Si eres un 'joven nostálgico' de los 80 y tus ojos grises miran al invierno ya sabías que esto tenía que ocurrir. Danza Invisible, tu banda favorita de aquellos tiempos del tupé, se marcha aunque 'Sin decir adiós'. Así se, como uno de sus temas, se llama la gira de 12 conciertos con los que los malagueños echan el telón tras una carrera de más de cuatro décadas (las cumplían el año pasado) y un puñado de éxitos que, ¿alguien lo duda? nos acompañarán al menos cuatro décadas más.
Hablar de Danza Invisible es hablar de 'Sabor de amor', eso es así, aunque le pesara en su momento al propio Javier Ojeda, histórico front man de la banda al que llegó a darle 'coraje que de mí solo se queden con esa canción". Por cómo no hacerlo, Javier, si es alta cima del lirismo gastro-romántico: "Besarte es como comer palomitas de maíz", "besarte es como comer naranjas en agosto y uvas en abril" "del negro de un mejillón/ Son tus ojos en su punto de sal". Y así. Una auténtica orgía de palabras que sonó mañana tarde y noche aquel verano del 88.
Un logro no menor para una banda que, aunque se asocie a La Movida Madrileña, surgió y se consolidó más o menos al margen de la corriente imperante del momento, en los escenarios de Torremolinos. Fundado por Ricardo Texidó proveniente del grupo Cámara, junto con Chris Navas y Manolo Rubio, provenientes del grupo punk Adrenalina, en 1981. Poco después, entró a formar parte Antonio Gil en la sección de guitarras. El último en incorporarse al proyecto de la mano de Ricardo Texidó fue Javier Ojeda, quien sustituyó a Ricardo Texidó como vocalista principal. Paradójicamente, aunque ha sido una banda estable a lo largo de 40 años, su única baja fue Texidó, su fundador, quien se apartó del grupo en 1993 por desavenencias.
Durante los últimos años Danza Invisible ha seguido participando del circuito habitual de la nostalgia. Con conciertos, recopilaciones, eventos conmemorativos, etc. pero también haciendo nueva música. De hecho han seguido tocando y componiendo y 'Tía Lucía', su último disco de estudio, data de 2010. Ha sido una travesía, en palabras de Ojeda, en la que nunca han dejado de 'ser una banda de amigos que se lo pasa bien juntos'.
"Por supuesto hay un pequeño desgaste personal, y quien niegue eso está mintiendo, pero también hay un motivo fisiológico, que es la puñetera edad" ha dicho Ojeda en el diario Sur. Para el intérprete, el fin definitivo de Danza Invisible es, pues, "una noticia que puede parecer muy triste, pero que no es tal". "Vamos a hacer una última gira muy escogida, de solo doce actuaciones estelares en las que queremos celebrar tantos años de amistad, de buen rollo, de juerga sin fin y de infinitos conciertos extraordinarios" agregaba en dicho medio. "Ha sido un orgullo haber sido uno de los grupos de provincias pioneros en demostrar que se podía triunfar".