Martha Gellhorn, la única mujer en el desembarco en Normandía: "Fueron injustos con ella“

  • Se cumplen 80 años de uno de los días más terribles y heroicos de la Segunda Guerra Mundial: el Desembarco en Normandía.

  • Sin embargo, entre los testimonios casi nunca se cuenta el de Martha Gellhorn, corresponsal de guerra norteamericana y única la única mujer que llegó a esas playas

  • Entrevistamos a la escritora Rosario Raro, autora de la novela 'Prohibida en Normandía', que recoge su increíble historia

Nadie sabía que Martha Gelhorn estaba allí para cubrir el desembarco en Normandía el 6 de junio de 1944. Y después de la batalla, nadie supo que había estado. Sus fotos y artículos se perdieron en el camino de la guerra a las mesas de edición. Y cuando quisieron publicar su historia, esta fue contada parcialmente. Su presencia en las playas de Normandía se quedaron en el amplio anecdotario de mujeres silenciadas por la Historia oficial.

En 1944, Gelhorn estaba casada con Ernest Hemingway, a quien había conocido en 1936 durante una un viaje familiar a Cayo Hueso y con quien, de hecho, había cubierto la Guerra Civil española. Los unía el espíritu de aventura. Los separaba el ego de él. Estuvieron juntos hasta 1946, año en el que ella decidió seguir su camino en solitario, siempre como corresponsal de guerra.

La escritora Rosario Raro ha hecho una exhaustiva labor de investigación para ficcionar la historia, siempre contada a medias, de su incursión en Normandía, a donde llegó, cuenta la leyenda, después de viajar como polizón en un carguero y hacerse pasar por camillera en un transporte médico.

Desde las fotos de Robert Capa hasta película como ‘Salvar al soldado Ryan’, el desembarco en Normandía ha sido parte del imaginario colectivo y está lleno de un profundo simbolismo. ¿Qué representa para ti?

El desembarco de Normandía fue el hecho fundamental que viró el curso de la Segunda Guerra Mundial y en el caso de mi novela yo no quería que se tratara de un relato épico, sino que fuera un reflejo del grito pacifista de la reportera de guerra estadounidense Martha Gellhorn. Todos tenemos en mente esas imágenes de Robert Capa (que fue seudónimo que creó el del Endre Friedman junto con su mujer Gerda Taro), pero qué hubiera sido también si las fotografías que hizo Martha no se hubieran perdido y se hubiera proyectado la película que John Ford grabó simultáneamente de los hechos.

¿Tenías ese hecho histórico entre tus intereses previamente a la escritura de ‘Prohibida en Normandía’ o empezaste a interesarte gracias a la novela?

En estos 10 años he escrito bastante sobre la Segunda Guerra Mundial, por mis novelas de Canfranc, y el desembarco de Normandía es el hecho trascendental que viró el rumbo de esta guerra hacia el triunfo de los Aliados, por lo que sí, era una historia que yo tenía en mente. Sobre todo por el personaje de Martha Gellhorn y del Ejército Fantasma y pensé que este 2024, como se cumple la efeméride del 80 aniversario, era un buen momento para publicarla.

¿Por qué resulta tan desconocida la increíble historia de Martha Gellhorn? ¿Por qué fue borrada de la Historia?

El caso de Martha Gellhorn fue especialmente injusto. Ella, como corresponde a su profesión de corresponsal de guerra, se jugó la vida y, en este caso, fue la única mujer que estuvo entre 160.000 hombres, según algunas fuentes, en el desembarco de Normandía. Incluso se le tachó de antipatriota porque no había hecho un retrato demasiado épico de esta acción de guerra, sino que también contó sus sombras y habló del enorme padecimiento de la población francesa, contó los bombardeos que hubo en Francia por parte del ejército aliado y resultó bastante incómoda para la propaganda oficial.

También eres periodista, teniendo una historia como esta entre manos ¿Qué te llevó a decidirte por la ficción?

Yo estudié Filología Hispánica, la especialidad de literatura y en ese sentido escribo ficción siempre, es lo que la tradición americana llama faction, ficción basada en hechos reales. Yo siempre he pensado que los documentales y los ensayos nos cuentan los hechos como son, pero que en cambio nos conmovemos con las películas y con las novelas, y lo que yo quería, ya que no se hizo justicia con Martha Gellhorn, por lo menos sí tuviera esta justicia poética y que esa historia se quedará para siempre con los lectores.

The Ghost Army parece algo sacado directamente de la imaginación ¿Podrías explicarnos brevemente en qué consistía?

