Para empezar, aclaremos algunos puntos: en 1927 el cineasta francés Abel Gance tenía en sus manos una película muda de tres horas y media de duración, una hagiografía poética -"no es una biografía, es un poema, es la pasión de un hombre por otro hombre célebre plasmada en imágenes de una forma lírica” ha dicho Costa Gavras de la cinta- de Napoleón. También tenía un 'directors cut' de casi diez horas. Esta última versión es la que la la Cinemateca Francesa (apoya por otras instituciones, entre ellas, Netflix) lleva 16 años restaurando y cuya primera parte, que dura tres horas, se ha podido ver en Canne, ante la presencia de la hija del cineasta.
A la manera de los grandes esfuerzos de Richard Linklater, Gance tenía la idea de un proyecto mastodóntico: nada menos que cinco películas que abarcaran toda la vida de Napoleón, era un trabajo al que dedicaría, también, toda su vida. Sin embargo la llegada del cine sonoro y la crisis de la industria truncaron su épica visión. Gance murió en 1981 sin haber podido rodar las películas que tenía en mente sobre otros dos grandes personajes: Cristo y Cristóbal Colón. Nunca tendremos su visión de ambas figuras históricas pero a tenor de lo que hizo con Napoleón, seguramente estaríamos hablando también de grandes clásicos.
Pero ahí no acaba la épica, poco tiempo después de su estreno la cinta fue metida en un cajón y posteriormente mutilada para sucesivos montajes de los que se conocen 22. Incluso el propio Gance le puso diálogos a la versión corta en 1934. Durante años, fragmentos del metraje original se fueron perdiendo y parte de la labora de los investigadores fue ir recuperando estas piezas para reconstruir la versión completa de la cinta. ¿En que se han basado los restauradores para la titánica labor de reconstrucción? En horas de investigación en la Biblioteca Nacional francesa en la que se encuentran tanto las notas de montaje que dejó Gance escritas, como las cartas que este enviaba a su montador.
El resultado, o una primera parte del resultado, es lo que se se ha podido ver este lunes en Cannes, en donde muchos han recordado inevitablemente la vapuleada cinta de Ridley Scott con Joaquin Phoenix. Vapuleada especialmente por los historiadores (franceses) que han considerado que Scott se tomó demasiadas libertades (aquello del ejército galo bombardeando las pirámides) a la hora de retratar la vida de El Gran Corso, historiadores a los que el inglés vapuleó a su vez muy gentilmente: "los franceses no se gustan ni a sí mismos".
Pero sí se gustan. Al menos, así lo demuestra el idilio entre Cannes, el 'Napoleón' de de Gance (rebautizado, por cierto, como 'Napoleón visto por Abel Gance'), el público (mayoritariamente francés) y la crítica (francesa). Vale, no solo la francesa. A lo largo de los años, cineastas como Scorsese o Coppola han sido grandes reivindicadores del legado épico de Gance y su monumental trabajo. La pregunta ahora es si la intervención de Netflix en la restauración significa que la cinta llegará a la pantalla chica, aunque que sea en partes, como una miniserie. De momento, después de Cannes, la cinta se proyectará en su versión integral (ahora de 7 horas de duración) en París, junto al Sena y en "un cine-concierto sinfónico excepcional, con 250 músicos de Radio France", el 4 y 5 de julio.