Hemos visto fruta cortada en los supermercados, en los bufetes de los hoteles o en los comedores de varias empresas. De hecho, es una opción cómoda que le permite a uno ahorrar tiempo. Sin embargo, ¿te has preguntado alguna vez si se trata de una opción saludable?
El Ministerio de Sanidad ha alertado de los riesgos que conlleva comprar este tipo de productos si los establecimientos no cumplen con unas estrictas condiciones de temperatura, ventilación y almacenamiento.
La piel de la fruta actúa como una capa protectora. Por eso, cuando la cortamos, corre el riesgo de que las bacterias y los microorganismos puedan penetrar en ella y convertirla en un alimento perjudicial para la salud. En el vídeo que acompaña a esta información, algunos consejos para conservarla adecuadamente.
Los criterios que determinan la calidad de la fruta es la ausencia de defectos, la textura, el sabor y el aspecto externo, en el que se incluye el tamaño, el color y la forma. El grado de maduración es otro factor que se tiene en cuenta.