Lleva tres décadas llenando conciertos, copando las listas de venta, reventando la taquilla y convirtiendo en noticia prácticamente cada uno de sus movimientos. Pero como ella misma cantaba allá por 2002, todavía sigue siendo "Jenni, la del barrio". El impacto de Jennifer López, cantante, actriz, empresaria, bailarina, productora y diseñadora, tiene una especial relevancia en cuanto indiscutible icono latino, el más destacado en Estados Unidos. La artista se convirtió en la actriz hispana mejor pagada a finales de los 90, y fue parte crucial de la irrupción de la música latina en la cultura pop a principios de los 2000.
Nacida en Nueva York pero de padres portorriqueños, J.Lo siempre ha reivindicado con orgullo sus orígenes. Y en ellos han jugado un papel principal sus padres, David López y Guadalupe Rodríguez, de 81 y 77 años, respectivamente. De ellos ha dicho en más de una ocasión que, junto con sus hijos Max y Emme (fruto de su relación con Marc Anthony), son el gran motor de su vida, siempre presentes en los buenos y malos momentos de la trayectoria personal y profesional de su hija.
La matriarca del clan nació en la ciudad de Ponce, en Puerto Rico, en el seno de una familia humilde. Trabajó como profesora y vendiendo tápers a domicilio cuando el invento comenzó a popularizarse. Conoció a su marido una vez se instaló en suelo estadounidense. Jennifer siempre ha reconocido estar muy unida a Guadalupe, que, en sus propias palabras, le inculcó la idea de que podía conseguir todo lo que se propusiese. Es habitual verla en las redes sociales de su hija.
No ocurre así con David, el padre de la cantante, totalmente alejado del foco que persigue a su hija. De hecho, hace unos meses, con motivo del Día del Padre (que en América se celebra el 31 de mayo), Jennifer mostraba a su progenitor frente a sus casi 250 millones de seguidores en Instagram, un hecho poco habitual en sus perfiles digitales.
De su padre se sabe que trabajó en una compañía de seguros durante años hasta que se convirtió en técnico informático. David forma parte de la cienciología desde hace décadas, un interés que ha propiciado que a su hija le cueste ver esta fe como algo negativo. Tanto él como su mujer dieron total apoyo a Jennifer cuando manifestó querer ser artista, volcándose con ella.
A ellos se suma las que quizás son las piezas más desconocidas del puzle familiar de la intérprete de 'Let’s Get Loud'. Jennifer tiene dos hermanas: una mayor y otra menor que ella, que han permanecido en un mucho más discreto segundo plano pese a la mayúscula exposición mediática de Jen, como la llaman cariñosamente en casa.
Leslie, la primogénita del clan, trabaja como profesora de ópera en una escuela de ese ya mítico barrio en el que crecieron las hermanas y que la artista popularizaría en 'Jenny From The Block'. La benjamina, Lynda, tiene mayor presencia en los medios al ser periodista: ha trabajado como presentadora en varios espacios matutinos de la televisión estadounidense y es escritora. Lynda es madre de la única sobrina de Lopez: una niña llamada Lucie Wren, de la misma edad que los mellizos de la cantante.