El acoso laboral es una de las experiencias más desagradables que puede experimentar un trabajador. De hecho, las consecuencias pueden ser bastante perjudiciales y van desde el deterioro de la salud mental a la renuncia, pasando por la baja productividad, agresividad o tristeza. Y no es un problema residual. Casi un 23% de las personas empleadas lo han sufrido, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT); es decir, más de una quinta parte de los trabajadores ha experimentado episodios de acoso laboral.
Pese a la alta frecuencia con la que ocurre, una situación de acoso laboral no siempre es fácil de detectar. Muy a menudo se produce de manera soterrada y poco evidente desde fuera. Desde la pandemia, con la llegada del teletrabajo, la violencia y el acoso en el trabajo ha dejado de ser un fenómeno exclusivo del entorno físico de la oficina, y ha empezado a darse también en la distancia. Es lo que se llama ciberacoso laboral.
"El fondo es el mismo; se siguen desplegando conductas no deseadas que crean un entorno intimidatorio, hostil o humillante, pero cambian las formas y los medios que se emplean", explica Raquel Blanco, abogada laboralista y profesora colaboradora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). La diferencia en los casos de violencia o acoso laboral en el teletrabajo es que el aislamiento físico se sustituye por aislamiento digital y ambiental. ¿En qué situaciones podrías estar viviendo ciberacoso laboral?
Por otra parte, el acoso en el contexto laboral se puede combinar con acciones en las redes sociales que impliquen difamación o ataque a la persona, algunas veces abiertamente y otras desde el anonimato. "Es frecuente que las personas causantes de acoso utilicen las redes sociales para obtener información extralaboral sobre su víctima, que luego emplean para sus fines o para descubrir puntos de vulnerabilidad", recuerda Galán.
Lo primero que debes hacer si te encuentras en una situación como las referidas es activar el protocolo de acoso de la empresa y poner la tecnología al servicio de tu defensa. "Al contrario de lo que sucede en el acoso presencial, en el que muchas conductas son verbales y no dejan ninguna prueba ni hay testigos, en los sistemas de teletrabajo el correo electrónico, el WhatsApp, las órdenes y comunicaciones por la intranet, las videoconferencias (que pueden ser grabadas), etc., sí que van dejando rastro", afirma Raquel Blanco.
Si eres víctima de acoso es aconsejable que conserves las pruebas de lo que está sucediendo, que serán esenciales en caso de denuncias ante la Inspección de Trabajo o en la vía judicial. Igual que en el acoso presencial, "el mejor consejo que se puede dar es consultar a un profesional del derecho y recabar apoyo psicológico, ambas cosas cuanto antes".
Los expertos también recuerdan que las empresas no están exentas de responsabilidad. Con independencia de su tamaño, todas están obligadas a evaluar los riesgos psicosociales y deben articular protocolos contra el acoso moral y sexual en el trabajo, así como contra la discriminación.