En la música generalmente no hay mal que cien años dure, ni hachas de guerra que no puedan caer enterradas bajo el peso de una buena saca de dinero. Casi todas las grandes bandas que se separaron tirándose los trastos a la cabeza han terminado volviendo al redil en un momento u otro al calor de un cheque con muchos ceros. Algunas puntualmente para una gira recaudatoria y luego volver a partir peras, como The Police, y otras para estirar una segunda juventud a base solo de conciertos, como Guns N' Roses, o acumulando ya más discos ahora que en su etapa clásica, como los Pixies. Pero, ¿y esos grupos que no se reúnen ni por todo el oro del mundo? ¿Ni por más que se lo pidan de rodillas los fans? Pasan los años y se resisten a los cantos de sirena de una industria ávida de revival nostálgico. De alguna manera son dignos de admiración en su terquedad por preservar intacto el recuerdo de los buenos tiempos, porque aunque a todos nos gustaría volver a verlos juntos una última vez en el fondo sabemos que nada sería igual.
Talking Heads, una de esas bandas capitales en la transición del rock hacia nuevos sonidos entre los 70 y los 80, ha sido la última en rechazar ingentes cantidades de dinero por volver a subirse a un escenario. El todopoderoso festival de Coachella tenía entre ceja y ceja la idea de celebrar el 40 aniversario de la mítica película documental 'Stop Making Sense' reuniendo a la formación original con David Byrne, Jerry Harrison, Chris Frantz y Tina Weymouth, que no tocan juntos desde 1984. No hubo forma de convencerles, a pesar de que, según Billboard, podrían haber ganado hasta 10 millones de dólares por el reencuentro. La promotora Live Nation ha llegado más lejos incluso llegando a ofrecerles hasta 80 millones de dólares por encabezar entre seis y ocho festivales. Si han rechazado también eso es que definitivamente no hay nada que hacer.
Fueron quizás la banda más popular de los años 80 gracias a un disco, 'Brothers in Arms' (1985), que terminó en la estantería de casi todo hogar en el que hubiera un equipo de música de alta fidelidad. Pero a Mark Knopfler, líder sin discusión del invento, no le interesaba mucho la fama ni tocar ante audiencias multitudinarias. Es más, costó trabajo convencerle para que publicara otro disco bajo la marca, 'On Every Street' (1991), y se embarcara en otra gira mundial. Fue la última vez. Ni siquiera el ingreso de Dire Straits en el Rock n Roll Hall of Fame en 2018 sirvió para que el genial guitarrista escocés accediera a dejarse ver con sus excompañeros. El bajista y miembro fundador, John Illsley, ha reconocido recientemente que han rechazado "enormes cantidades de dinero" para volver. Y no tiene pinta de que nada vaya a cambiar.
No son buenos tiempos para Morrissey. De icono del indie británico de los 80 a polémico defensor de posturas extremistas con las que nadie quiere tener nada que ver. Incluso Miley Cyrus pidió que que no se publicara un tema en el que había colaborado con Moz. Sin sello discográfico que le ampare ni nadie que le defienda, al menos habrá que reconocerle al egocéntrico Morrissey que no haya terminado recurriendo a la salida fácil de reunir a The Smiths. No lo hizo cuando llegaron a ofrecerle 75 millones de dólares por una gira mundial y tampoco parece que vaya a hacerlo ahora. Aunque habría que ver qué tendría que decir al respecto el guitarrista Johnny Marr. El fallecimiento del bajista Andy Rourke el año pasado aún hace que sea más quimérico ese regreso.
Vale, la banda de rock más legendaria de los años 70 sí ha tenido un par de reencuentros esporádicos a lo largo de los años tras la disolución a la que llevó la muerte del batería John Bonham. El primero, en el Live Aid 85 con Phil Collins en las baquetas, casi ni cuenta, de lo infame que fue el resultado. La segunda vez, un único concierto en el O2 de Londres en 2007 ante 20.000 afortunados y con el hijo de Bonham como su sustituto, sí fue una noche para el recuerdo. También fue la última ocasión en la que Robert Plant cedió a las presiones de la industria y de su excompañero Jimmy Page para reactivar el viejo dirigible. El vocalista llegó a rechazar 800 millones de dólares que Ricard Branson, el gran jefazo de Virgin, puso sobre la mesa para una gira mundial, para desesperación de un Page más que dispuesto a cobrar el cheque, al igual que el bajista John Paul Jones. "La respuesta siempre es 'no' (...) aunque siempre existe la posibilidad de que me exhumen, me pongan en el escenario en un ataúd y pongan una cinta", ha zanjado Plant.
Que levante la mano quien no pensara hace diez años que a estas alturas los Gallagher ya habrían enterrado sus irreconciliables diferencias en alguna edición de Glastonbury. Pues nada. El tira y afloja entre los hermanísimos ha continuado sin que, de momento, haya habido acuerdo para resucitar al grupo británico más importante de los 90. Y mira que Liam ha estado siempre más por la labor, pero Noel siempre se ha mantenido firme, incluso cuando su divorcio de Sara McDonald pareció que podría servir para limar asperezas, o cuando la Champions levantada por el Manchester City propició el momento perfecto para darse un abrazo. “Vale, lo haríais por el dinero. ¿Pero si ya tuvierais el dinero? Que le den”, dijo Noel en cierta ocasión. Desde luego, los 100 millones de libras que, al parecer, llegaron a ofrecerle no le parecieron razón suficiente.
Todavía en 2024 el regreso de la Mecano sería la noticia más celebrada por varias generaciones que crecieron con su música o que la heredaron de sus mayores. Incluso aunque Nacho Cano haya terminado convirtiéndose un poco en el Morrissey español. En los 80 y en los 90 fueron el grupo patrio más grande, un fenómeno social sin parangón, ni antes ni después, pero los celos y desavenencias entre los hermanos Cano, con Ana Torroja en medio, terminaron conduciendo a la defunción del trío. Periódicamente se especula con su regreso y ellos nunca terminan de decir ni que sí ni que no, sino todo lo contrario. Pero quienes les conocen un poco tienen claro que aquello se acabó para siempre y no volverán jamás. Podría hacerse por dinero, pero hasta ahora no ha habido ceros suficientes.