Cuenta Pete Doherty en sus memorias que Amy Winehouse solía pedirle que le inyectara heroína, pero que él se negaba. También cuenta que cuando su padre conoció a Kate Moss el buen hombre le preguntó a la supermodelo "¿Y tú a qué te dedicas, querida?". Sí, el libro está salpicado de anécdotas como esa. Después de todo trata de los años salvajes de uno de los músicos más salvajes de la primera década del milenio (entendiendo aquí como 'salvaje' el abuso de sustancias por parte de músicos blancos ricos del primer mundo), pero sobre todo está salpicado de humanidad (entendiendo aquí por 'humanidad' la capacidad de reflexionar sobre uno mismo).
El ex The Libertines y Babyshambles, muestra en 'Un chaval prometedor' tanto desparpajo como fragilidad. Y no escatima detalles de eso que fuera, junto a la música, uno de los grandes temas de su vida juvenil: las drogas. Los episodios se suceden de manera vertiginosa, solo interrumpidos por momentos de introspección sorprendentemente lúcidos. Ahí está Pete sacándose una foto chutándose para que su camello la venda y así saldar su deuda, o Pete durmiéndose en su coche, con una pipa de crack en la mano, mientras se dirigía al aeropuerto para su viaje de rehabilitación, o Pete entrando a robar a la casa de su mejor amigo -Carl Barat, de The Libertines- y pasando dos meses en la cárcel., "La droga te amortigua un poco no solo la realidad -reflexiona en el libro- sino también la parte de la fama. Sabes que tienes un pequeño muro a tu alrededor, que estás en lugares a los que ningún reportero o paparazzi en su sano juicio será capaz de entrar jamás".
Pete también da un buen repaso a sus relaciones más importantes de la época. Habla de Carl Barat, su compañero en The Libertines al que le había presentado su hermana mayor Amy Jo -vecina de Madrid desde hace más de una década, pro cierto- y con quien siempre tuvo una relación amor odio que con el tiempo parece haberse apaciguado. Y habla también de Kate Moss, con quien tuvo una mediática relación con Kate Moss." También nos hicimos tatuajes iguales esa primera semana. Creo que insistí en eso. Quería que ella demostrara su amor, así que le dije, tienes que hacerte un tatuaje con mis iniciales, tienes que marcarte; era más una cuestión de inseguridad de mi parte", cuenta.
La relación se acabó cuando aparecieron unas fotos filtradas de la supermodelo metiéndose una raya en un ensayo de Babyshambles. Moss perdió contratos millonarios -alguno de cuatro millones de libras con H&M- y dijó que ya estaba bien del pasearse por el lado salvaje. Pete intentó seguirla. Dice en el libro que estaba seguro de su amor y de que este era genuino y mutuo, pero había demasiado caos en ambos como para que aquello pudiera sobrevivir. "Nos atraíamos el uno al otro. Realmente la amaba y sabía que ella me amaba; simplemente había todo este desorden entre nosotros. A veces sólo necesitábamos vernos. Básicamente, ella chasqueaba los dedos y yo corría". Rompieron definitivamente en julio de 2007 no sin antes pasar por nuevas aventuras, como cuando él buscaba una piedra de crack que se le había caído al suelo y accidentalmente presionó el botón de pánico que ella tenía instalado y apareció una docena de policías en su casa. Gesto que ella devolvió quemando su osito de peluche favorito (el de él): "Todavía me duele: era lo único a lo que me había aferrado".
'Pete Doherty. Un chaval prometedor' es el testimonio de un auténtico superviviente de 'una vida que sería imposible repetir' como apunta él mismo. Hoy, a los 44 años lleva al menos tres años sobrio, tiene un aspecto físico que indica una salud alejada de jeringuillas y pipas, y también tiene un hijo con la modelo Lisa Moorish, con quien se casó en 2021. Fue un chaval prometedor y al parecer es un padre cumplidor. No parece un mal punto de partida para un segundo volumen.