Viggo Mortensen, de 64 años, es una especie de artista renacentista. Además del cine, también se dedica a la pintura y a la fotografía, es un jinete consumado, toca jazz, habla con fluidez varios idiomas e incluso tiene varios libros de poesía publicados. El último de ellos, 'Ramas para un nido', lo acaba de presentar en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires, ante una audiencia para la que recitó varios poemas.
Nacido en 1958 en Nueva York, hijo de un danés y una estadounidense, el actor de 'Promesas del este', 'La carretera' o 'Green Book' siempre ha mantenido un complicado equilibrio entre el estrellato de Hollywood y el arte más independiente. Por eso en 2002, justo en pleno éxito de 'El señor de los anillos', fundó Perceval Press, una pequeña editorial especializada en libros de arte y crítica literaria. Aunque, para él, todo ese eclecticismo es algo natural: “Cuando lees un poema o lo publicas, ya no es tu poema. Como cuando se hace una película, la gente se apodera, y es su película".
El libro que ha presentado, en compañía de José Villa, Gabriela Luzzi y Gabriela Bejerman, es el primero que el intérprete edita en Argentina, el país al que llegó con su familia a los 11 años, y está publicado por Ediciones Lux, que promueve la obra de autores contemporáneos de Latinoamérica y también de autores traducidos.
"Después de intentar escribir poesía durante casi cincuenta años, concluyo que un poema es la flor de la mentira que son las palabras. Nunca alcanzan, no representan fielmente de lo que pienso o siento. Por ejemplo: El pelo de María / en el avión rubio / azul de noche / siguiendo el mar", así empezó Mortensen a recitar 'El pelo de María', así empezaba su intervención el actor.
Los poemas de Mortensen buscan generar tensión con cadencias que evocan decepción e inquietud, por medio de versos cortos, elipsis y bajo una estructura fraccionada. En ellos queda reflejado una especie de angustia existencial, la fugacidad de la vida o los recuerdos traumáticos de la infancia.
En 'La lapicera de Pavese', un texto "sobre el infierno personal de los últimos días de [Cesare] Pavese”, escribe "El desencanto / tiene palco / en lo alto / de la pieza / en la sombra / donde duermen / las moscas".
Es el poema 'Casitas' el que mejor resume la argentinidad del artista, anudando tango y fútbol: "Lo que me contó/ tu viejo / ese único/ Cuervo / de Cuervos / lo grabé/ pongo / estas palabras / vuelve / el cero / a cero levantamos / vuelo / rueda / la bocha / aguante / Ciclón".
“He leído buenos poemas de otros y confío en la posibilidad de escribir uno, o sea que existen los buenos poemas, pero tampoco sé si eso es cierto. Puede que sea imposible escribir un poema realmente bueno”, reflexionó el artista. Y continuó: “Un poema es el registro de un fracaso; no digo que el poema tiene que ser un fracaso, aunque puede que todos los poemas sean fracasos, como todos los cuadros, las esculturas, las fotos, los recitales, los bailes".
Tras los recitales, quedó patente que la inmensa mayoría de asistentes habían venido por el actor. La fila que se formó para la firma de ejemplares daba la vuelta en el segundo piso del centro cultural con nombre de escritor argentino. Había fans disfrazados como hobbits, pero también madres e hijos ilusionados y respetuosos en busca del autógrafo de Viggo, un artista que nuca ha dejado de emanar un carisma que enamora a toda clase de públicos.