El bibliotecario que consiguió poner a la cárcel de Soto del Real a leer: "Algunos presos mandan cuentos a sus hijos"

  • Tres presos nos describen en textos manuscritos cómo la literatura alivia su condena entre los muros de este centro penitenciario madrileño

  • Hablamos con su impulsor, Juan Sobrino, director de la biblioteca municipal y responsable de muchas iniciativas literarias

  • Gracias a uno de sus proyectos, estos hombres graban cuentos que llegan a sus hijos, fortaleciendo así el vínculo paterno filial

Si por el grosor del polvo en los libros de una biblioteca pública se mide la cultura de un pueblo, no habrá municipio más erudito que Soto del Real, una localidad madrileña enclavada en la Sierra de Guadarrama que no llega a 9.000 habitantes. Ni una sola mota resiste en las estanterías de su biblioteca municipal y no será porque Juan Sobrino, su director, se ocupe de pasar el plumero. Este hombre, de 51 años, cuyo estado permanente es "leyendo la vida y viviendo los libros", se ha propuesto acabar con las excusas. Si el vecino no va a la literatura, él se encarga de que la literatura llame a su puerta. Nos cuenta cómo lo consigue en una conversación que podría ser inagotable, como lo son sus recetas para lograr que todo el mundo lea.

"Aquí los libros vuelan", advierte. Gracias a sus iniciativas, salen de la biblioteca y llegan a la residencia de ancianos, al centro de salud, a los colegios, a las plazas e incluso a los escaparates de los comercios. Antes de describirnos cada cosa con detalle, nos detenemos en uno de los destinos que mejor visibilizan su manera de humanizar la biblioteca: el centro penitenciario de Soto del Real, una de las cárceles más nombradas de España, con unos mil presos.

"Más libros, más libres"

Hasta allí ha llevado Juan Sobrino la pasión por la lectura y ha hecho verdad eso que decía el político y profesor Enrique Tierno Galván: más libros, más libres. "En su encierro -explica-, estos hombres han visto una puerta abierta a decenas de mundos, tantos como libros, y han encontrado en la lectura respuestas a muchas de sus preguntas. Con la lectura se sienten seres humanos libres, independientes para pensar, imaginar, desplazar su mente tan lejos como desean. En los libros dan con la palabra perfecta para nombrar sus emociones y pensamientos".

Tres de esos lectores que están entre los muros de la prisión nos han ofrecido su testimonio en cartas manuscritas que han llegado a la redacción por medio de Juan, con los permisos previos del centro penitenciario. Lógicamente, hemos omitido sus nombres reales para quedarnos con lo esencial, sus palabras y la manera en la que entablan un diálogo entre el alma y las letras.

Así lo describen ellos

"La lectura -arranca el primero de ellos- me aporta tranquilidad, conocimiento de las cosas. Nutre la expresión lingüística y me da momentos que comparto con la mente imaginaria, con los personajes y el autor, así como el trasfondo del contenido". Este recluso, pongamos que se llama Miguel, dice que los libros le han descubierto un camino diferente a nivel personal. "Más que nuevo, es una continuidad a mi lectura pasada, presente y futura. Como atractivo añadido, la posibilidad de compartir y debatir lo leído con terceros".

De alguna manera, compensa esa ausencia de libertad mientras cumple condena. "Efectivamente, me siento más libre. La lectura me proyecta fuera del entorno físico en el que estoy y me introduce en otro sin ningún tipo de restricciones o fronteras, tanto físicas como mentales. La lectura es un medio infinito para disfrutar de situaciones de lo más diverso y te hace partícipe de sentimientos de todo tipo y partícipe de la trama siendo el primer espectador".

Miguel reconoce que los libros enriquecen su estancia en la prisión y le abstraen "de situaciones difíciles, incómodas, que a veces nos inundan la mente con el día a día. En definitiva, para mí la lectura es mi pilar fundamental en mi desarrollo personal".

"Vivo cada sentimiento plasmado en la obra"

Uno de sus compañeros, llamémosle José, describe en su carta la emoción que le provoca la lectura. "Cuando leo un libro me meto tanto en los personajes que sueño, río y hasta he llorado con el modo en que se desarrollan las diferentes historias. La verdad, los libros me dan libertad en el encierro. Leer me ayuda a escribir y participar en el taller me ayuda a no perder el interés en seguir leyendo. Mientras leo me involucro con cada personaje, de manera que vivo cada sentimiento plasmado en la obra literaria".

El último de los testimonios -Jesús, pongamos que se llama así- es un lector ávido y, gracias a Juan, no ha perdido la costumbre: "Me gusta la lectura desde siempre. Me ayuda a cultivarme y pasar buenos momentos. Colecciono libros y tengo mi propia biblioteca en casa. Es algo que me apasiona. Es cierto que estando en prisión se multiplican las ganas de leer y este taller te ayuda a conocer escritores que de otra manera no me pararía a leer".

Juan tiene ese poder. En un rato te de la vuelta a la forma en que percibes la realidad, sea buena o mala. Consiguió deslumbrar a la mismísima Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que elogió sus cuentos por teléfono en plena pandemia.

Esta iniciativa, que ya contamos en Uppers, es solo uno de los impulsos que ha dado Sobrino a esta sala de unos 400 metros cuadrados donde los libros, tiene razón, vuelan.

El bibliotecario más premiado

Ha sido reconocido con diferentes galardones, como el Premio a las Buenas Prácticas en el X Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas celebrado en Pamplona el mes de octubre. En esta ocasión fue el proyecto que llamó 'Cuentos que hilan vidas' el que mereció este laurel. Integrado en 'Libros que saltan muros' los internos de Soto del Real graban cuentos infantiles a sus hijos que viven lejos y se los hacen llegar a sus familias.

Por su iniciativa 'Te haré de la vida un cuento', ganó el premio Rebiun. "Esta idea cuenta ya con una larga trayectoria y se desarrolla en diferentes líneas. Una es la biblioterapia para mayores, dirigida a personas que viven en residencias de la tercera edad. Incluye recitales poéticos, obras de teatro, lecturas mensuales en grupo o la creación de una colección específica con audiolibros y ejemplares con letra grande. Otra línea es la llamada 'Leyendo con mi mejor amigo', que se desarrolla con perros y está enfocada a niños con capacidades diferentes. Y la tercera, 'Libros que saltan muros', que son esas propuestas de animación a la lectura en el centro penitenciario".

Pero Juan es incansable y nos cuenta que esta lista acaba de incorporar 'Lecturas que curan', consistente en la instalación de estanterías realizadas por los internos de la prisión con una selección de libros de la biblioteca. "Tendrá una segunda fase en la que colaborará el equipo médico para recomendar determinados títulos para algunas dolencias, sobre todo relacionadas con la salud mental. El objetivo es desarrollar un proyecto de investigación que determine de una manera rigurosa y científica los beneficios de la biblioterapia". En sus redes sociales revelaba hace un mes el mejor truco para hacer tratos con la vida.

Después de escucharle, no nos extraña que Juan fuese seleccionado en 2022 como la persona más creativa del mundo por la revista Forbes.