Aunque aún hay que esperar al próximo mes de noviembre, la decisión de Rafa Nadal es irrevocable. Deja el tenis para siempre. Después de un 2023 marcado por las lesiones y un agridulce regreso a las pistas en 2024, el campeón balear ha resuelto colgar la raqueta a los 38 años tras la disputa de la Copa Davis en Málaga. ¿Y ahora qué? Pues ahora a ocuparse de sus múltiples negocios y dar buen uso a su notable patrimonio, que Forbes estima en 310 millones de euros. Es decir, a disfrutar de su bien ganada jubilación, con pensión incluida.
¿Pero tienen los deportistas derecho a una pensión pública? Pues sí, pero una limitada. Por eso es tan importante para un deportista planificar bien su retiro. Y por eso las diferentes asociaciones de profesionales han ido creando fondos de pensiones para sus miembros. Es el caso de la NBA y también de la ATP o Asociación de Tenistas Profesionales.
El plan de Jubilación de Jugadores de la ATP tiene el objetivo de proporcionarles apoyo financiero a los extenistas durante su la jubilación. Este plan, que se estableció y puso en marcha formalmente en 1990, ofrece a los partícipes en el mismo prestaciones durante 20 años a partir de los 50. Así que por el momento Nadal no podría recibirla.
Este plan de jubilación se nutre de los premios de los torneos, derechos de imagen y licencias. El plan reserva una cantidad por cada jugador que haya realizado aportaciones y cumpla las condiciones. Hasta ahora un tenista debe de estar en la élite del tenis profesional por espacio de cinco años, entre los 125 mejores en individuales y entre los 40 mejores en dobles.
Además, en 2018 se creó un plan alternativo para aquellos que contribuyeran durante un periodo de tres años. Cada año, cierto número de jugadores (el último fueron 300) son elegibles para un año de crédito (aportación) basado en la participación de torneos ATP.
En 2023, se aportaron un total de 17,27 millones de euros al fondo del Plan de Jubilación de Jugadores de la ATP. La aportación individual a las cuentas de cada jugador en 2022 fue de 167.800 euros. Los 165 jugadores profesionales que cumplieron los criterios de elegibilidad la temporada pasada recibieron unos 105.000 euros como contribución en 2023.
Como decíamos más arriba, Nadal también podrá acceder a una pensión de jubilación pública, aunque para ello tendrá que esperar a llegar a la edad mínima para recibirla, que es de 65 años (de los que 38 tienen que ser cotizados); o 66 años y medio si se tienen menos años de contribución a la Seguridad Social.
En España hay que cotizar un mínimo de 15 años para poder cobrar la pensión mínima. Además, dos de estos años deberán de estar dentro de los 15 inmediatamente anteriores a la jubilación, requisito que se convierte en el principal hándicap para la mayoría de deportistas profesionales, que dejan de serlo a los 40 años como muy tarde.
Esto tiene su incidencia en la pensión que recibirán. Por salario e ingresos, muchos tenistas cobran lo suficiente para tener la pensión máxima, pero no la consiguen porque no siempre reúnen los 36,5 años necesarios para recibir el 100% de la pensión de jubilación.