La campaña 'Si no te cuidan que no hereden', auspiciada por la Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada (ACUMAFU), en Madrid, lucha por conseguir que los ancianos puedan desheredar más fácilmente a los hijos de lo que permite el Código Civil. Desde que comenzara la pandemia se han multiplicado los casos de mayores que no reciben la ayuda o los cuidados que necesitarían por parte de sus hijos, por lo que se plantean no dejarles nada en herencia. A veces no existe ningún tipo de contacto con ellos, y la mayoría no tienen una explicación clara para este distanciamiento. El caso de Felipe es uno de esos con los que trata a diario este centro, pero su situación es un poco distinta.
Una disputa por la herencia y por los poderes notariales de este documento ha provocado que este jubilado de 80 años, afincado en Madrid, haya terminado enfrentado con su hija, según recoge La Información. Hace más dos años, cuando todavía no había pandemia, la relación que Felipe tenía con su familia era de lo más normal. "Nos queríamos todos y nos respetábamos todos", ha explicado el hombre. Todo cambió cuando empezaron las conversaciones sobre la futura herencia.
Una de sus hijos quería ser nombrada albacea, esto es, la persona encargada de ejecutar la última voluntad del testador, pero Felipe no estaba de acuerdo. Tampoco aprobaba sus pretensiones de heredar más que sus hermanos argumentando que ella había sido la única que se había hecho cargo de sus padres. A partir de ahí todo fue deteriorándose. Para Felipe, el motivo principal por el que se ha llegado a esta situación es el económico. " Aquí de lo que se trata es de dinero, dinero y dinero", se lamenta.
En estas situaciones la ACUMAFU siempre intenta un procesos de reconciliación, antes de iniciar un asesoramiento para comenzar los trámites para desheredar. Este es el punto en el que se encuentra Felipe, quien contactó con el centro al enterarse de la campaña que estaban promoviendo. Pero no ve marcha atrás. "Yo ni olvido ni perdono, yo contigo he terminado", le dijo a su hija en una de sus últimas conversaciones. Está convencido de que su hija ha maquinado a sus espaldas, junto a su esposa, para que acepte las condiciones que ha marcado para la herencia.
"Lo que se trata es amilanarme de manera que deje de lado mis pretensiones legítimas y tratar, mediante amenazas, que deponga mi actitud, cosa que por supuesto no voy a hacer. Hasta hace dos años, desconocía la maldad que podía tener mi hija", reconoce el hombre, que está pendiente de que se resuelvan otros asuntos judiciales que tiene con su familia. Después decidirá si inicia los trámites para desheredar a su hija.
Por su parte, desde la ACUMAFU celebran los logros obtenidos desde el comienzo de su campaña. "Si gracias a ella hemos conseguido que unos hijos egoístas, que no quieren perder parte de la herencia, vuelvan a ver, aunque sea egoístamente, a sus padres, nos sentimos satisfechos", asegura el presidente de la Asociación, Marcelo Cornellá.