Tres décadas dan para mucho. Y más en en una industria como la musical, que en los últimos 30 años ha vivido profundas (y traumáticas) transformaciones. Del reinado del CD a finales de los 90 a su vulgarización en el 'top manta' a principios del siglo XXI, y de ahí a su práctica defunción a manos de las plataformas de streaming. Pero si algo ha permanecido vigente en todo este tiempo han sido los artistas, los músicos que al final son los que dan sentido a todo esto. Y si alguien sabe de grandes figuras de la música en este país ese es el periodista y escritor Javier Menéndez Flores (Madrid, 1969). Principalmente porque los ha entrevistado a (casi) todos. Y varias veces.
Recuerden, tres décadas dan para mucho. Especialmente siendo un escriba de largo recorrido como Menéndez Flores, que ha trabajado en numerosos medios, revistas, diarios y webs, desde 'Guía del Ocio' a 'Interviú', pasando por 'Rolling Stone', 'El Mundo', 'La Razón' o este humilde rincón. Lógico, pues, que en una trayectoria tan dilatada (y no contamos sus canónicas biografías de gente como Joaquín Sabina o Extremoduro) haya podido conversar con casi todo el que ha pintado algo en la escena patria.
De querer hacer balance de ese extenso legado, de recapitular (parte de) toda una vida profesional, surge 'Si tú me dices... Conversaciones con grandes figuras de la música' (Libros Cúpula), una recopilación de 76 entrevistas del autor con 40 intérpretes esenciales que, juntas, componen un apasionante ¿quién es quién? de la música en España en los últimos 30 años. "Podrían haber entrado muchos otros, pero estoy satisfecho con la selección definitiva", nos dice. La entrevista más antigua, a Sabina, data de 1997. La más reciente, a Christina Rosenvinge, es de septiembre de 2023.
¿Están todos los que son?
Si no están todos, faltan muy pocos. Y, desde luego, todos los que están, son. Fue una doble selección, de músicos e intérpretes y de entrevistas. He entrevistado a muchos músicos, bastantes más de los que salen en el libro, pero los libros no pueden tener mil páginas y tuve que decidir a quiénes incluía y, a partir de ahí, cuántas entrevistas daba de cada uno de ellos.
El criterio que seguí con los artistas fue, además de la importancia que tienen o han tenido, que hubiese cierto equilibrio y abarcaran todos los géneros: hay artistas del rock y el pop, cantautores y flamencos. Y respecto a las entrevistas, he mantenido las que siguen teniendo vigencia, aunque en algunos casos haya transcurrido mucho tiempo desde que fueron hechas.
¿Te dieron ganas de cambiar algo de aquellas entrevistas más antiguas?
Las que he incluido, más allá de algún detalle, de algún nombre o hecho concreto, bien sea cultural, social o político, han aguantado bien el paso del tiempo. Y un dato muy importante: por una cuestión lógica, de límite de extensión, la mayor parte de las entrevistas fueron mutiladas en su día, y en el libro he podido recogerlas en su totalidad, como fueron hechas, lo que significa que una buena parte del libro es completamente inédita.
¿A quién no has entrevistado y te gustaría hacerlo?
No he entrevistado a Alejandro Sanz, por ejemplo, y me gustaría poder hacerlo algún día. No es que haya habido intentos por mi parte y negativas por la suya, es que nunca se ha dado la ocasión. De hecho, me escribió un texto para un libro que hice con Dani Martín, ‘Soñar no es de locos’. Creo que el momento más interesante de Alejandro Sanz es el actual, después del boom que vivió y de los muchos episodios, profesionales y personales, por los que ha pasado últimamente. Ahora tiene la suficiente perspectiva como hablar con cierta objetividad de algunos tramos importantes de su biografía.
Vayamos con los que están. Abres con Alaska, un estilo en sí misma. ¿Cuál es para ti su gran virtud?
Por un lado, pasar completamente de las modas y demostrar una gran personalidad. Ser ella siempre; construir un personaje muy potente que lleva en pie más de 40 años. Y por otro, haberse sabido rodear de grandes compositores. Como Carlos Berlanga y Nacho Canut, autores de algunas de las mejores canciones del pop español.
