Marta Sánchez está a punto de cumplir 37 años sobre los escenarios desde que empezara con 'Olé, Olé' y luego decidiera seguir su carrera en solitario. A sus 56 tiene más claro que nunca lo que quiere y lo que no quiere aquella chica que comenzó a actuar a los 19. La 'Reina del pop', término con el que la bautizó la propia Olvido Gara, Alaska, como ella misma recuerda en una entrevista en 'Elle', y que le "encanta llevar como bandera". Sin embargo, es consciente de que "he sido la niña mimada del pop y bueno tengo ya una edad que quiero ir dirigiendo el barco a otros rumbos". Ese barco le lleva, en este momento a hacer lo que le "apetece" como "disfrutar con conciertos más íntimos aunque sin descuidar los de banda porque tengo muchas propuestas".
El próximo concierto con el que va a deleitar y deleitarse es en el mítico Teatro de la Zarzuela el próximo 24 de noviembre. 'De Cerca' le lleva a hacer un recorrido gran parte de los éxitos que ha cosechado e inevitablemente a hacer un balance a todos estos años. "Pasa el tiempo muy rápido sin darte cuenta. Ha pasado esa casi década que va marcando no solo tu rostro sino también tu energía".
"Sigo teniendo mucha. No me pesa, es ley de vida", reconoce en sus declaraciones a la revista. Tampoco le pesa el hecho de ser mujer dentro de la industria musical. No siente que le hayan exigido más que a los hombres porque "es una pantomima. Hay mucha mujer en la música. Yo creo que es más cuestión de trabajar duro". Aunque haya mujeres que les haya sucedido, ella asegura que no "es mi caso" y que "me ha sentido valorada y respetadísima".
Martísima recuerda como fue su relación con la fama y lo que sucedió con ella: "Yo fui casi un fenómeno social en aquella época. En aquella época me llamaban como una 'Sex Symbol'. Fue un poco un boom. La fama me chocó. Ya no podía ir tanto por la calle, tener esa libertad que tenía antes".
Aun así no ha dejado que "la fama me invada ni acabe con mi vida". Sabe que la fusión artista y público es la doble cara de la misma moneda: "Me gusta hacerme fotos si me las piden en un supermercado. Creo que el día que no me las pidan, tendré un problema".
Intenta que las críticas no le afectan y se siente “muy afortunada por tener solo un 2, 3 por ciento de malas críticas". Aunque no lo parezca, se confiesa “muy insegura”, algo que le ha venido con el paso del años, ya que antes considera que era “más segura”. Aun así tiene la gran suerte de escuchar “que es una de la mejores voces de España, que es lo que yo buscaba desde el principio, que me tomaran en serio musicalmente”. Por eso, para ella su mayor "tesoro" es que "cuando me vaya haber ayudado a la gente con mi música".
“He ido alguna vez a terapia” algo que reconoce que le ha servido y cuando ya ha cogido fuerza, lo ha dejado. Considera que debería normalizarse y que “todos deberíamos ir a terapia si no ir a coaching” porque “todos tenemos carencias” y así poder “gestionar más las cosas”.
En la oscuridad de la noche es cuando “me machaco” porque le “cuesta desconectar porque siempre estoy pensando que podría haberlo hecho mejor”. Recuerda la soledad de los hoteles y los viajes donde se siente la falta del calor del hogar.
Haciendo balance, para ella la maternidad le ha dado más que le ha restado aunque todavía recuerda lo duro que fue para ella tener que dejar a su hija Paula “con la chica o con su madre” durante sus giras. Han pasado 19 años desde que Paula Cabanas Sánchez naciera. Marta ha encontrado tanto en ella como en su madre, las dos mujeres en las que confiar. Ellas son su apoyo, a pesar de que la lejanía de poder ver a su madre le pesa.