En la historia de la música ha habido canciones míticas que necesitaron largos y sufridos procesos creativos para que sus autores las sacaran adelante. Pensemos en 'Bohemian Rhapsody', de Queen, o 'Born to Run', de Bruce Springsteen. Sin embargo, algunos de los temas más celebres del rock y el pop son producto de un fogonazo de creatividad único, de un arrebato incontrolable, de un golpe de genio visto y no visto. ¿Es posible que unos pocos minutos de inspiración divina hayan servido para conceder tanta felicidad a tanta gente durante tantos años? A veces, cuando las musas llegan simplemente hay que dejar que hagan su trabajo, porque un simple parpadeo suyo puede entregarle a un artista las llaves de la eternidad. Seleccionamos aquí diez casos en los que para alcanzar la gloria se necesitó muy poco tiempo (en algún caso un poco más que 15 minutos, pero que la realidad no nos estropee un buen titular).
Puede haber dudas sobre si es la canción más famosa de The Beatles, pero el libro Guinness la acredita como la más versionada de la historia. Lo más curioso es que a Paul McCartney le salió del tirón. Según él, las estrofas y el estribillo se le aparecieron tal cual en un sueño. La melodía era tan memorable que al despertarse la seguía teniendo en su cabeza. Llegó a dudar de si la canción realmente ya existía y si no la había escuchado antes. Pero todo aquel al que preguntó le dijo que no le sonaba, así que se lanzó a grabarla únicamente él con su guitarra y solo necesitó dos tomas. El productor George Martin añadiría después el arreglo del cuarteto de cuerdas que la embellece.
Aquí sí que no hay dudas de que estamos ante el clásico más famoso de Sus Satánicas Majestades. Su canción emblema, la que no han dejado de tocar nunca en directo en todos estos años. Y, como 'Yesterday', su germen también está en un sueño. Concretamente en uno de Keith Richards. El guitarrista se despertó en mitad de la noche con un riff martilleándole la cabeza. Lo registró en una grabadora y volvió a la cama. Al día siguiente, cuando fue a comprobar qué había en la cinta se encontró con "dos minutos de 'Satisfaction' y 40 minutos de mis ronquidos". Cuando se lo enseñó a Mick Jagger este solo necesitó unos minutos para escribir la letra.
Este clásico de la cantautora canadiense Joni Mitchell ha aparecido en numerosas películas a lo largo de los años, desde 'Love Actually' hasta la ganadora del Oscar en 2022 'CODA', y ha sido versionado en infinidad de ocasiones. De hecho, la primera versión grabada no fue la de Mitchell, sino la de Judy Collins en 1967, aunque fue la autora de 'Blue' quien lo escribió inspirada por la lectura de la novela de Saul Bellow 'Henderson, el rey de la lluvia' en un avión. Mitchell dejó el libro, se puso a mirar por la ventana y comenzó a escribir la canción. Cuando el aparato aterrizó ya la tenía terminada. "No tenía ni idea de que iba a ser tan popular como lo fue", ha admitido la cantante.
En 1971 Led Zeppelin trataban de averiguar cómo desentrañar un tema nuevo llamado 'Four sticks', pero la cosa no fluía y el batería John Bonham comenzó a improvisar un solo imitando el comienzo de la canción de Little Richard 'Keep a knockin'. Le siguió Jimmy Page tocando unos acordes de guitarra a lo Chuck Berry y Robert Plant improvisó una letra. En tan solo 15 minutos nació una de las canciones de referencia de la banda británica y una de las pocas atribuidas a sus cuatro miembros, ya que la mayoría fueron acreditadas únicamente a Page y Plant. Una descarga de adrenalina pura que sería elegida por el Salón de la Fama del Rock and Roll como una de las 500 canciones que dieron forma al género.
El guitarrista Berton Averre había compuesto el mítico riff de esta canción mucho antes de unirse a The Knack, pero cuando se lo presentó al cantante Doug Fieger este inmediatamente lo asoció a una chica de 17 años que trabajaba como dependienta de una tienda de Los Angeles y de la que estaba locamente enamorado. No tardaron ni un cuarto de hora en componer el resto del tema. 'My Sharona' se convirtió en todo un éxito de ventas y con el tiempo en todo un clásico de las emisoras FM. Pero más importante aún, Fieger terminó conquistando a la joven, que abandonó a su novio y se fue de gira con la banda. Su relación duró tres años pero Sharona estará con nosotros para siempre.
Uno de los grandes temas de los mods británicos The Jam, incluida en su álbum 'Soud affects' y uno de los pocos de la banda que Paul Weller ha seguido tocando en su carrera en solitario. La canción la compuso en tan solo 10 minutos y en un serio de estado embriaguez, tras haberse pillado una buena cogorza en el pub e inspirado, al parecer, por un poema de Paul Drew. 'That's Entertainment' es un relato desnudo y costumbrista del gris Londres de principios de los 80, muy al estilo de Ray Davies. Se trata del single de importación que más ha vendido en la historia del pop inglés.
Fue la canción que permitió que Guns N' Roses trascendiera al circuito del hard rock angelino y alcanzaran el éxito masivo. El mítico riff con el que se abre surgió por pura casualidad cuando Slash empezó a tocarlo en un ensayo a modo de broma, como si fuera una melodía circense con la que burlarse del batería Steven Adler. Izzy Stradlin se unió entonces con los acordes y luego Axl Rose comenzó a cantar encima un poema que había escrito para su entonces novia y después esposa Erin Everly. En cinco minutos, el que terminaría convirtiéndose en el mayor clásico de 'Appetite for Destruction' estaba listo.
Que una canción construida en torno al sonido de una mandolina se convierta en un megaéxito mundial era una auténtica rareza en 1991 y lo sigue siendo ahora. Peter Buck, guitarrista de los añorados R.E.M, compuso el mayor himno de la banda de Athens en solo 10 minutos, mientras trasteaba con el nuevo instrumento que había adquirido y que no sabía tocar. Casi por casualidad dio con el célebre ostinato en el que se basa la canción, se lo presentó a Bill Berry Mike Mills y Michael Stipe y no tardaron en dar forma en el estudio al tema, una canción obsesiva que habla de amor no correspondido y que catapultó al estrellato a la que hasta entonces había sido la banda indie por excelencia.
Fue el primer single que lanzaron Oasis, en abril de 1994. Aunque en su momento no fue un gran éxito, con el tiempo se convertiría en uno de los temas más populares de los hermanos Gallagher. Curiosamente, Alan McGee, capo de Creation, la discográfica que había firmado a la banda, quería que esa canción que los presentase al mundo fuese 'Bring it on down', pero Noel no estaba para nada de acuerdo. Así que, bastante colocado y enfuruñado, abandonó el estudio, se fue a casa y allí compuso en solo 10 minutos 'Supersonic'. Cuando regresó, le dijo a todo el mundo que dejaran de hacer lo que tuvieran entre manos, que ya tenía el single. Media hora después ya lo habían grabado.
Blur siempre gozaron del favor del público británico, pero no conseguían triunfar en EEUU. Sencillamente allí era como si no existiesen... hasta que publicaron 'Song 2' en 1997. Todo empezó como una broma del guitarrista Graham Coxon, que empezó a imitar en el estudio cómo sonaría un tema grunge de la época. Damon Albarn se unió a la fiesta y, como no tenía letra alguna preparada, empezó a gritar ese furioso 'woo hoo' que terminarían coreando millones de personas. En media hora ya tenían listo el que sería su gran éxito, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.