De Miguel Bosé incluyes una extensa entrevista de 2001 y otra de 2022. ¿Cuánto ha cambiado en estos años? ¿Realmente ha perdido el norte?
De Bosé he incluido tres entrevistas. La primera, muy extensa, sí, nunca vio la luz en un medio y en ella hablamos de toda su vida, tanto de su faceta profesional como personal. Se abrió como creo que nunca lo hizo antes. De hecho, esa larga charla y una serie de encuentros posteriores desembocaron en la biografía que escribí sobre él, ‘Con tu nombre de beso’.
¿Cuánto ha cambiado en los últimos 25 años? Mucho, claro, pero como casi todos los artistas recogidos en el libro. No creo que haya perdido el norte, en absoluto. Podemos estar de acuerdo o no en algunas de las decisiones extramusicales que ha tomado en los últimos años, pero Miguel Bosé es muy consciente en todo momento de lo que ha dicho y hecho. Es un hombre inteligente y lúcido, aunque haya algunas de sus actitudes que a muchos les cuesta entender. Y como icono pop es indiscutible. Es un compositor personalísimo, de una gran sensibilidad, y fue uno de los tíos más guapos y elegantes del mundo del espectáculo español.
Bunbury, ¿es la estrella de rock definitiva en español o solo lo parece?
Bunbury me habló de que hay dos Bunbury, el que se sube al escenario y el otro. Creo que su actitud es, sin duda, la de una estrella de rock; que desde que alcanzó el éxito, hace ya muchos años, con Héroes del Silencio, ha sido fiel a una imagen. Es un tipo coherente, te guste más o menos, y su propuesta artística demuestra una gran valentía.
Calamaro es otro que suele vivir en el ojo de la polémica. ¿Sufres mucho cuando alguien a quien admiras derrapa peligrosamente en sus manifestaciones?
Es que a mí no me gusta emitir juicios morales sobre nadie, porque tampoco me gusta que lo hagan conmigo. Puedo coincidir en algunas opiniones y discrepar rotundamente con otras, pero prefiero guardarme mi parecer. No obstante, hay que separar, siempre, al artista de la persona, yo lo hago. Cuando hablo de arte, ya sea de música, cine, literatura o pintura, analizo y valoro las obras, los trabajos, nunca a sus creadores, que son seres de carne y hueso, como tú y como yo, que sangran y, por supuesto, yerran. Y tienen todo el derecho a equivocarse. Porque todos, sin excepción, nos equivocamos en algún momento. Calamaro me parece un artista total con tendencia al caos.
Pau Donés, ¿era una persona tan bella como parecía?
No lo traté en el plano personal, por lo que no podría darte una respuesta certera. Lo que sí puedo decirte es que lo entrevisté varias veces al inicio de su carrera, cuando alcanzó el éxito, y me pareció alguien sin dobleces, bastante sincero en sus manifestaciones y nada pretencioso. Siempre se mostró muy agradecido con todo lo que le había dado la vida, que fue mucho. Y el modo en el que se despidió de la vida me pareció muy emocionante y de una enorme valentía. Creo que alguien que se comporta así no puede ser una mala persona.
De Extremoduro has escrito mucho, pero ¿es posible que Robe esté justo ahora, fuera del grupo, en su mejor momento creativo?
Robe me parece uno de los más brillantes creadores de la música española de todos los tiempos. Su obra al frente de Extremoduro es incontestable, por su calidad, originalidad y valentía, y creo que ahora está haciendo unos discos bellísimos y de una enorme sensibilidad. Te diría que sus discos en solitario, sobre todo los dos primeros, son los más audaces y hermosos que he escuchado, de un artista español, en los últimos años.
Recuerdas a María Jiménez como un volcán. Cuéntanos una anécdota con ella que recuerdes como una sonrisa
María Jiménez fue una artista muy potente en los años setenta y ochenta, y luego decidió apartarse de la música. Resucitó con mucha fuerza a principios de los años 2000 gracias a Lichis/La Cabra Mecánica y, sobre todo, a Sabina. Y a pesar de la doble tragedia que arrastraba, la pérdida de una hija en un accidente de tráfico y una relación sentimental muy tormentosa con el actor Pepe Sancho, con muchas idas y venidas, siempre que la entrevisté me encontré ante alguien que rezumaba vitalidad.
