Apenas hace falta presentación para esta rumba que agitó el flamenco, pero, como todo icono, 'Entre dos aguas' cuenta con su propia leyenda y, aprovechando el 50 aniversario de su publicación, no viene mal recordarla.
Nació en 1973 como ese verso que falta componer un poema, una pieza pensada para ser insignificante. El vinilo 'Fuente y caudal', en el que Paco de Lucía (1947-2014)) llevaba meses trabajando, necesitaba unos minutos de grabación y no merecía esperar más. El compositor algecireño, que entonces tenía 26 años, improvisó en los mismos estudios de la casa discográfica Polygram sin saber que estaba a punto de crear una obra maestra y que eso tan insignificante cambiaría el curso de su vida.
"Allí mismo, en el estudio, llamé a un bajo y a un bongo", dice el guitarrista en el documental 'Paco de Lucía: la búsqueda', que hizo su hijo Curro Sánchez repasando su carrera. En lugar de palmas habituales de las rumbas, prefirió el bongo de Pepe Ébano. Eduardo Gracia, tocó el bajo y Ramón de Algeciras, su hermano, la segunda guitarra. Paco empezó a rasguear la guitarra, esa "hija de puta", como él decía cuando se le resistía una composición.
Y lo que empezó como un garabato enseguida fue tomando cuerpo. En la base estaba una rumba que aún tenía verde y según iba avanzando añadía soniquetes que le venían a la cabeza. Aquí la interpretación de la crítica es de lo más variopinta, si bien parece que hay coincidencia en el influjo de la canción 'Te estoy amando locamente', de Las Grecas, que acababa de componer Felipe Campuzano. Aquel mismo año Los Marismeños había grabado 'Sonido andaluz', con su famosa rumba 'Caramba, carambita', que también se aprecia en 'Entre dos aguas'.
Hay quien ve algunos de los acordes de 'Fly me to the moon', de Frank Sinatra, pero con punteado doble. Al menos eso recogió su amigo Juan José Téllez en su libro 'Paco de Lucía, el hijo de la portuguesa', unas memorias que escribió a partir de las revelaciones de amigos, familiares y músicos. Y una de ellas es que a Paco escuchaba con entusiasmo la versión rumbera de esta canción que había hecho su amigo José Luis Marín.
En su documental 'Paco de Lucía', Curro Sánchez recoge las palabras de su padre contando retazos de su propia leyenda: "Fue totalmente improvisado, por primera vez en mi carrera y en el flamenco, a la manera de los músicos de jazz". Se mostró como lo que era, un artista en estado puro. Al ver el resultado final, una rumba flamenca instrumental de seis minutos, el periodista Jesús Quintero, su manager en aquella época, fue el primero en vaticinar que rompería los récords de ventas. Pero el éxito se hizo esperar. 'Fuente y caudal' fue un disco que se estrenó sin pena ni gloria. No vendió más de 300 copias y enseguida quedó descatalogado.
El loco de la colina sabía que estaba en lo cierto con su pronóstico y decidió que 'Entre dos aguas' debía tomar vida propia. Al cabo de unos meses, en 1974, se editó como single y pidió ayuda a un grupo de periodistas musicales, como Moncho Alpuente, Carlos Tena y Gonzalo García Pelayo, para que se difundiese la composición en RNE y TVE. Enseguida constataron su tirón y se editó un sencillo que acabó superando cualquier expectativa. Ese mismo año se vendieron 300.000 copias y estuvo en los primeros puestos de ventas durante 22 semanas. En 1976, fue single de oro.
Aquella mezcla de sonidos -contrabajo eléctrico, bongos y tumbadoras- rompía los esquemas del flamenco y pudo interpretarse después como un anticipo de la fusión con el jazz que vendría después. Se aprecian también notas de blues y bossa nova. El mestizaje musical era algo que empezaba a popularizarse en Europa y en América Latina con el rock y algunos ritmos latinos y caribeños. A estos solían unirse sonidos africanos, tablas hindúes e instrumentos australianos.
El nombre, 'Entre dos aguas', podría deberse a ese mestizaje, aunque Jesús Quintero siempre defendió que, sin duda, venía de las aguas de los dos mares, Mediterráneo y Atlántico, que bañan Algeciras, la tierra natal de Paco de Lucía.
Está considerada una obra cumbre del flamenco y fue su tema más popular, el que le aupó al podio de la música y le permitió honores reservados a muy poquitos músicos, como actuar en el Teatro Real, en 1975. Era el primer flamenco que pisaba este escenario. Hoy Paco de Lucía está reconocido como una de las grandes figuras del género y a él le debe la guitarra que tomase su propio protagonismo, separándola del cante.
Paco de Lucía no sabía leer partituras. Ni falta que le hacía para conseguir situarse, como decía su amigo, el poeta y flamencólogo Félix Grande, "diez mundos por encima del mundo". Sin embargo, esta particularidad fue la razón que aprovechó el productor José Torregrosa para reclamar la coautoría de su obra, iniciando una larguísima lucha judicial que acabaron ganando los herederos del compositor. En abril de 2023, después de 14 años, una sentencia dictaminó que el maestro algecireño era el único autor de 37 composiciones que Torregrosa, fallecido en 2007, se atribuyó como coautor.
Su viuda e hijas fueron condenadas a devolver todo lo ganado con ellas. Una de las piezas en liza era 'Entre dos aguas'. El magistrado Jorge Montull determinó que Torregrosa se aprovechó de la incapacidad del guitarrista para escribir partituras. Él transcribía la música al papel y al registrarlas se declaraba coautor, sin ni siquiera haber participado en el proceso creativo. Según la abogada, su hija Lucía Sánchez, el empeño de su padre fue siempre que se reconociese su autoría. "Lo que hubiera generado económicamente era residual", declaró.
Con su último disco, 'Canción Andaluza', culminó de forma prematura una carrera de casi 60 años que hizo del flamenco una música universal. 'Entre dos aguas' es todo un símbolo y en su tierra suena casi permanentemente. Es también la música escogida por los publicistas cuando quieren hacer celebrar la vida con sus productos: perfumes, cerveza, agua… La propia Junta de Andalucía ha querido que sea su banda sonora en algunas de sus campañas.