vida más que una profesión. Entonces, el perfil de crítico amargado que odia el trabajo que un día le ilusionaba mucho... es muy triste.
Sé que todo el mundo te pregunta por Boyero y yo no quería hacerlo, así que lo haré sin mencionarle. ¿Eres capaz de imaginarte a ti mismo dentro de 20 años hablando con hastío, desgana y desdén de las películas del futuro?
A ver, es que Boyero a mi edad ya era Boyero. Está alejado de la crítica de cine. Es más un columnista que da su opinión, no desde un punto de vista crítico sino desde un punto de vista muy personal. Yo voy a ver las películas con muchísima ilusión. Vengo de ver 'Scream 6' y he ido súper contento. Tengo la suerte de dedicarme a esto, soy tremendamente afortunado y no creo que nunca me vuelva un amargado. No lo sé, igual la vida me va muy mal y acabo así. Si eso pasa, pido disculpas desde ya.
Hay una frase en el libro que te define muy bien como crítico: “El espectador feliz a a disfrutar por igual con los sueños de Spielberg que con las pesadillas de Lynch. Elegir bando es estar perdiéndose la mitad de la fiesta”. ¿Por qué tanta gente es de elegir bandos?
Esto es muy del mundo de la crítica, que es como un pueblo muy pequeño donde las familias se llevan muy mal. Y en el fondo somos todos apasionados y deberíamos llevarnos muy bien. No entiendo por qué no pasa, pero una de las razones es el elitismo. El querer diferenciar lo que es buen cine del que no lo es. No puedes pedir que todo el cine sea como el de Bergman. Y al revés lo mismo, los que desprecian a Bergman porque es aburrido, un rollo, muy serio, y solo quieren cine para evadirse.
Yo lo que aconsejo es tratar de verlo y disfrutar todo. Porque mola. Porque es apasionante irte a ver 'Los Vengadores' y disfrutarla y después, en el momento adecuado, ponerte una de Tarkovski o Antonioni y disfrutar de toda esa belleza, fuerza estética y emocional que obviamente no tiene la otra. Porque es otra cosa. ¿Por qué tengo que elegir? No sé por qué. En ese aspecto, la crítica suele poner barreras, mientras que yo soy más de tirarlas.
A propósito de eso, dices en el libro algo llamativo: “A los críticos habría que exterminarlos de tanto en tanto” ¿Os hace caso alguien en estos tiempos de juicios rápidos en la plaza de las redes sociales?
La figura del crítico ha perdido mucha presencia con la llegada de Internet y las redes sociales. Los aficionados se fían más de gente que publica en redes y tienen gustos afines a ellos. Está Filmaffinity, Letterbox, las críticas en Google... Al final hacen más caso a eso que a la crítica del periódico o de la revista especializada. Yo tengo la suerte de que como estoy en redes sociales la gente ha entrado también por ahí. Más que por ser crítico de cine desde hace más de 30 años.
Con todo, creo que nunca en la historia de la humanidad la crítica de cine ha sido más necesaria. Vivimos un momento de sobreproducción, de bombardeo continuo de imágenes, de películas, de series, un abuso brutal de lo urgente, de lo que pasa este fin de semana. Entonces no está nada mal la figura de un prescriptor cualificado, que mole, tenga base cultural y sepa comunicar, que te diga qué ver. Porque si no al final la gente solo escucha el ruido, y ya hay muchísimo ruido.
Tus videocríticas de Youtube son todo un éxito. ¿Cuál es el secreto de que gusten tanto?
La clave es Verónica Melguizo, que me edita y me convierte en alguien mucho más divertido e inteligente. Y nunca ha habido un plan. Son un reflejo bastante fidedigno de la cultura que tengo y cómo soy de carácter. Para mí también ha sido una sorpresa completa. Cuando empezaron a petar no entendía por qué. Porque hay muchísima gente en Youutube haciendo vídeos y nosotros, por lo que sea, hemos sido capaces de llegar a gente joven, que se introducen en el cine. Solo puedo estar agradecido.
¿Percibes entonces que las nuevas generaciones todavía se siguen enganchando al cine, más allá de Marvel y compañía?
Sí, por supuesto. Yo cuando oigo decir que la gente es tonta o se traga cualquier cosa, digo "no, perdona, La gente no es idiota, es muy lista". Esto ya lo decía Tarkovsky, un cineasta que no es precisamente fácil: "El espectador es un ente inteligente". Cuando monto un evento en Madrid, en los cines Paz, viene mucha gente joven. Y el lugar se llena de chavales para ver ‘El apartamento’ de Billy Wilder. A la gente joven le sigue gustando ir al cine y descubrir películas. En ese aspecto tengo confianza plena en la juventud.
En el libro cuentas cómo a tus hijos les ponías películas de Buster Keaton. ¿Cómo es ver cine con ellos? ¿Intentas guiarles?
También les he puesto ‘Depredador’ y ‘Terminator’ ¡Y les encanta! Con los niños no hay que forzar nada, tiene que salir todo de forma natural. No les digo “y ahora, ¡cine mudo!”, porque lo odiarían. Vas probando. Yo empecé cuando eran muy pequeños con los cortos de Mack Sennett y veía que se tronchaban de risa con el slapstick. Les ponía los cortos animados de la Warner, los de Tex Avery y Chuck Jones, y les encantaba. Otros padres les ponían Dora la exploradora, Pocoyó, Pepa Pigg y yo decía, “bueno, no está mal que vean eso, pero que no todo sea Dora la exploradora, que vamos a crear una generación de tarados, con perdón”.
Les ponía Chaplin , que no solo es comedia superlativa, también hay mensaje. Porque es un personaje revolucionario, en contra del poder, el dinero y la policía. Y Buster Keaton, que tiene un cosa que Chaplin no tiene, una puesta en escena superlativa, por momentos a la altura de Fritz Lang. Aunque eso no es lo que les entra, claro. Pero igual que les pongo eso también les he puesto las pelis de Bud Spencer y Terence Hill. Sobre todo quieres que tus hijos se diviertan, sean felices, crezcan bien, con una cierta conciencia de cómo está el mundo. Yo tengo suerte de que, con 9 y 11 años, son muy cinéfilos. ¡Este fin de semana hemos visto 'Rocky' y 'Little Miss sunshine'!
Por último, elígenos una película para ver a partir de los 50
Para los 50 años mi película favorita sería ‘Los puentes de Madison’. Los protagonistas están en ese margen de edad. Es de las tres películas románticas más importantes de la historia del cine y demuestra que esta vida es extraña, rara y difícil, pero igual con solo cuatro días de felicidad absoluta con alguien merece la pena.