Es escuchar a Bruce y algo en mí se dispara. Me encanta la música, pero "The Boss" me pirra. Es curioso cómo a veces a los fans no nos importa saber qué hay en la cabeza de aquellos cuyas canciones nos acompañan en tantos momentos geniales o íntimos. Disfrutan, se casan, tienen hijos, se compran casas, trabajan, se van de vacaciones… pero también sufren, discuten, se deprimen, se divorcian, se vuelven a enamorar… y luchan en busca del equilibrio que les abre la puerta a la felicidad. Por todo esto han pasado nuestros protagonistas. Desde Uppers hemos repasado cómo se conocieron Bruce Springsteen y Patti Scialfa, quién es ella y qué giros han dado sus vidas profesionales hasta convertirlas en una historia de amor.
Entrar en la cabeza de Bruce fue posible gracias a que publicó su autobiografía, Born to Run. En ella muestra sus sentimientos y reconoce un interior difícil que sin embargo a dado lugar a increíbles canciones y un éxito mundial.
Con 36 años se casó con la actriz y modelo estadounidense Julianne Phillips, una pareja feliz solo de cara a la galería que duró poco. Enseguida el cantante asumió que su verdadera alma gemela había estado entrando y saliendo de su vida durante 18 años. Era Patti Scialfa y en ese momento la tenía a su lado en cada concierto y en cada ensayo. Había empezado a trabajar como corista en la mítica E Street Band en 1984, un año antes de contraer matrimonio con Julianne.
Bruce reconoce en el libro que le costaba intimidar. En cuanto salía “a la luz mi fragilidad, yo ya no estaba. Carpetazo, todo terminaba y yo volvía a la carretera, metiendo en mi bolsa otro final triste”. Asume que el problema no era la mujer a la que se unía, sino “lo que ellas pulsaban en mí, la exposición emocional, las implicaciones de una vida de cargas familiares”.
En 1985, cuando se casó con su primera mujer Julianne, su álbum Born in the U.S.A. había sido un bombazo. La prensa del corazón lo empujó a la cumbre del famoseo y no por su éxito musical. Era evidente que Bruce buscaba otra cosa y aquello le era incómodo. En las portadas parecían encantados, pero nada más lejos de la realidad.
El cantante llegó a pensar que la modelo no le amaba y solo pretendía utilizarle para prosperar en su carrera. En la autobiografía detalla que su cabeza le hacía pensar cosas que no eran ciertas y que durante su matrimonio pasó por muchos altibajos y ataques de ansiedad que tenía que ocultar. Después insiste en que “Julianne me amaba y no había en ella ni una pizca de malicia o de interés por aprovecharse de mí”.
El siguiente paso fue percatarse de que en realidad era la corista de su banda, Patti, de la que se había enamorado y con la que quería pasar el resto de su vida. El propio Bruce relata en el texto que su relación con ella “es una historia inusual de dos personas que han estado girando en círculos una alrededor de la otra, tocándose tangencialmente y con cautela durante dieciocho años, antes de conectar”.
El cantante tiene toda la razón porque, en 1970, con 17 años Patti se postuló para unirse a la banda de Springsteen. Incluso hablaron por teléfono y él le explicó que “viajábamos muchísimo y que mejor que siguiera en el instituto”. Cuatro años más tarde ella se volvió a presentar cuando volvían a buscar a una corista y el cantante la rechazó otra vez.
Al final, en 1984 se encontraron por tercera vez y empezaron a hablar en una sala de conciertos. Ella cantó, a él le resultó familiar y acabaron flirteando y tomando una copa. Se habían hecho amigos y Patti consiguió entrar en su banda pocos días antes de la gira del álbum Born in the U.S.A.
En realidad, en el matrimonio entre Bruce y Julianne tampoco se hacía vida de pareja. Hacia 1987, mientras la modelo se encontraba de rodaje, él comenzó a quedar más con Patti para trabajar los dúos. Entonces se dio cuenta de que era a ella a quien quería. El cantante decidió que era hora de sincerarse con su mujer y divorciarse.
En sus memorias Bruce cuenta que cuando se casó con Julianne, ella “era joven y su carrera estaba empezando, mientras que yo, con 35 años, podía parecer ya una persona realizada, razonablemente madura y bajo control, aunque en mi interior seguía siendo emocionalmente poco desarrollado y secretamente inaccesible”. Además, reconoce que “le fallé como pareja y como esposo”.
En 1991, Bruce y Patti se casaron, siguen juntos y han tenido tres hijos en común: Jessica, Evan James y Sam Ryan. De todos modos, no ha sido un camino de rosas. El cantante describe que “hubo muchos duelos emocionales… discusiones…”, pero “pusimos a prueba nuestra capacidad para aguantar las inseguridades del otro”.
Insiste en que “ambos estábamos destrozados en muchos aspectos, pero confiábamos en que, con trabajo, nuestros pedazos rotos volverían a encajar de una manera que podría crear algo factible, maravilloso. Y así fue. Creamos una vida y un amor para una pareja de forajidos emocionales. Esa similitud es algo que nos ata y nos une estrechamente”. Tal vez podamos afirmar que esta historia de amor sí que es de las verdaderas…