A los encantos de El Barco de Ávila -sus judías blancas con denominación de origen, el turismo rural o el emblemático castillo de Valdecorneja con su retahíla de leyendas- habrá que sumar a partir de ahora el privilegio de ser una de las capitales del jazz internacional. Para ser exactos, tal honor es, de momento, una aspiración, pero según nos cuentan sus promotores, va tan bien encauzada como el río Tormes que bordea esta pequeña localidad abulense situada a los pies de la sierra de Gredos.
El runrún de Gre2Jazz, que es como se llama el festival que se va a celebrar entre el 29 y 31 de julio, empezó a resonar durante la pandemia. A Fran Rubio, músico profesional y pianista, y su pareja, Susana Ferreira, emprendedora cultural de la comarca, el confinamiento les removió sus cimientos personales y profesionales. Había que buscar el modo de ser fuertes, resilientes y todos esos adjetivos que se hicieron aún más obligados para los artistas.
"Para volver a ponernos en marcha, decidimos ser flexibles -nos cuentan-. Nos apetecía conjugar la cultura con el medio ambiente y dar un impulso al mundo rural. Y decidimos mudarnos desde Madrid a Los Llanos de Tormes, un pueblecito próximo El Barco de Ávila, pero aún más pequeño. No supera la veintena de habitantes en invierno".
Así empezó su aventura. "Somos dos chiflados -reconocen-, pero entendemos que la música, como cualquier otra forma de cultura es esencial para el ser humano. Es lo que nos distingue y define". El Barco de Ávila fue el punto escogido de esa España vaciada que ahora empieza a tomar fuerza, el idóneo para dar impulso a una idea que permitirá difundir cultura de calidad en este entorno rural. Uno animó al otro y, casi sin tiempo, con pocos recursos y con infinidad de restricciones por la situación pandémica, en verano 2021 organizaron la primera edición de Gre2Jazz.
La primera sorpresa, muy grata, fue poder contar con la participación de músicos de talla del danés Martin Maretti Andersen, la madrileña Marta Mansilla y el guitarrista Jaby Sánchez. "Fue todo un éxito. Se cumplió el programa, pudimos pagar a todo el mundo y conseguimos que nuestra web fuese visitada desde más de 40 países", explica con orgullo Fran. Su satisfacción no es para menos. Este año celebran la segunda edición y han conseguido el apoyo de la Junta de Castilla y León y algunos patrocinadores, aunque su objetivo es que cada vez se vayan sumando marcas a este proyecto.
El 29 de julio abrirá el festival este madrileño de 64 años, referente de la fusión de jazz y flamenco. Llenará esta pequeña ciudad con su música "rica en matices, suculenta en su fundamento y sublime en sus contenidos". Su vida, resumida en 250 conciertos anuales desde hace 36 años y un profundo compromiso con el arte, aparece expuesta en su documental 'Trance'. Flautista y saxofonista, Pardo ha trabajado con gente como Paco de Lucía, Chick Corea, Camarón, Tino di Geraldo o Carles Benavent. En él, alma y creatividad funciona como un todo indivisible. Se formó escuchando a Chaikovski, Glenn Miller, Pepe Pinto, Woody Herman, Mozart, Beethoven, Manuel Marchena, zarzuela… Cada uno a su manera le hizo creer en "la vida como arte y en el arte como vida". Por eso se compromete con la cultura de verdad, la que "surge del compadreo", tocando con la misma pasión en una plaza de toros de la España vaciada que en el neoyorquino Carnegie Hall.
A Jorge Pardo le seguirá, el día 30, Berta Moreno, saxofonista, compositora y una de las voces más personales y creativas del saxo tenor. Su último trabajo discográfico, 'Tumaini', surgió de un viaje a Kenia, "una experiencia única que me cambió la vida". Es una de las voces más acreditadas del saxo tenor de su generación y se caracteriza por su calidez y la pasión sobre el escenario. En su estilo personalísimo une jazz, blues y latin. Ha tocado junto a músicos como el percusionista cubano Francisco Mela o el genio británico Steve Wilson. Este último la definió recientemente con estas palabras: "Berta Moreno es una de las voces más personales y creativas del saxo tenor. Su sonido refleja sabiduría, profunda espiritualidad y esa chispa de imaginación".
El día 31 de julio cerrará el festival Antonio Serrano, uno de los músicos más destacados del jazz actual, "dotado de una facilidad técnica fascinante y un profundo conocimiento teórico". Este madrileño de 48 años, de padre jienense y madre uruguaya, se inició en la música de la mano de su progenitor, un músico que desarrolló un método propio de aprendizaje basado en la armónica como base para tocar con facilidad cualquier instrumento. Su armónica pasa del jazz al flamenco y del pop al clásico con el virtuosismo de quien conoce con profundidad la música.
Son artistas de gran personalidad que han desarrollado sus propios sonidos y llegan a El Barco de Ávila desde los festivales de jazz más prestigiosos del mundo. Fran y Susana hablan con entusiasmo de este modo de promocionar el género en el entorno rural. Además de los conciertos, se desarrollarán talleres diarios de entrenamiento musical a cargo de los músicos participantes y conciertos en la calle. La agenda se completará con exposiciones de arte, mercado medieval y actividades para niños y ancianos. "La cultura -remata Susana- es una de nuestras mayores riquezas y si la usamos como forma de luchar contra la despoblación será el mejor indicio de que aún se pueden salvar nuestros pueblos".