A Carol Kaye es difícil no conocerla, aunque quizás no por su nombre. Es su estilo y son sus dedos los que están tras algunas de las líneas de bajo más famosas de la historia. Piensa, por ejemplo, en el mítico punteo de la banda sonora original de Misión Imposible. O en los bajos del Pet Sounds de los Beach Boys, en el comienzo de These Boots Are Made For Walking, de Nancy Sinatra, o en Scarborough Fair de Simon and Garfunkel. Ese inmerecido segundo plano tiene varias explicaciones. Kaye pertenece a la ya extinta estirpe de los músicos de sesión, bandas de músicos desconocidos más allá del mundillo que durante los 60 y 70 pusieron música a los temas de los artistas famosos en sus grabaciones. Definieron el sonido de Los Ángeles y la costa oeste entonces y, entre ellos, Carol fue siempre la única mujer.
"Gané más dinero que el presidente", afirmaba la bajista de 85 años jocosa en el documental The Wrecking Crew, que recoge la historia de esa banda a la sombra que estuvo tras el éxito de Beach Boys, The Mamas and The Papas, los inicios de The Byrds y The Monkees de la mano de Phil Spector. Una cinta que recoge su historia pero en la que Kaye, tras estrenarse, se arrepintió de participar. Según contaba a medios como Vulture, porque Hal Blaine, su homólogo a la batería, había acaparado todo el protagonismo inflando la historia. "Nunca nos llamaron así [The Wrecking Crew, los demoledores]", aseguraba.
El mito que acompaña a esta banda de músicos, no obstante, está justificado. Solo Carol Kaye participó en más de 10.000 grabaciones. Hasta tres sesiones para tres discos diferentes, pagadas por horas, llegó a grabar en un mismo día. Pero si Carol y el resto de músicos, entre los que estaban Blaine o Larry Knechtel ,no se hicieron escandalosamente ricos es porque entonces no tenían conciencia de lo que traían entre manos. "La música, hasta entonces, tenía una vida útil de unos 10 años", reconocía Kaye a la publicación estadounidense.
No pensaban allá por los 60 que esos discos en los que estaba quedando atestiguado su talento serían hoy considerados piezas históricas que cambiarían el transcurso del pop. Paul McCartney reconoció que las líneas de bajo del Pet Sounds -que grabó Carol Kaye- habían influido en su trabajo en el Sgt Peppers Lonely Hearts Club. Trabajos por los que les pagaron al peso pero de los que nunca llegaron a cobrar los royalties.
Empezó en la música por supervivencia. Hija de dos músicos de familia humilde y sufriendo las secuelas de criarse con un padre abusivo, la música se convirtió a su vez en una vía de escape y una manera de salir adelante económicamente. A los nueve años, con sus padres divorciados, Kaye compaginaba su trabajo como limpiadora con sus primeras clases de guitarra. Unos pocos años después, habiendo sido madre a los 16, ya estaba sacándose un extra tocando en clubes de jazz por las noches.
Allí fue donde Robert 'Bumps' Blackwell, que trabajaba con Ray Charles, la fichó para trabajar como música de sesión en la grabación de Summertime, de Sam Cooke. Ganando por cada sesión, que duraba unas seis horas, lo mismo que conseguía en toda una semana compaginando sus diferentes trabajos. Kaye cambió los escenarios por el estudio y fue dejando a un lado la guitarra para centrarse en el bajo por una mera cuestión práctica: andar de grabación en grabación cargando dos instrumentos se hacía pesado. Así, con su bajo Fender a cuestas, saltó también del jazz al rock y se labró una carrera que hoy le vale el título de 'primera dama del bajo'.
"El genio de Carol fue coger canciones extremadamente básicas y encontrar una manera de hacerlas interesantes", dice de ella Michael Molenda, de la revista Bass Player. Para Brian Wilson (Beach Boys, con quien compartió infinitas horas de grabación, Kaye es poco menos que "la mejor bajista de la historia, una adelantada a su tiempo".
Su técnica, tocando el bajo con púa, ha creado escuela. Desde que los músicos de sesión desaparecieron paulatinamente a favor de los músicos de las bandas que empezaban a grabar sus propios discos al completo, Carol fue abanderando la enseñanza. Ha publicado varios libros para aprender a tocar el bajo y tiene una escuela online en la que da clases (al menos hasta hace un par de años) a través de Skype.