Los supermercados necesitan vender para competir. Para ello, estudian con detenimiento los hábitos de sus clientes en cuanto a consumo se refiere. Te habrá pasado muchas veces: entras en el supermercado pensando en comprar algo que necesitas urgentemente y acabas perdiéndote por los pasillos, con el producto que necesitabas, pero con unas cuantas cosas más en la cesta.
Estos comercios saben exprimir al máximo tu bolsillo y, para ello, utilizan muchos trucos con los que consiguen engañar a tu mente para que se deje llevar por las compras compulsivas. ¡Aquí van algunos métodos que usan los supermercados para que terminemos gastando más durante nuestras compras!
¿Cuántas veces no has ido con prisa al súper y no te has fijado si el precio de un producto va por unidad, peso o cantidad? Los etiquetados enrevesados no son una casualidad. Además, la mayoría de ellos tendrán nueves. Es un truco muy viejo, pero sigue funcionando a la perfección. Esto se debe a que solemos fijarnos solo en la primera cifra, y no contabilizamos los céntimos. Por eso, pensamos que un artículo de 9,90 euros cuesta 9 euros, cuando en realidad cuesta casi 10 euros. De esta forma nos hacen gastar más, sin ser plenamente conscientes de ello.
Cada cierto tiempo cambian las secciones, ya que de esta forma nos obligan a prestar atención mientras hacemos la compra, de esta manera evitan las compras automáticas y atraen nuestra atención hacia nuevos artículos que probablemente no habíamos notado. Los productos básicos suelen colocarse alejados entre sí para que tengas que recorrer un mayor trayecto entre ellos. Además, su ubicación suele variar con asiduidad.
Psicológicamente, ver un carrito vacío nos incita a llenarlo.
Sirve para dar sensación de productos frescos, buen color y saludables. Al tacharlos de la lista una vez en el carrito, es más fácil caer en otros menos 'adecuados'. Además, siempre parecen de los más frescos. Gracias a la iluminación especial y al rociado con agua fresca, estos productos dan la sensación de que acaban de ser cogidos de la planta.
Para hacerte creer que te mueves deprisa, las baldosas de los pasillos con productos más caros suelen ser más pequeñas y, por tanto, parece que el carrito anda más deprisa al pasar más frecuentemente sobre las juntas. Esto hará que te frenes y pases más tiempo en dichas zonas.
Los productos caros suelen estar a 1.60 metros, con el objetivo de no tener que inclinar la cabeza para verlos. Los dulces y las chucherías que gustan a los niños suelen estar un poco más bajos, a la altura de sus ojos.
Los tonos cálidos, como el naranja, fomenta la relajación y la contemplación, lo que provoca que nos detengamos y compremos más.
Puedes pasar horas y horas en un supermercado sin saber si se ha hecho de noche ni qué hora es.
Algunos alimentos van ligados a otros (el pan y el paté, el queso rallado y la pasta o las salchichas y el ketchup, por ejemplo). Conscientes de que maridan bien, estos productos suelen estar situados los unos junto a los otros.
Eso genera que veamos los productos como más frescos.
Pilas, chicles, chocolatinas y golosinas siempre suelen estar cerca de las cajas, pues son productos atractivos en cualquier momento.
En los últimos tiempos podemos escuchar música prácticamente en todas las tiendas y supermercados. No es casualidad, se ha demostrado que la música de ritmo suave nos anima a gastar más dinero. Al contrario, la música más ruidosa y movida afecta las ventas. Lo mejor es la música clásica, que nos relaja, nos hace sentir bien y nos impulsa a gastar más.
Si el supermercado cuenta con un horno en el que se fabrica pan y bollería, estará ubicado a la entrada. Como en el caso de las verduras no solo contribuye a que pensemos que los productos son recién hechos, sino que nos abrirá el apetito con ese olor a pan recién hecho que a todos nos gusta.
Para los que comen por los ojos, los supermercados también tienen buenos trucos. Los envoltorios llamativos o que muestran una versión mejorada del producto en sí son un buen ejemplo. También lo son los grandes carteles con imágenes en detalle de los productos que se venden. Hay casos en los que solo con ver estas fotos se nos hace la boca agua.