Junto a Alain Delon o Marcelo Mastroianni, Helmut Berger podría conformar una santísima trinidad de actores europeos que, hacia mediados de los 60 se convirtieron en leyenda. Hermosos y malditos, que diría Capote. Nada de lo humano parecía serles ajeno a estas bestias de la pantalla. Y del exceso. Al menos en el caso de Berger, que acaba de morir a los 78 años, arruinado y salvaje, tras una vida marcada por las relaciones más pasionales: la más significativa, la que lo unió al cineasta Luchino Visconti hasta la muerte del célebre director italiano.
Berger nació en las postrimerías de la Segunda Guerra mundial, en 1944, a orillas del lago Traun, en Austria. Creció en medio de la reconstrucción en una familia de hosteleros. Pero ya desde la adolescencia soñaba con algo más. Se fugó del colegio de maristas donde estudiaba y se fue Londres, en lo que serían los albores del swinging London, y posteriormente a Roma, donde conocería a Visconti, con quien entablaría una relación que cambiaría su vida. Berger tenía 20 años, el director italiano 58.
El austriaco debutó en la pantalla de la mano de su descubridor y amante, en el episodio que este rodó para el film colectivo 'Las brujas' de 1967. Luego participó en 'La caída de los dioses' donde interpreta a un aristócrata alemán travesti y pedófilo. Paralelamente, Berger daba rienda suelta a sus apetencias más variadas, el sexo (era abiertamente bisexual) el alcohol y la cocaína. Se dice que tenía un canuto Bulgari para esnifarla. "He vivido tres vidas en cuatro lenguas y no me arrepiento de nada", solía decir.
En una de esas vidas, según ha contado el propio Miguel Bosé, vivió con el español, entonces un adolescente, y con la madre de este, Lucía Bosé, una especie de trío pasional, en el que los celos y la rivalidad entre madre e hijo por los favores de Berger dieron lugar a escenas realmente rocambolescas en las casa de la actriz, y que pueden leerse en 'El hijo del capitán trueno', las memorias que publicó Miguel en 2021.
En 1973 ya convertido en un ícono, llamado por la revista Vogue 'el hombre más atractivo del mundo' llegó a la cúspide de su carrera al protagonizar, junto a Romy Schneider, la cinta 'Ludwig', sobre la vida de Luis II de Baviera, más conocido como el 'rey loco'. La cinta, que significó el regreso de Schneider al papel de Sissi, que era prima de Ludwig, le significó un Premio David al mejor actor y le permitió gozar de un estrellato que parecía consolidarse.
Tres años después, sin embargo, muere Visconti y Berger cae en depresión. De hecho intentó suicidarse al cumplirse un año del fallecimiento de su gran amor, pero siguió viviendo para cimentar su leyenda. Lo que vino después, sin embargo, fueron años de declive, con apariciones esporádicas en series de televisión americanas o pequeños papeles en cintas importantes como El Padrino III, de Coppola. Hasta el fin de sus ideas, después de haberse casado con una mujer, la italiana Francesca Guidato, se hacía llamar el 'viudo de Visconti'.
En 2015, un documental llamado 'Helmut Berger, actor' escandalizó al público del mismísimo Festival de Venecia: Berger intenta tener sexo oral con el director en cámara y termina masturbándose. "En mis mejores tiempos tenía sexo cuatro veces al día, siempre en trios" asegura. Un verdadero ejemplo.