El desperdicio de comida es uno de los grandes problemas sociales que existen, ya no solo porque se tire comida, también por el gasto de dinero que conlleva. Comprar para que acabe en el cubo de la basura. Solo en 2020 se desperdiciaron uno 1.400 millones de kilos de alimentos en nuestro país. Desperdiciar comida significa gastar más dinero en la compra. ¿De qué manera se puede solventar este problema? Aquí entra el método FIFO, que puede ser efectivo para reducir la comida que acaba en el cubo de la basura.
El método FIFO es una recomendación lanzada por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), organismo dependiente del ministerio de Consumo. Este método significa “primero en entrar, primero en salir”, una traducción de “first IN, firsst OUT” en inglés y permite que se evite el desperdicio de comida de los productos con fecha de caducidad.
“Lo primero que entra en la nevera es lo primero que sale. Esta regla sirve para consumir los alimentos mientras aún están frescos y son aptos para el consumo, disminuyendo el desperdicio alimentario”, expone la AESAN. También se podría decir que aquello que primero caduca es lo primero que debe salir de nevera para así evitar que esos alimentos se estropeen y no puedan llegar a servirse en la mesa.
Consumiendo primero los alimentos frescos y los envasados con fecha de caducidad conseguimos no solo reducir el desperdicio de comida, también ahorramos dinero al consumir todo aquello que metemos en la cesta de la compra, impidiendo que muchos de esos productos los compremos para nada porque no los comemos ni cocinamos al estropearse antes de que los consumamos.
Con la inflación al alza, la cesta de la compra no ha hecho más que subir en los últimos meses e ir al supermercado se ha convertido en un gran problema para gran parte de la población que ha visto como todos los productos se han encarecido. Por eso mismo, cada vez se cuenta más hasta el último céntimo en las visitas al supermercado, algo que tenemos que seguir haciendo en casa para que eso que nos llevamos hasta la nevera no acabe en la bolsa de la basura que sacamos por la noche. Un truco sencillo que, aunque todos intentamos llevar a cabo, no siempre llega a buen puerto.