La España vaciada se queda, también, sin dinero. No de una manera virtual, sino de una manera física. La falta de cajeros automáticos está provocando que, cada vez más, sus habitantes, de avanzada edad en la mayoría de los casos, tengan que buscar soluciones alternativas a la falta de efectivo por la ausencia de estas máquinas dispensadoras y, en el peor de los casos, de sucursales bancarias. Así lo ha avisado el Banco de España, poniendo datos fehacientes sobre la mesa: 1,3 millones de españoles encuentra dificultades para obtener dinero en efectivo, siendo las provincias de Zamora y Ávila las más afectadas, y las personas mayores las que más lo sufren debido a la brecha tecnológica y la imposibilidad de desplazarse a otras localidades para sacar dinero.
El Banco Santander compra el Popular y cierra oficinas duplicadas; La Caixa compra Bankia y cierra más oficinas; el BBVA cierra oficinas para seguir reestructurándose... Y así, en bucle, con los demás bancos y cajas de ahorro.
Desde que estallara la burbuja financiera en 2007 y la posterior reestructuración, y rescate, del sistema bancario, España ha pasado de tener casi 70 bancos a no más de 10 o 12 plenamente operativos. Un ejemplo de este tipo de concentración se puede ver en el caso de Caixabank: Caja Madrid, Bancaja, Caja Ávila, Caja Segovia, Caja Rioja, Sa Nostra, Caixa Penedés, Caja Murcia, Caja Granada, C. Laietana e Insular de Canarias pasaron, después de varios años, a formar parte de Bankia. De 11 nombres se pasó solo a uno, que ahora, además, ya no existe. ¿La consecuencia? Cierres de bancos, oficinas y ausencia de sus cajeros.
El otro motivo que provoca la falta de cajeros hay que buscarlo en las cuentas de resultados de los bancos y cajas. Mantener un cajero "sale caro". Según ING, en una información recogida por Cinco Días, cuesta unos 1.000 euros mensuales tenerlo operativo, por lo que necesitan unas 56 retiradas de efectivo cada día. Algo poco probable en un pueblo pequeño.
Además, un hecho muy típico de los pueblos que se encuentran dentro de la España vaciada es que los cajeros se encuentren dentro de la propia sucursal bancaria, de tal manera que cuando esta cierra definitivamente, el cajero se va con ella. También es muy común la falta de mantenimiento de los que están operativos, por lo que es muy probable que, aun estando físicamente instalado, esté largas temporadas fuera de servicio y sin nadie que acuda a arreglarlo.
Decía un proverbio chino que cuando los elefantes se pelean, la que sufre realmente es la hierba, y en este caso no puede estar más acertado. La falta de cajeros para retirar dinero en efectivo obliga a sus habitantes a adaptar sus costumbres y su economía.
En los pueblos pequeños, de menos de 1.000 habitantes, es común la figura del agente financiero. Un miembro de alguno de los bancos mayoritarios de la zona que acude con determinada periodicidad al pueblo, se instala en el ayuntamiento durante varias horas y ejerce de cajero automático. De este modo los habitantes pueden retirar el dinero de sus pensiones, siendo común que acaben retirando todo el importe de una sola vez para luego administrarse sin necesidad de bancos ni cajeros.
El problema es tan real y tan capilar que afecta a municipios sean del color que sean sus partidos políticos. En Galicia, por ejemplo, el Ayuntamiento de Portas (Portas) decretará un día de luto oficial si se confirma el cierre de la oficina de Abanca en el municipio y retirará todos los fondos de las arcas municipales que disponga en cuentas de esta entidad financiera. Y dicen que Abanca, en este caso, realizaría "un ataque contra los derechos de las personas mayores, víctimas de la brecha tecnológica y abandonados a su suerte a la hora de poder cobrar sus pensiones o atender sus gestiones bancarias".
En Málaga también están en pie de guerra, sobre todo en los pueblos de la Serranía de Ronda y la Axarquía, especialmente afectados por esta exclusión financiera. "El asunto es especialmente grave porque afecta de lleno, por ejemplo, a nuestros mayores. Son municipios pequeños y cuya población está sensiblemente envejecida, lo cual supone una seria dificultad en caso de necesitar desplazarse a otro pueblo vecino", señala Natacha Rivas, vicepresidenta cuarta y diputada responsable del Área de Ciudadanía y Atención al Despoblamiento del Territorio.
Si la iniciativa privada es el problema, la administración pública, en este caso, es la encargada de dar la solución. Al final, si no hay dinero en efectivo circulando, y con la falta de datáfonos en entornos rurales, la economía puede llegar a resentirse, así que a ayuntamientos, diputaciones y gobiernos les toca remangarse y ponerse a buscar alternativas.
Una de las más comunes que han encontrado es la de sufragar, vía presupuestos municipales, los costes de los cajeros para mantener así el servicio. Por ejemplo, la Diputación de Guadalajara ha anunciado que firmará convenios con los ayuntamientos de los 30 municipios donde van a instalarse cajeros automáticos para luchar contra la brecha financiera en el medio rural de la provincia.
En la Comunitat Valenciana, la Generalitat instalará 135 cajeros automáticos en zonas despobladas de la Comunitat Valenciana con una inversión de 8 millones de euros y en la provincia de Almería se empezaron a instalar el año pasado 33 cajeros para luchar contra esta brecha tecnológica. Los resultados no se han hecho esperar. "Es raro el día que no vemos a nadie que acuda a sacar dinero o a realizar cualquier operación", explica la alcaldesa de Laroya, Dolores Moreno, cuyo municipio fue el primero en contar con este servicio. "Ha sido un acierto total, un buen servicio para los pueblos pequeños que nos ha venido maravillosamente. No lo notas hasta que lo tienes", valora.
Por último, Correos también se encuentra instalando cajeros en algunas de sus sucursales. Según informaban a primeros de 2021, "Correos ha iniciado la instalación de cajeros automáticos en 109 oficinas de toda España y está estudiando la instalación de un número de cajeros aún por determinar en zonas rurales, en localidades que no dispongan de ninguna oficina bancaria, pero sí cuenten con algún punto de atención de Correos".
En definitiva, parece que, aunque de manera lenta, se avanza con paso ligero en revertir una situación que afecta al 3% de la población española y, especialmente, a los de mayor edad, menor renta y menor nivel educativo, según el Banco de España, por ser los que utilizan con más frecuencia el efectivo para pagar.