A pesar de su veintena de libros, Pilar Eyre nos recibe en su casa, en su Barcelona natal, con los nervios propios de un estreno. El lanzamiento de su última novela, De amor y de guerra. Aunque su carrera ha estado especialmente marcada por sus informaciones y crónicas sobre la Familia Real, la periodista se ha desarrollado en paralelo como escritora a lo largo de sus más de 30 años de trayectoria. Novelas en las que las vicisitudes del amor son un protagonista más y muchas de ellas ambientadas en épocas pasadas.
En 2014, se convirtió en finalista del Premio Planeta por Mi color favorito es verte donde narra su historia con Sébastien, un corresponsal de guerra francés. Un reconocimiento notorio para una escritora que ha dedicado gran parte de su vida a la pluma y, ahora, a las teclas del ordenador. Porque Pilar, a sus 72 años, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Tanto es así que, desde hace un año, cuenta sus aventuras y comparte reflexiones en 'Al aire de Pilar Eyre', su canal de Youtube.
La catalana derrocha pasión no solo en sus novelas, también en la vida. "Me enamoré de Youtube como quien se enamora de un hombre", cuenta. Fue su hijo quien la animó a adentrarse en ese mundo nuevo para ella en el que ha encontrado su sitio y cuenta ya con casi 100.000 suscriptores. Un proyecto en el que se ha embarcado con la misma ilusión de siempre porque, asegura, eso de que se gana sabiduría con la edad y se van perdiendo ganas no es más que una burda mentira. "Yo me enrabieto y me enamoro como cuando tenía 10 años", dice, y culmina con una frase casi poética que sintetiza su espíritu jovial: "En el corazón nunca es invierno, aunque te salgan arrugas".
Así, vuelve al amor, como un hilo del que no puede desprenderse, como si fuera inevitable. Tal y como ocurre en sus relatos y, esta vez en concreto, en De amor y de guerra, donde Beatriz, Román y Teresa se ven envueltos en un triángulo amoroso marcado por la coyuntura del momento. A pesar de que Pilar prefiere enfocarse en las vivencias de sus personajes y transitar a través de ellas los momentos históricos que retrata en sus libros, reconoce que hay también una intención de ser precisa y arrojar una mirada tan objetiva como puede.
Sin embargo, no puede evitar tener una idea clara respecto a la memoria histórica y la superación de los traumas de la guerra: "Somos herederos de la generación de la guerra, que estaba enferma de estrés postraumático". Para la escritora, no se puede sanar una herida que ha ido traspasando generaciones. Pero sí quería poner el foco y hacer un homenaje a las mujeres, de las que afirma: "Son las grandes perdedoras de la Guerra Civil".