José Ignacio Conde-Ruiz es doctor en Economía por la Universidad Carlos III de Madrid, catedrático de Economía en la Universidad Complutense, subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), ha trabajado en la oficina económica del presidente del Gobierno como director general de Política Económica, como consultor del Banco Mundial... y también es un padre boomer preocupado por el futuro de su hija, una joven estudiante de primero de Físicas. Acaba de publicar 'La juventud Atracada' (Península) donde sostiene que los mayores, gracias a su peso electoral, determinan la agenda política de nuestro país y el destino del gasto público.
¿Están peor los jóvenes de hoy que nosotros a su edad?
Si comparamos a la generación de jóvenes actuales con los de mi generación, nuestro sistema educativo obtiene peores resultados que los que se obtienen en otros países similares; en el mercado laboral, la tasa de temporalidad y de paro de los jóvenes son de las más altas de Europa; se enfrentan al sueño imposible de la vivienda, ya sea en alquiler o en propiedad, cuyo precio ha subido mucho más que sus sueldos; esto les impide emanciparse y condiciona su proyección profesional o personal; además, han vivido en una crisis continua: primero la crisis financiera de 2008, luego la mayor pandemia en un siglo en el año 2020 y ahora los efectos económicos de la guerra de Ucrania. Cuando yo era joven la renta per cápita se multiplicaba por 2 cada 10 años, ahora no ha crecido nada en 16 años.
¿Y además España envejece rápidamente?
Cuando yo era joven el dividendo demográfico era muy positivo, Con una población joven y pocos pensionistas que mantener, los impuestos eran bajos y el nivel de deuda pública también era bajo, alrededor del 30 % del PIB. Ahora el dividendo demográfico se ha invertido, es negativo y ni siquiera pagamos lo que nos corresponde, emitimos deuda púbica, que está por encima del 110% del PIB y el déficit estructural, que es el déficit que tu tendrías cuando la economía está en pleno funcionamiento, es muy elevado. Lo que estamos haciendo es pasar facturas al futuro.
¿Que vivamos más años lo están pagando los jóvenes?
Hay una serie de gastos que no se pueden reducir y que seguirán aumentando con el envejecimiento. La atención a la dependencia, las pensiones más bajas, la sanidad, las políticas activas de empleo a parados de larga duración... esos son gastos que deben ir a más. Pero, por ejemplo, una revalorización de las pensiones del 8,5% para todos, que supuso un aumento de gasto de 16.000 millones, el equivalente a aumentar un 29% el presupuesto en educación, no tenía sentido, y se hizo. Que te empeñes en no adaptar un sistema de pensiones en el que la longevidad ha cambiado, no me parece que sea lo más razonable para los jóvenes.
¿El sistema no funciona?
El sistema de pensiones está desajustado pero no solo por que los boomers hayan llegado a la jubilación. Se ha desajustado porque la gente vive más. El sistema estaba diseñado para morirte a los 75 o 76 años, y ahora no es así.
Ahora hay casi tres trabajadores para pagar una pensión. En 2050 habrá poco más de uno para cada pensión. No va a ser posible que se paguen en las mismas condiciones que ahora, las reformas acabarán llegando, por tanto hay que reescribir el contrato entre generaciones que está implícito en el sistema de pensiones. Aunque nadie quiere que se le cambien las cosas, a veces la realidad te lleva a hacerlo.
¿La culpa es de los boomers?
Es cierto que mientras estén los boomers el gasto será más alto. Pero las generaciones futuras también tendrán una mayor longevidad y tendrán que dedicar más recursos a sus futuras pensiones. Puede llegar un momento en que el joven diga "no te preocupes, cuando me llegue a mí la jubilación ya trabajaré más años o veré qué hago, pero no me hagas pagar 30 años más para eso. Dedica más recursos a otras cosas que me van a beneficiar más".
¿Se avecina conflicto?
No hay guerra entre generaciones, no puede haberla porque si la hubiera, los jóvenes la tendrían perdida. Es una cuestión de aritmética de voto, se va a hacer siempre lo que quieran las generaciones más numerosas.
La gente de 45 o 50 años debe comprender que siempre les ha acompañado la política, porque al ser grupos numerosos la política hacía cosas para favorecerles. Lo que denuncio en el libro es que ahora los jóvenes están peor que los jóvenes de otras generaciones, y que no ocuparse de ellos va en detrimento de todos. Hacer una política cortoplacista, no pensar en mejorar la educación, no pensar en la pobreza infantil, en el I+D, en el cambio climático, en el mercado laboral, etcétera, eso va en detrimento de todos, porque en el futuro ellos serán los trabajadores que tendremos.
Hay que aumentar algunas partidas, en eso estamos de acuerdo, pero porqué no hacemos viviendas de alquiler para jóvenes, o rentas de emancipación, o apoyo a las familias para que las madres puedan tener hijos, porque no ponemos tutorías para cerrar la brecha educativa que se abrió durante la pandemia y que ha dejado atrás a algunos chicos, porque no mejoramos la educación pública para que no seamos el 30 o el 40 en el informe Pisa, cuando nos correspondería ser el 10, son casos que considero más prioritarios que subir las pensiones más altas, y no se hace.
¿Cómo mejoramos esto?
Yo me conformaría con que la gente comprendiera la situación de los jóvenes, y que están en peor situación que otras generaciones, quizá de esta forma se empatice más hacia ellos y no seamos tan reacios a comprender sus problemas.
Lo que la gente se olvida a la hora de votar es que tu pensión va a ser mejor cuanto más numerosa y educada sea la generación más joven, porque tu pensión la pagará la generación que está ahora estudiando y que tendrá más hijos, si tiene más facilidades para hacerlo.
En un reciente informe que hicimos el economista Vincenzo Galazzo y yo para Fedea sugeríamos algunas ideas. Por ejemplo, bajar el voto a los 16 años y hacerlo obligatorio. Los jóvenes votan menos, están menos implicados, y son heterogéneos. Además es más difícil llegar a ellos por las nuevas formas que tienen de informarse. No solo es que sean menos, y por tanto menos atractivos desde el punto de vista electoral, es que es más difícil llegar a ellos. Yo me pregunto por qué un joven a los 16 ya puede trabajar, pero no se le deja votar. No cambiaría mucho las cosas, porque la demografía política les será siempre contraria. En los próximos 25 años las generaciones mayores ganarán peso en el electorado, no es la solución, pero sí les daría más protagonismo.
¿Qué es la regla de gasto intergeneracional?
Es otra de las propuestas que hacemos en este documento. Se trataría de que cada euro adicional que vaya a las personas mayores debería ir asociado a un euro adicional para las generaciones jóvenes, pero no para el interrail o el bono cultural, sino para políticas que mejoren el crecimiento a largo plazo.
Pero eso aumentaría el gasto.
Sí, pero así el político tendría que equilibrar la manta para estar todos mejor tapados dentro de lo posible.
También propones votar a políticos que apoyen a los jóvenes, pero eso no parece probable.
Los políticos deberían ir después. Primero debe ser la sociedad quien lo demande y luego que los políticos lo ofrezcan. La solución pasa porque la generación boomer empatice con los jóvenes y a la hora de votar piense también en ellos.
Parece que los jóvenes tienen poco margen.
Lo único que puede hacer cambiar las cosas es que los jóvenes son la primera generación global de la historia. Conocen los idiomas, la tecnología, no tienen problema en moverse y pueden decidir dónde vivir. Si aquí les castigan con cotizaciones e impuestos muy altos y no pueden desarrollar un proyecto de vida, se irán. Los jóvenes votan con los pies, siempre se van a poder ir donde les traten mejor.