El Ejército Fantasma realmente parece sacado de la imaginación, sí. Consistió en que en Dover, en el sur de Inglaterra, enfrente de las costas francesas, en el estrecho de Calais, se montara un plató pues digno de una superproducción de Hollywood para simular que el desembarco iba a producirse por allí. Para eso reclutaron a unos 1.100 hombres que no eran soldados sino trabajadores de los grandes estudios de Hollywood, estudiantes de escuelas de arte de Los Ángeles, para que replicaran allí lo que serían los efectivos de más de 100.000 soldados, los campamentos, puertos, tanques… pero todo falso. Los alemanes, de alguna forma, sí que creyeron que iba a desarrollarse por allí, el cine hizo que el número de bajas fueran bastante menor de lo que hubiera resultado.

¿Tuvo Martha Gellhorn relación con este Unidad?

Ella era de Sant Louis, había estado en muchos lugares de América escribiendo lo que supuso la Gran Depresión. Años después pasó una temporada con Hemingway en Hollywood porque estaban adaptando al cine la novela que acababa de publicar Hemingway (y que el guión estaba escribiendo William Faulkner) y parece que recibieron un encargo de la inteligencia británica para escribir lo que se llamaba el histórico de algunos espías ficticios. Pero Martha no quería quedarse allí, sino que quería cruzar el Atlántico y contar el desembarco de primera mano como corresponde una periodista de raza y alguien que aspira a estar siempre en la primera línea de fuego.

¿Crees que como en el caso de Gellhorn hay muchas otras mujeres con papeles relevantes que han sido borradas de la Historia? ¿Alguna otra que te interese para un futuro libro?

Hay un personaje muy interesante que aparece en mi novela, Lee Miller, que fue una fotógrafa que reflejó muy bien el Blitzkrieg, la maniobra de guerra relámpago de Alemania sobre Inglaterra. Y esta mujer, mientras estaba Hitler en el búnker y prácticamente el mismo día en que se suicidó, ella estaba en su bañera de la casa de Múnich. Tuvo una vida absolutamente apasionante, no solamente en el mundo del periodismo hay mujeres silenciadas, también en el mundo del arte, de la literatura… Mujeres que tuvieron relevancia en el momento en el que vivieron pero que no fueron incluidas en el canon estético y entonces ni su vida ni su obra han llegado hasta nosotros y yo creo que está muy bien rescatarlas.

¿Hay diferencias entre la Martha de tu novela y la Martha real? ¿Cómo construyes un personaje de ficción a partir de la realidad? 

La construcción del personaje de Martha Gellhorn la hice a través de sus propios escritos, publicó dos libros en los que recogía sus crónicas de sus viajes al infierno y el rostro de la guerra. Su escritura me sirvió mucho para conocerla, sobre todo, para ver la empatía que tenía con las víctimas de cualquier guerra, para ver su espíritu indómito y absolutamente pacifista, la fuerza que tenía y también sus sombras, porque como como alguien humano no era nada perfecta, como nos pasaba cualquiera de nosotros, que tenemos nuestras virtudes y nuestros defectos. Esa ha sido mi principal herramienta para describirla, retratarla y que tomara corporeidad y se encarnará.

Hemingway fue su marido durante cinco años ¿cree que fue determinante en su vida? ¿en qué sentido?

En un primer momento Hemingway, que no me cabe ninguna duda de que estaba enamorado de ella cuando estaban en Madrid durante la Guerra Civil, la animó mucho a que escribiera, incluso le dio la fórmula, le dijo que hablara de las vidas pequeñas de la gente de a pie que eran los principales afectados, que hablara con las personas que estaban en la cola del carbón, del Pan. Pero cuando Martha Gellhorn comenzó a crecer y era una periodista cada vez más brillante, de alguna forma Hemingway tuvo celos profesionales. A ella la mandaron como corresponsal a la guerra de China en la Segunda Guerra de China y él no llevó demasiado bien ser solo el acompañante. Ella no podía hacerle sombra porque Hemingway ya era un genio y era un mito, tanto en el mundo de la literatura como del periodismo, pero dijo literalmente que prefería tener una mujer en la cama que una periodista en el frente. Eso nos da una idea de su carácter. Y, bueno, yo creo que la imposibilidad de que ella pudiese publicar durante tantos años (y tener que autopublicarse sus crónicas) de alguna forma él tuvo algo que ver, como venganza porque ella fue, además, la única mujer que le abandonó.

¿Crees que se está construyendo una Historia (con mayúscula) no patriarcal? ¿Crees que es posible?

Yo lo que creo es que tenemos que aspirar a que llegue un día en que el género sea un rasgo más y que no sea determinante, que no se proyecten prejuicios y que no se infravalore o sobrevalore a una persona solamente por este motivo. Cuando asistimos a momentos de la historia en los que las mujeres han sido ninguneadas, tachadas, borradas, pues creo que nunca es tarde para hacer esa labor de rescate y traerlas al primer plano de la realidad y de la actualidad.