En una entrevista que le hice para la revista ‘Interviú’, y la cual recojo en el libro, propuso que la fotografiáramos recostada en un sofá mientras sostenía una botella de whisky y dejaba caer un chorro en su boca. Una foto muy impactante que acabó ilustrando, a doble página, la entrevista.
Loquillo, el último clásico. ¿Dirías que es más personaje que artista?
El artista ha de ser creador. Sin embargo, Loquillo, aunque no escribe las canciones que interpreta, ha inventado un personaje y una puesta en escena que sí lo convierten en artista. Eso le pasa también a Raphael, que está incluido en este libro.
¿A qué Luz Casal admiras más, a la rockera o a la baladista?
A las dos. Me parece que es la voz femenina más hermosa del rock y el pop español. O, al menos, a mí es la que más me emociona.
Define a Paco de Lucía en tres palabras
Fue un genio.
¿Por qué a alguien como Ramoncín se le ha vilipendiado tanto? ¿Es su caso una de las mayores injusticias del rock patrio?
En los años setenta y ochenta tuvo un éxito descomunal y firmó discos excelentes, pero en cuanto empezó a salir en televisión lo acusaron de vendido, de impostor, de poco auténtico. Su paso por la SGAE afiló aún más el rechazo hacia su persona. Y sí, su caso es una de las mayores injusticias del rock español. Ramoncín lleva unos años inmerso en una gira sin fin y sus actuaciones tienen mucha fuerza. Sus mejores canciones resisten el paso del tiempo y su voz se mantiene en forma.
Raphael sería el caso contrario. Pasan las décadas y sigue ahí, acumulando adeptos. ¿Cuál dirías tú que es el secreto de su éxito?
Es eterno. No desfallece, no se cansa, no cansa. Es un espejo en el que cualquier solista joven debería mirarse. Un ejemplo de constancia, de entrega y de amor por su profesión. Y un gran intérprete, con un dramatismo escénico propio de un actor de teatro.
¿Y el secreto de Miguel Ríos para seguir al pie del cañón del rock a los 79?
Es un caso similar al de Raphael en lo que respecta al amor por su oficio. No se termina de retirar porque aún tiene cosas que decir. ¿Y dónde va a estar mejor que sobre un escenario?
Quién sí se ha retirado es Serrat. ¿De verdad no volverá a subirse a un escenario?
Eso dice él, pero ya veremos porque está hecho un chaval. No obstante, las que no se han retirado, ni lo harán nunca, son sus canciones como torres, que siguen sonando en emisoras de radio, en programas de televisión y, por supuesto, en las casas de medio mundo, y que emocionan como cuando fueron compuestas. Serrat es un monumento andante.
La entrevista a Christina Rosenvinge es la más moderna de las incluidas en el libro. ¿Qué es lo que más admiras de ella?
Es un ejemplo de supervivencia. Hay pocas roqueras de su edad, por no decir ninguna, que sigan en activo e interesando a las nuevas generaciones.
De Sabina también has escrito más que nadie. ¿Es el Sabina de los 75 el Sabina que esperabas? ¿Le queda algo por hacer o decir?
El cancionero de Sabina es envidiable para cualquier escritor de canciones. ¿Cuántos clásicos tiene, treinta? Y eso ya justifica una trayectoria. Creo que aún disfrutaremos de nuevos discos suyos, que siempre incluirán alguna joya. Y en cuanto a las actuaciones, aún le veo girando pero en recintos de menor aforo, en teatros. Todo depende de lo que se cuide la voz.
¿Qué recuerdo se te ha quedado grabado de Antonio Vega?
Conocí a Antonio Vega en la madurez de su carrera y me pareció un hombre inteligente y sensible, y con un discurso muy coherente. Ha dejado canciones bellísimas, algunas de las más hermosas del pop español. Ha sido una referencia para muchos y aún, a punto de cumplirse 15 años de su muerte, lo sigue siendo. Uno de los grandes.